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En aquellos días, como había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y si los enviare en ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos. Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?
a. Tengo compasión de la gente: La situación era similar a la alimentación reciente de los cinco mil. Vemos a ambos, una multitud hambrienta y a un Jesús con compasión, así que Jesús presentó el dilema a sus discípulos: ¿Qué hacemos?
b. ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto? Nos podemos imaginar a Jesús esperando que unos de sus discípulos pudiera decir, “Jesús, Tú hiciste esto antes. Puedes hacer la misma obra otra vez.” Jesús esperaba que ellos pudieran tener Su fidelidad como una promesa para satisfacer su necesidad presente.
Él les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete. Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud. Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusiesen delante. Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas. Eran los que comieron, como cuatro mil; y los despidió. Y luego entrando en la barca con sus discípulos, vino a la región de Dalmanuta.
a. ¿Cuántos panes tenéis? Jesús les pidió que renunciaran a su propia comida esta vez. Antes utilizaron la comida de un niño pequeño, pero esta vez Jesús hace que los discípulos den.
b. Entonces mandó a la multitud que se recostase: “Él no tenía la intensión de una comida corrida, una comida ligera, sino un gran banquete, una buena comida, y por lo tanto, hizo que se sentaran y que alimentaran su hambre.” (Trapp)
c. Los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante: Jesús hizo lo que Él únicamente podía hacer – el milagro de creación. Pero Jesús dejó que los discípulos hicieran lo que ellos podían hacer – la distribución del pan.
d. Tenían también unos pocos pececillos: Al parecer los discípulos no le presentaron los peces a Jesús sino hasta que vieran que Él podía multiplicar el pan. Ellos necesitaban ver que podemos estar seguros en dar todo a Jesús.
i. “¿Porqué no se mencionó esto antes? ¿Podría ser que fueron retenidos por los discípulos incrédulos hasta que vieran como el pan era multiplicado? Aparentemente los peces fueron bendecidos de manera separada, y luego fueron distribuidos de la misma manera que el pan.” (Ironside)
e. Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas: Al final de la comida, ellos juntaron más pan que con lo que habían comenzado. Esta era una provisión milagrosa. Las siete canastas mostraba que Dios proveía de Su abundancia.
i. Algunos eruditos argumentan si este milagro en específico sucedió. Ellos dicen que esto es solamente un recuento de la alimentación de los 5,000. Su argumento principal es, “¿cómo pudieron los discípulos olvidar la obra previa de Jesús tan rápidamente?” Pero aun los Cristianos maduros, habiendo experimentado el poder y provisión de Dios, algunas veces actúan con incredulidad. Esto no es de sorprenderse.
Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo, para tentarle. Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación.
a. Pidiéndole señal del cielo: En la mente de los Fariseos, esta no era una petición por otro tipo de milagro que Jesús ya había realizado. Ellos pedían por una señal del cielo dramática, algo similar al fuego de Elías del cielo (1 Reyes 18).
i. Para tentarle: Este no era un encuentro amistoso. La palabra tentarle podría ser traducido a probarle. Los Fariseos tentaron a Jesús para que realizara una señal milagrosa, de la manera que Satanás le tentó para que lo hiciera en el desierto.
b. Y gimiendo en su espíritu: Este ataque, y la incredulidad, mostraba a un Jesús angustiado. Él estaba sorprendido en la incredulidad y en la audacia de estos líderes religiosos. “El suspiro físico, su causa espiritual – un sentido de una enemistad irreconciliable, incredulidad invencible, y destrucción venidera.” (Bruce)
i. Esta demanda, de una señal “especial”, era un ejemplo extremo de la arrogancia y orgullo de los Fariseos hacia Jesús. Esencialmente ellos decían, “Tú has hecho muchos milagros pequeños. Ve a las ligas mayores y muéstranos algo en verdad.”
c. No se dará señal a esta generación: Jesús se rehusó debido a que Sus milagros no son hechos con la intención de convencer a incrédulos endurecidos. Pero Jesús hacia los milagros para mostrar el poder de Dios en el contexto de la misericordia. Aquellos que creen que si las personas ven suficientes señales vendrán a la fe, suponen saber más que Jesús. Él condenó a la generación que buscaba una señal.
Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la otra ribera. Habían olvidado de traer pan, y no tenían sino un pan consigo en la barca. Y él les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes.
a. Guardaos de la levadura de los fariseos: Esta levadura no era solamente leudo, sino una pizca de masa que se dejaba de la última hornada, como cuando se prepara pan de masa fermentada. Así era como el pan comúnmente se leudaba en el mundo antiguo, y una pequeña pizca de masa del último bulto podía hacer que un nuevo bulto de masa se levantara y se “hinchara”. Así, el trabajo de la levadura era considerado como una ilustración del trabajo del pecado y el orgullo. La presencia de poco puede corromper una gran cantidad.
i. “Algunas veces, los Judíos utilizaban la palabra levadura de la manera que nosotros utilizaríamos el término de pecado original, o la naturaleza del mal o la naturaleza humana.” (Barclay)
b. Mirad, guardaos: Jesús esencialmente dijo, “Guárdense de las maneras inicuas que los Fariseos y Herodes piensan acerca del Reino del Mesías, pues en un corto tiempo Yo les revelaré la verdad de ello a ustedes.” Ambos, Herodes y los Fariseos, idealizaban el Reino como un poder y autoridad dominante. Herodes lo miraba más como una autoridad y poder político, y los Fariseos lo miraban más como un poder y autoridad espiritual, pero ellos aun miraban el reino con esta manera de pensar.
Y discutían entre sí, diciendo: Es porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis? Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete. Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?
a. Es porque no trajimos pan: Cuando Jesús habló de la levadura de los Fariseos y de la levadura de Herodes, los discípulos no lo relacionaron para nada con una idea espiritual. Todo en lo que ellos podían pensar era en el pan que va al estomago, no al pan que va al alma.
b. ¿No entendéis ni comprendéis? Jesús confrontó a Sus discípulos acerca de su falta de entendimiento. De esto sabemos que ellos pudieron hacer mejor que eso. Ellos pudieron haber entendido más si se hubieran aplicado a si mismos más.
c. ¿No entendéis ni comprendéis? SU entendimiento debió de haber estado basado en ver lo que Jesús ya había hecho. Siempre podemos tomar la fidelidad pasada de Dios como una promesa de SU cuidado y amor continuo.
i. Esta es una de las situaciones en donde desearíamos tener grabado las palabras de Jesús para escuchar que tono de voz estaba usando. ¿Era un tono que comunicaba enojo, preocupación, o frustración? Sabemos que aun cuando Jesús confrontaba a Sus discípulos, Él lo hacía en amor.
Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.
a. Escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima: Adam Clarke tenía una perspectiva interesante en cuanto a esto: “Es como si esto se hubiera hecho únicamente para separar los párpados; como, en ciertos casos de ceguera, parecen que estos siempre están engomados. Se requería de un milagro para restaurar la vista, y esto era hecho en consecuencia de que Cristo puso sus manos sobre este hombre ciego: no se requerían de milagros para abrir los párpados, y, por lo tanto, se utilizaron únicamente medios naturales – esto era hecho al frotarlos con saliva.”
b. Puso otra vez las manos sobre los ojos: Este es la única sanidad “gradual” o “progresiva” descrita en el ministerio de Jesús. Es otro ejemplo de la variedad de los métodos de sanidad que Jesús utilizaba.
i. Jesús probablemente escogió este método en ese momento como una ilustración a Sus discípulos, mostrándoles en aquel momento que su ceguera espiritual – mostrada en el pasaje previo – sería sanada, pero únicamente de manera gradual.
Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas. Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo. Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno.
a. ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Jesús no hizo esta pregunta debido a que Él no supiera quien era Él o debido a que Él tenía una dependencia torcida en la opinión de los demás. Él hizo esta pregunta como una introducción para una pregunta más importante que le seguiría.
b. Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas: Las personas que pensaban que Jesús era Juan el Bautista no sabían mucho acerca de Él, y ellos no sabían que Jesús y Juan habían ministrado en el mismo tiempo. Pero tanto Juan como Elías fueron reformadores nacionales que se mantuvieron firmes en contra de los gobernantes corruptos de sus días.
i. Quizás al ver a Jesús como Juan el Bautista o Elías, las personas esperaban por un mesías político el cual echaría a los poderes corruptos que oprimían a Israel.
c. Y vosotros, ¿quién decís que soy? Estaba bien para los discípulos el saber lo que otros pensaban de Jesús. Pero Jesús debía de preguntarles, como individuos, que era lo que ellos creían acerca de Jesús
d. Tú eres el Cristo: Pedro conocía la opinión de las masas – aunque eran complementos para Jesús – no eran certeros. Jesús era mucho más que Juan el Bautista, o Elías, o cualquier profeta. Él era más que un reformador nacional, más que un obrador de milagros, más que un profeta. Jesús era el Cristo, el Mesías.
i. Al llamar a Jesús el Mesías estaba bien en el marco, pero era fácilmente malinterpretado. En la manera de pensar de la mayoría de las personas en los días de Jesús, el Mesías era un superhombre político y nacional. “Cerca del cierre del periodo del Antiguo Testamento, la palabra ‘ungido’ asumió un significado especial. Denotaba la idea de un rey ungido y que se le daba el poder de Dios para liberar a su pueblo y establecer un reino justo.” (Wessel)
Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Esto les decía claramente.
a. Que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho: Esta era la obra necesaria del Mesías, y estaba predicho en pasajes como Isaías 53:3-12. Él debe ser muerto, y Él debe, después de Su muerte, resucitar.
i. El padecimiento y muerte de Jesús debía ser debido a dos grandes hechos: el pecado del hombre y el amor de Dios. Mientras que Su muerte fue el ejemplo final del pecado del hombre en contra de Dios, también era una expresión suprema del amor de Dios hacia el hombre.
b. Esto les decía claramente: Este era un choque increíble para cualquiera que esperaba o creía que Jesús era el mesías nacional y político. Es como si un candidato presidencial anunciara al final de su campaña que éste iría a la capital de la nación para ser rechazado y ejecutado.
i. “¡Un Mesías que es afligido! ¡Impensable! El Mesías era el símbolo de fuerza, no de debilidad.” (Wessel)
ii. “Algunas veces se consideraba que el Mesías era descendiente del rey David, pero más comúnmente se pensaba que él era una gran figura de súper hombre que llegaba a la historia para rehacer el mundo y que al final vindicaría al pueblo de Dios …El Mesías sería el conquistador más destructivo de la historia, aplastando a los enemigos para su última aniquilación.” (Barclay)
Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
a. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle: El intento de Pedro era amor por Jesús, pero él fue involuntariamente utilizado por Satanás. No tienes que estar endemoniado par que Satanás te use, y debemos de mantenernos en guardia para que no seamos utilizados de una manera involuntaria.
i. Mateo 16:17-19 nos da más detalle de este pasaje. Vemos allí que después de que Pedro hizo la confesión de fe, registrada en Marcos 8:29 (Tú eres el Cristo), le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Jesús fue más allá para edificar a Pedro después de la palabra de elogio. No es difícil ver los pasos que siguió Pedro:
· Pedro confesó a Jesús como el Mesías.
· Jesús elogió a Pedro, diciéndole que Dios se lo reveló.
· Jesús contó Su inminente padecimiento, muerte y resurrección.
· Pedro sintió que eso no estaba bien, y él creyó que él escuchó de Dios.
· Pedro reconvino a Jesús.
ii. Podemos inferir que si Pedro era lo suficientemente audaz para reconvenir a Jesús, él tenía la confianza de que Dios le dijo lo que estaba bien y de que Jesús estaba mal. En donde todo se estropeó fue en que Pedro estaba muy confiado en su habilidad de escuchar de parte de Dios.
· Lo que Pedro dijo no se alineaba con las Escrituras.
· Lo que Pedro dijo estaba en contradicción hacia la autoridad espiritual sobre él.
b. ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Esta fue una reprensión fuerte de parte de Jesús, pero totalmente apropiada. Aunque hace unos momentos antes Pedro habló como un mensajero de Dios, él luego habló como un mensajero de Satanás. Jesús sabía que había un propósito satánico en desanimarlo de Su ministerio en la cruz, y Jesús no permitiría que ese propósito tuviera éxito.
i. Podemos estar seguros de que Pedro no se había dado cuenta que habló por parte de Satanás, de la misma que un momento antes él no estaba consciente de que habló de parte de Dios. Muy a menudo es fácil el ser una herramienta de Dios o del diablo de lo que solemos creer.
c. Porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres: Jesús expuso el cómo Pedro llegó a esta manera de pensar satánica. él no hizo una elección deliberada para rechazar a Dios y abrazar a Satanás; él simplemente dejó que su mente se asentara en las cosasde los hombres en lugar en las cosas de Dios, y Satanás tomó ventaja de ello.
i. Pedro es un ejemplo perfecto de cómo un corazón sincero acoplado con la manera de pensar del hombre conduce al desastre.
ii. La reprensión de Pedro hacia Jesús era evidencia de la levadura mencionada en Marcos 8:15. Con su mente puesta en las cosas de los hombres, Pedro vio que el Mesías era únicamente la personificación del poder y la fuerza, en lugar de un siervo que debía de padecer. Debido a que Pedro no podía soportar a un Mesías afligido, él reprendió a Jesús.
Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
a. Niéguese a sí mismo, y tome su cruz: Era lo suficientemente malo para los discípulos el escuchar que Jesús sufriría, sería rechazado, y que moriría en la cruz. Ahora Jesús les dice que ellos debían de hacer lo mismo.
b. Niéguese a sí mismo, y tome su cruz: Todos supieron lo que Jesús quiso decir cuando Él dijo esto. Todos sabían que la cruz era un implacable instrumento de muerte. La cruz no tenía otro propósito.
i. La cruz no se trataba sobre ceremonias religiosas; no se trataba acerca de tradiciones o sentimientos espirituales. La cruz era una medio para ejecutar a las personas. En estos 20 siglos después de Jesús, nosotros hemos santificado y ritualizado la cruz. Cómo la recibiríamos si Jesús nos dijera, “¿Camina por el corredor de la muerte todos los días y Sígueme”? El tomar tu cruz no era un viaje; era un viaje únicamente de ida.
ii. “El soportar la cruz no se refiere a alguna irritación en la vida. En lugar de eso, implica la manera de la cruz. La ilustración es la de un hombre, que ya ha sido condenado, al cual se le requería que llevara su cruz al lugar donde sería ejecutado, de la manera que se le requirió a Jesús que lo hiciera.” (Wessel)
iii. “Cada Cristiano debe llevar la Cruz, dijo Lutero, y hacer algo más que estos monjes que se han hecho a si mismos cruces de madera, y llevarlas en sus espaldas continuamente, haciendo que todo el mundo se ría de ellos.” (Trapp)
c. Jesús se niegaa si mismo de la misma manera que lleva su cruz. Las dos expresan la misma idea. La cruz no se trataba de una promoción propia, o una afirmación propia. La persona que llevaba la cruz sabía que ellos no se podían salvar a ellos mismos.
i. “El negarnos a nosotros mismos no es lo mismo que la abnegación. Practicamos la abnegación cuando, por un buen propósito, ocasionalmente rendimos cosas o actividades. Pero nos negamos a nosotros mismos cuando nos rendimos a Cristo y nos determinamos el obedecerle.” (Wiersbe)
ii. El negarnos a nosotros mismos significa el vivir como una persona centrada en los demás. Jesús fue la única persona que hizo esto de una manera perfecta, pero nosotros debemos de seguir Sus pasos (y sígame). Esto es el seguir a Jesús de la manera más sencilla: Él llevaba una cruz, y camino corredor de la muerte; así deben hacer aquellos que lo siguen.
Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mi y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder.
a. Todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará: Debemos de seguir a Jesús de esta manera debido a que es la única manera en la que podremos hallar vida. Suena extraño el decirlo, “Nunca vivirás sino hasta que marches por el corredor de la muerte con Jesús,” pero esa es la idea. No puedes obtener resurrección de vida sin morir primero.
i. Tú no pierdes una semilla cuando plantas, aunque pareciera muerta y enterrada. Pero liberas a la semilla hacia aquello cuyo propósito tuvo desde el inicio.
b. ¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? El evitar el caminar por el corredor de la muerte con Jesús significa que nos ganamos todo el mundo, y terminamos perdiendo todo.
i. Jesús mismo tuvo la oportunidad de ganar el mundo al adorar a Satanás (Lucas 4:5-8), pero en lugar de ello, Él encontró vida y victoria en la obediencia.
ii. Sorprendentemente, las personas que viven de esta manera antes de Jesús son las que son felices de una manera genuina y real. El dar nuestra vida a Jesús completamente y el ser una persona que vive centrado en los demás no se lo lleva de nuestra vida, sino que le añade.
c. Porque el que se avergonzare de mi y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él: No es fácil el caminar por el corredor de la muerte con Jesús. Esto significa que debemos de asociarnos con alguien que fue despreciado y ejecutado. Pero si nosotros estamos avergonzados de Él, Él estará avergonzados de nosotros.
i. “Si Cristo Jesús hubiera venido al mundo como un hombre poderoso y opulento, vestido con gloria y honor terrenal, él hubiera tenido una multitud de partidarios, y la mayoría de ellos fueran hipócritas.” (Clarke)
ii. Jesús vendrá de nuevo en la gloria, y si nosotros nos rebelamos en contra del mundo, la carne, y el diablo, nosotros compartiremos la gloria.
iii. La mayoría de las personas piensan en cuanto a seguir a Jesús como el conformarse a los establecido. En realidad, Jesús nos llamó a que nos rebeláramos en contra del orden establecido de este mundo. Somos llamados a rebelarnos en contra de la tiranía de la carne, en contra del temor y la conformidad de este mundo, en contra de las tradiciones de los hombres. Jesús anima a una rebelión de esclavos, en donde los esclavos del pecado, Satanás, y el mundo, se rebelan en contra de sus amos.
d. Hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder: El caminar con Jesús no solamente significa una vida de muerte y de cruces. También significa una vida del poder y la gloria del reino de Dios. Jesús prometió que algunos de Sus discípulos verían destellos de ese poder y gloria.
i. “La revelación de la gloria de Jesús en presencia de los tres discípulos corresponde a la seguridad de lo que algunos verán.” (Lane)
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