David Guzik :: Levítico 9 – Más acerca de la Santificación de los Sacerdotes

Levítico 9 – Más acerca de la Santificación de los Sacerdotes

A. Introducción: Dios llama ministro a Aarón.

1. (1) Moisés llama a Aarón y sus hijos.

En el día octavo, Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos de Israel;

a. En el día octavo: Toda la ceremonia de santificación duró más de una semana. No fue un proceso fácil ni rápido. El llamado hacia el sacerdocio vino en el día octavo, el día de un nuevo comienzo. Después de siete días de paciente compañerismo con el Señor en Su tabernáculo, Dios estaba listo para hacer una nueva obra en y a través de los sacerdotes.

2. (2) Ofrendas para Aarón.

y dijo a Aarón: Toma de la vacada un becerro para expiación, y un carnero para holocausto, sin defecto, y ofrécelos delante de Jehová.

a. Toma de la vacada un becerro para expiación: Como parte de la ceremonia de santificación, Aarón y sus hijos vivieron por toda una semana en el tabernáculo de reunión. Pero aún así tenían pecado por expiar durante esa semana. La ceremonia de consagración no hizo a Aarón y a sus hijos perfectos. Durante los siete días de estar solamente varados en el tabernáculo él añadió más pecado a su cuenta que necesitaba limpiarse.

i. A través de la repetición del sacrificio, Dios también quería mostrar que a pesar de lo útil que eran los sacrificios de animales, no estaban completos y no podrían dar fin a los pecados. Solamente el sacrificio perfecto del Mesías podría hacer eso.

b. Y un carnero para holocausto: A pesar de que Aarón pasó la semana pasada en una dedicación especial para el Señor, aún había mucho por dar. A pesar de que esta era una experiencia importante de dedicación, la idea de santificación debía de seguir en la vida de Aarón y de todos los sacerdotes de Dios.

B. Aarón inicia el ministerio sacerdotal.

1. (3-6) En un contexto de expiación y obediencia, Dios muestra Su gloria.

Y a los hijos de Israel hablarás diciendo: Tomad un macho cabrío para expiación, y un becerro y un cordero de un año, sin defecto, para holocausto.Asimismo un buey y un carnero para sacrificio de paz, que inmoléis delante de Jehová, y una ofrenda amasada con aceite; porque Jehová se aparecerá hoy a vosotros.Y llevaron lo que mandó Moisés delante del tabernáculo de reunión, y vino toda la congregación y se puso delante de Jehová.Entonces Moisés dijo: Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá.

a. Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá: Todo lo que Aarón hizo en la semana pasada le preparó para este momento. Esta era la meta final de la semana de separación y consagración hacia el Señor – la demostración de Su gloria.

2. (7) Aarón comienza a ministrar al pueblo.

Y dijo Moisés a Aarón: Acércate al altar, y haz tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo; haz también la ofrenda del pueblo, y haz la reconciliación por ellos, como ha mandado Jehová.

a. Haz tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo: Aarón debía primero lidiar con su propio pecado, después podría obrar verdaderamente como un sacerdote, listo para servir a otros.

b. Haz la reconciliación por ellos, como ha mandado Jehová: El sacerdocio de Aarón existía para la gloria de Dios y para el beneficio del pueblo – no para su propio beneficio. El cargo de sumo sacerdote era uno de gran autoridad, pero aún de mayor responsabilidad.

3. (8-14) Aarón ofrece un sacrificio por su propio pecado, junto con un holocausto.

Entonces se acercó Aarón al altar y degolló el becerro de la expiación que era por él.Y los hijos de Aarón le trajeron la sangre; y él mojó su dedo en la sangre, y puso de ella sobre los cuernos del altar, y derramó el resto de la sangre al pie del altar.E hizo arder sobre el altar la grosura con los riñones y la grosura del hígado de la expiación, como Jehová lo había mandado a Moisés.Mas la carne y la piel las quemó al fuego fuera del campamento.Degolló asimismo el holocausto, y los hijos de Aarón le presentaron la sangre, la cual roció él alrededor sobre el altar.Después le presentaron el holocausto pieza por pieza, y la cabeza; y lo hizo quemar sobre el altar.Luego lavó los intestinos y las piernas, y los quemó sobre el holocausto en el altar.

a. Entonces se acercó Aarón al altar y degolló el becerro de la expiación que era por él: Esto fue una demostración de honestidad y humildad delante del pueblo. Aarón, antes de ofrecer una expiación por el pueblo, públicamente ofreció una para sí mismo, identificándose a sí mismo con el pueblo. Este sacrificio le decía a la nación, “Yo soy un pecador quien también necesita expiación.”

4. (15-21) Aarón ofrece un sacrificio por parte del pueblo.

Ofreció también la ofrenda del pueblo, y tomó el macho cabrío que era para la expiación del pueblo, y lo degolló, y lo ofreció por el pecado como el primero.Y ofreció el holocausto, e hizo según el rito.Ofreció asimismo la ofrenda, y llenó de ella su mano, y la hizo quemar sobre el altar, además del holocausto de la mañana.Degolló también el buey y el carnero en sacrificio de paz, que era del pueblo;y los hijos de Aarón le presentaron la sangre, la cual roció él sobre el altar alrededor;y las grosuras del buey y del carnero, la cola, la grosura que cubre los intestinos, los riñones, y la grosura del hígado;y pusieron las grosuras sobre los pechos, y él las quemó sobre el altar. Pero los pechos, con la espaldilla derecha, los meció Aarón como ofrenda mecida delante de Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.

5. (22-24) Dios bendice a Israel con una demostración de Su gloria.

Después alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo bendijo;y después de hacer la expiación, el holocausto y el sacrificio de paz, descendió.Y entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo de reunión, y salieron y bendijeron al pueblo; y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo.Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros.

a. Después alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo bendijo: El corazón de Aarón estaba para con el pueblo. El deseaba bendecirles, y así que alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo bendijo. Su lavamiento, santificación, justificación, consagración, esperando en y para el Señor, su identificación con el pueblo, y humildad, cada cosa le puso el deseo de bendecir al pueblo más que a sí mismo.

b. La gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de delante de Jehová: Dios confirmó Su presencia al enviar fuego. Los sacerdotes estaban allí, la ofrenda estaba allí, el Tabernáculo estaba allí, y la nación estaba allí, pero todo estaba incompleto sin el fuego de Dios.

i. La Biblia nos da siete ejemplos donde Dios mostró aceptación del sacrificio con fuego del cielo:

· Abel (Génesis 4:4)

· Aarón (Levítico 9:24)

· Gedeón (Jueces 6:21)

· Manoa (Jueces 13:19-23)

· David (1 Crónicas 21:28)

· Salomón (2 Crónicas 7:1)

· Elías (1 Reyes 18:38).

ii. El fuego a menudo estaba asociado con la presencia y obra de Dios. Deuteronomio 4:24 nos dice,Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.Juan el Bautista prometió que Jesús bautizaría con el Espíritu Santo y fuego(Mateo 3:11). El Espíritu Santo manifestó Su presencia en el día del Pentecostés por lengüetas de fuego (Hechos 2:3). Jesús dijo:Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido? (Lucas 12:49)

iii. A pesar de que esta ceremonia de consagración tiene una aplicación espiritual para nosotros, obviamente no fuimos consagrados hacia el sacerdocio de manera literal por esta ceremonia. Sin embargo, nuestro sacerdocio es real y esta trazado por el patrón del sacerdocio de Jesús, quien nunca participó por tal ceremonia. El sacerdocio de Jesús estaba basado en un juramento, como en Hebreos 7:21-22:porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. Nosotros también somos hechos sacerdotes, no por una ceremonia, sino por un juramento – la promesa de Dios – al igual que Jesús.

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