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Habló Jehová a Moisés, diciendo: Toma a Aarón y a sus hijos con él, y las vestiduras, el aceite de la unción, el becerro de la expiación, los dos carneros, y el canastillo de los panes sin levadura; y reúne toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión.
a. Toma a Aarón y a sus hijos con él: Éxodo 29 registra el mandamiento que Dios le dio a Moisés para llevar a cabo la ceremonia de consagración con Aarón y sus hijos. Ahora que el tabernáculo Estaba terminado era tiempo para llevar a cabo la ceremonia.
i. Éxodo 29:1 declaraba el propósito de la ceremonia: para que sean mis sacerdotes. Esto es, para apartar sacerdotes para el propósito y voluntad de Dios.
ii. Ya que en Jesús somos un sacerdocio santo… un real sacerdocio (1 Pedro 2:5, 9) hay mucho que podemos aprender por analogía de esta ceremonia de consagración. Dios quiere separarnos para Su propósito y voluntad, y Él utiliza estos principios para cumplir esa meta.
b. Reúne toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión: Dios dio una lista específica de cosas necesarias para la ceremonia de consagración, y ordenó que toda la congregación fuera testigo de esta ceremonia. No se haría en secreto.
Hizo, pues, Moisés como Jehová le mandó, y se reunió la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión. Y dijo Moisés a la congregación: Esto es lo que Jehová ha mandado hacer.
a. Esto es lo que Jehová ha mandado hacer: Todo el asunto de las cosas de la consagración era el plan de Dios, no el plan de Moisés. En algunas maneras este era un plan extraño y sucio, pero era el plan de Dios para el proceso de consagración.
Entonces Moisés hizo acercarse a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua.
a. Aarón y sus hijos: Esto no era una ceremonia para cualquiera en Israel. Habían ceremonias de consagración especiales disponibles para todos – tal como el voto Nazareno en Números 6. Pero esta ceremonia era para sacerdotes, para Aarón y sus hijos.
b. Y los lavó con agua: El proceso de consagración comenzó con lavamiento. Todos los ministerios sacerdotales comienzan con limpieza, y un lavamiento que era recibido: los lavó con agua. Aarón y sus hijos no se lavaron a sí mismos; ellos fueron limpiados.
i. Esto era de cierta manera humillante, debido a que fue realizado públicamente a la puerta del tabernáculo de reunión. No podemos ser limpios de nuestro pecado sin ser humillados primero.
ii. “Algunos intérpretes Judíos han mantenido que el lavamiento de Aarón y sus hijos fue por inmersión, así como era requerido del sumo sacerdote en el día de expiación (Levítico 16:4).” (Harrison)
iii. Este gran lavamiento era una cosa que ocurría solo una vez. De ese tiempo en adelante solo tendrían que lavar sus manos y sus pies.
iv. Como estos antiguos sacerdotes, cada Cristiano es lavado por la obra de la palabra de Dios (Efesios 5:26), por la obra de regeneración del Espíritu Santo (Tito 3:5). Esta obra de lavamiento fue completada por la muerte de Jesús por nosotros (Apocalipsis 1:5) y es apropiada por medio de la fe.
Y puso sobre él la túnica, y le ciñó con el cinto; le vistió después el manto, y puso sobre él el efod, y lo ciñó con el cinto del efod, y lo ajustó con él. Luego le puso encima el pectoral, y puso dentro del mismo los Urim y Tumim. Después puso la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra, en frente, puso la lámina de oro, la diadema santa, como Jehová había mandado a Moisés.
a. Y puso sobre él la túnica: Después de haber sido lavados, el sacerdote debía de ser vestido – pero no con sus propios vestidos. Debía de ponerse una vestimenta dada por Dios.
i. Así como estos antiguos sacerdotes, cada creyente es vestido en Cristo Jesús y su justicia (Apocalipsis 3:5). Esta es una vestimenta que es dada gratuitamente por Jesús, pero recibida y “usada” por fe.
ii. “Nota que estos vestidos fueron provistos para ellos. No les costó nada, no laboraron para tejerlos, ni tenían habilidades para realizarlos; simplemente debían de ponérselo. Y tú, querido hijo de Dios, debes ponerte la vestimenta la cual Cristo Jesús proveyó para ti, a su propio costo, y que gratuitamente te otorga con un amor sin condición.” (Spurgeon)
b. Le ciñó con el cinto... el efod... el pectoral... la mitra: Cada uno de estos específicos artículos de la vestimenta fueron hechos para el sumo sacerdote, vestimenta que muestra gloria y para la belleza del sacerdocio (Éxodo 28:2).
Y tomó Moisés el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él, y las santificó. Y roció de él sobre el altar siete veces, y ungió el altar y todos sus utensilios, y la fuente y su base, para santificarlos. Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo. Después Moisés hizo acercarse los hijos de Aarón, y les vistió las túnicas, les ciñó con cintos, y les ajustó las tiaras, como Jehová lo había mandado a Moisés.
a. Y tomó Moisés el aceite de la unción: El aceite fue rociado en las cosas inertes, para mostrar que específicamente fueron separadas para el servicio del Señor.
b. Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo: Los sacerdotes también debían de ser ungidos. El aceite (una ilustración del Espíritu Santo) era derramado sobre sus cabezas, indicando que era dado en gran medida, no en pequeña cantidad (Salmos 133:2). Las cosas eran rociadas, pero sobre las personas el aceite era derramado.
i. Y las santificó: Esto significa que el aceite de la unción separó a Aarón. Si algo es santificado, es apartado para el servicio de Dios. Una vez que fue rociado por aceite, el tabernáculo dejó de ser una simple tienda; el altar ya no era una hoguera; y Aarón ya no era un simple hombre.
ii. “No hay ninguna declaración en el Antiguo Testamento del porque el aceite tipifica al Espíritu Santo. El aceite era ampliamente utilizado en las lámparas. Mientras ardía la lámpara, el aceite parecía desvanecerse en el aire. Dicha conexión entre el aceite y el aire podría ser la posible tipología natural en la cultura Hebrea.” (Kaiser)
iii. Así como estos antiguos sacerdotes, cada creyente tiene una unción (1 Juan 2:20) la cual pueden recibir y andar por fe.
Luego hizo traer el becerro de la expiación, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro de la expiación, y lo degolló; y Moisés tomó la sangre, y puso con su dedo sobre los cuernos del altar alrededor, y purificó el altar; y echó la demás sangre al pie del altar, y lo santificó para reconciliar sobre él. Después tomó toda la grosura que estaba sobre los intestinos, y la grosura del hígado, y los dos riñones, y la grosura de ellos, y lo hizo arder Moisés sobre el altar. Mas el becerro, su piel, su carne y su estiércol, lo quemó al fuego fuera del campamento, como Jehová lo había mandado a Moisés.
a. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro: El lavamiento en la puerta del tabernáculo era solo un aspecto del lavamiento simbólico del pecado. También debía existir el castigo por la culpa, y esto sucede en la expiación. Mientras Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro, ellos simbólicamente transferían su pecado hacia el becerro.
i. “La palabra Hebrea significa más que el simplemente poner la mano de manera ligera, nos da la idea de presionar la mano de una manera fuerte al colocarla sobre la cabeza del becerro. Cada uno vino y se recargo sobre la víctima, cargándolo con su carga, indicando su aceptación de este substituto, su alegría de que el Señor aceptaría esa víctima en su lugar. Cuando colocan sus manos sobre el becerro, hacían una confesión de pecado.” (Spurgeon)
ii. Como estos antiguos sacerdotes, cada creyente únicamente puede ser santificado hacia Dios a través del sacrificio. Nuestra consagración debe de ser mayor, ya que fue hecha a través de un mayor sacrificio – el sacrificio del propio Hijo de Dios.
b. Tomó la sangre, y puso con su dedo sobre los cuernos del altar alrededor, y purificó el altar: El altar fue santificado con la sangre de la expiación, y lo mejor del animal fue quemado delante del Señor – el resto fue destruido fuera del campamento. La ofrenda por el pecado dice, “Hemos errado en dar lo mejor a Dios. Este animal ahora da lo mejor para expiar nuestro fracaso, y hemos decidido el vivir ahora dando lo mejor, aún como este animal el cual muere en nuestro lugar.”
i. La idea detrás de la antigua palabra Hebrea para altar es esencialmente “el matadero.” El antiguo altar– un lugar de muerte – fue hecho santo y consagrado a Dios. Así como ese antiguo altar, el altar del Nuevo Pacto – la cruz – es transformado de un lugar de muerte a un lugar apartado para dar vida.
Después hizo que trajeran el carnero del holocausto, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero; y lo degolló; y roció Moisés la sangre sobre el altar alrededor, y cortó el carnero en trozos; y Moisés hizo arder la cabeza, y los trozos, y la grosura. Lavó luego con agua los intestinos y las piernas, y quemó Moisés todo el carnero sobre el altar; holocausto de olor grato, ofrenda encendida para Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.
a. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero: Como el sacrificio de expiación antes de esto, el holocausto también de manera simbólica recibía los pecados de los sacerdotes mientras colocaban sus manos sobre la cabeza del animal y confesaban sus pecados.
b. Y quemó Moisés todo el carnero sobre el altar: El carnero fue completamente quemado delante del Señor, y su sangre rociada sobre el altar. El holocausto decía, “Hemos fracasado en dar nuestro dodo a Dios. Este animal ahora da su todo para expiar por nuestro fracaso, y decidimos vivir desde ahora dando nuestro todo, así como este animal que murió en nuestro lugar.”
i. Esta demostración de compromiso total hacia el Señor llegó después de los primeros tres aspectos de la ceremonia: el lavamiento, unción, y expiación. Sin que estas tres cosas se llevaran a cabo primero, en verdad que no nos podemos dar a nosotros mismos a Dios.
Después hizo que trajeran el otro carnero, el carnero de las consagraciones, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero. Y lo degolló; y tomó Moisés de la sangre, y la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el dedo pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo pulgar de su pie derecho. Hizo acercarse luego los hijos de Aarón, y puso Moisés de la sangre sobre el lóbulo de sus orejas derechas, sobre los pulgares de sus manos derechas, y sobre los pulgares de sus pies derechos; y roció Moisés la sangre sobre el altar alrededor.
a. El otro carnero, el carnero de las consagraciones... Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero: La expiación por el pecado fue hecha con el sacrificio de expiación y el holocausto. Pero en su santificación los sacerdotes aun se necesitaban identificar con la víctima del sacrificio. Su identificación con el sacrificio fue más allá de la expiación.
b. Tomó Moisés de la sangre, y la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón: Para expresar la idea de santificación, la sangre del carnero era colocada en la oreja, pulgar de su mano derecha y pie derecho. Era sangre del carnero – no la lana, ni la grasa. Dios quería que la vida de la víctima del sacrificio marcara a Sus sacerdotes santificados.
i. Levítico 17:11 es uno de los muchos pasajes que expresan este principio: Porque la vida de la carne en la sangre está. Dios quería que la vida de la víctima del sacrificio fuera evidente en el cuerpo del sacerdote.
c. La puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el dedo pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo pulgar de su pie derecho: Estos sacerdotes consagrados fueron marcados con la sangre del sacrificio. Debieran de oír diferente debido a que la sangre estaba sobre su oreja. Debían de caminar diferente debido a que la sangre estaba sobre dedo pulgar de su mano derecha. Debían de caminar diferente porque la sangre estaba en el dedo pulgar de su pie derecho.
i. Específicamente era colocada sobre la oreja, mano y pie derecho. Dios sentía que ellos pudieran hacer lo que quisieran con su oreja, mano o pie izquierdo. Esto es porque el lado derecho era considerado superior, con más fuerza y habilidad (debido a que la mayoría de las personas son diestras). Dios quería que lo mejor fuera dedicado hacia Él.
Después tomó la grosura, la cola, toda la grosura que estaba sobre los intestinos, la grosura del hígado, los dos riñones y la grosura de ellos, y la espaldilla derecha. Y del canastillo de los panes sin levadura, que estaba delante de Jehová, tomó una torta sin levadura, y una torta de pan de aceite, y una hojaldre, y las puso con la grosura y con la espaldilla derecha. Y lo puso todo en las manos de Aarón, y en las manos de sus hijos, e hizo mecerlo como ofrenda mecida delante de Jehová. Después tomó aquellas cosas Moisés de las manos de ellos, y las hizo arder en el altar sobre el holocausto; eran las consagraciones en olor grato, ofrenda encendida a Jehová. Y tomó Moisés el pecho, y lo meció, ofrenda mecida delante de Jehová; del carnero de las consagraciones aquella fue la parte de Moisés, como Jehová lo había mandado a Moisés.
a. Tomó la grosura, la cola: El segundo carnero usado en esta ceremonia de consagración – el carnero cuya sangre fue aplicada en la oreja, mano y pie del sacerdote – era usado como una ofrenda mecida delante de Jehová.
b. Mecerlo como ofrenda mecida delante de Jehová: Parte de este segundo carnero – las mejores partes – eran puestas junto al pan, torta, y el hojaldre y era primero mecido delante de Dios como un acto de presentación. Luego estas porciones eran quemadas en el altar como un acto de entera devoción.
Luego tomó Moisés del aceite de la unción, y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció sobre Aarón, y sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de sus hijos con él; y santificó a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus hijos con él.
a. Tomó Moisés del aceite de la unción, y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció: La sangre por sí sola no era suficiente. Dios quería que la sangre estuviera mezclada con el aceite, y que dicha mezcla fuera rociada sobre los sacerdotes. Tenía que haber una combinación tanto del sacrificio como del espíritu (representado por el aceite de la unción).
i. “Si hermanos, debemos de conocer la doble unción, la sangre de Jesús la cual nos limpia, y el aceite del Espíritu Santo la cual nos perfuma. Está bien el ver como estos dos se combinan en uno…es una terrible torpeza el dejar la sangre y el aceite como opuestos, siempre deben de ir juntos.” (Spurgeon)
b. Sobre sus vestiduras: Esta mezcla de aceite y de sangre manchó la vestidura de Aarón y sus hijos. Sería un largo recordatorio de la ceremonia de consagración.
Y dijo Moisés a Aarón y a sus hijos: Hervid la carne a la puerta del tabernáculo de reunión; y comedla allí con el pan que está en el canastillo de las consagraciones, según yo he mandado, diciendo: Aarón y sus hijos la comerán. Y lo que sobre de la carne y del pan, lo quemaréis al fuego.
a. Hervid la carne a la puerta del tabernáculo de reunión; y comedla allí con el pan: Las porciones restantes de este carnero fueron dados a Aarón y a los demás sacerdotes, después de que esas porciones fueron presentadas a Dios como ofrenda mecida. Fue posteriormente cocinada y comida por los sacerdotes durante el día de su ceremonia de consagración.
i. El segundo carnero – después del carnero presentado como holocausto – tuvo su vida aplicada en los sacerdotes santificados. Primero, su vida fue aplicada con la aplicación de la sangre en la oreja, la mano y el pie del sacerdote. Después de un ritual de comida, su vida fue aplicada al sacerdote al tomar al carnero para sí mismo.
ii. El comerlo no comenzó con el proceso de santificación. Llegó después del lavamiento, el revestimiento, y la expiación de sangre en los sacerdotes. La comida habla de la relación continua del sacerdote con Dios. “Que no se olvide esta distinción; el comer del sacrificio no tiene la intención de dar vida, ya que ningún muerto puede comer, sino el sostener la vida que ya está allí. Una mirada de fe en Cristo te hace vivir, pero la vida espiritual debe alimentarse y sostenerse.” (Spurgeon)
iii. De esta manera, el comer es una buena ilustración de una relación continua y saludable con Jesús.
· El comer es personal. Nadie puede comer por ti, y nadie puede tener una relación con Jesús por parte tuya.
· El comer es interior. No hace bien el estar rodeado de comida o el frotar la comida fuera de tu cuerpo – debes de introducirla. Debemos de tomar a Jesús hacia nuestro interior, no solamente de una manera exterior.
· El comer es actividad. Algunas medicinas se reciben de manera pasiva – son inyectadas bajo la piel y funcionan. Tales medicinas aún pudieran ser recibidas mientras dormimos. Debemos de tomar activamente a Jesús hacia nosotros mismos.
· El comer eleva un sentido de necesidad y produce un sentido de satisfacción. Tendremos una relación saludable con Jesús cuando sintamos nuestra necesidad de Él, y recibamos la satisfacción que trae dicha relación
b. Lo que sobre de la carne y del pan, lo quemaréis al fuego: Dios no quería compañerismo con comida dura. Aún si tenían la misma comida, Dios quería que fuera fresca. Él quiere que nuestro compañerismo con Él sea fresco.
De la puerta del tabernáculo de reunión no saldréis en siete días, hasta el día que se cumplan los días de vuestras consagraciones; porque por siete días seréis consagrados. De la manera que hoy se ha hecho, mandó hacer Jehová para expiaros. A la puerta, pues, del tabernáculo de reunión estaréis día y noche por siete días, y guardaréis la ordenanza delante de Jehová, para que no muráis; porque así me ha sido mandado. Y Aarón y sus hijos hicieron todas las cosas que mandó Jehová por medio de Moisés.
a. De la puerta del tabernáculo de reunión no saldréis en siete días: Por las generaciones por venir, nuevos descendientes de Aarón calificarían para el sacerdocio y serían consagrados de la misma manera. Para Aarón y sus descendientes el proceso de consagración tomaba siete días.
i. “El versículo 35 indica que en cada uno de los siguientes siete días Moisés debía de ofrecer los mismos sacrificios por parte de Aarón y sus hijos.” (Harrison) Vea también Éxodo 29:35-36 para clarificar este punto.
b. A la puerta, pues, del tabernáculo de reunión estaréis día y noche por siete días: Por siete días vivieron en el tabernáculo y comieron el carnero de la santificación y el pan de la santificación. La ceremonia de santificación no era rápida y fácil. Tomaba tiempo, reflexión y una constante consciencia del sacrificio y expiación.
i. “La parte del Señor era consumida por el fuego sobre el altar, y otra porción era comida por el hombre en el lugar santo. La ofrenda de paz era así una declaración abierta de la comunión la cual había sido establecida entre Dios y el hombre, para que comieran juntos, regocijándose en la misma ofrenda.” (Spurgeon)
ii. He conocido algunas muy buenas personas que han estado muy ocupadas en el servicio de Dios, y estoy muy feliz de que así sea, pero les advertiría sobre el trabajar sin comer nunca. Ellos rinden los medios que tienen para ser oidores, ya que tienen mucho que hacer como obreros.” (Spurgeon)
c. A la puerta, pues, del tabernáculo de reunión estaréis... y guardaréis la ordenanza delante de Jehová. Después de vivir siete días en el tabernáculo, o iban a amar el tabernáculo de Dios y Su presencia, o la odiarían.
i. Si se llega con el corazón correcto, su santificación demostraría el corazón del Salmista: ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. (Salmos 84:1-2)
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