Habló Jehová a Moisés, diciendo: Cuando una persona pecare e hiciere prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo, o habiendo hallado lo perdido después lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre, entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló, o todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación. Y para expiación de su culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación.
a. Restituirá aquello que robó: Si una persona era culpable de fraude o robo, no era suficiente con que los sacrificios cubrieran la culpa del pecado delante de Dios. Se debía de manejar una restitución con la víctima del fraude.
b. Lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación: No era suficiente con sólo regresar lo robado. El ladrón debía también añadir el 20% (la quinta parte) de lo que era robado como parte de la pena.
i. La restitución y su pena que debía ser añadida debían de ser hechas el mismo día de su expiación. Esto demostraba de una manera poderosa que uno no podía quedar bien delante de Dios sin corregir su mal con el hombre.
Y el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en que suele ofender.
a. Y el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová: Esto era una maravillosa seguridad para la consciencia culpable. El pecador podía depender sobre esta promesa y saber que su pecado estaba cubierto delante del Señor.
i. El Nuevo Testamento realiza una declaración similar a la luz del Nuevo Pacto hallada en 1 Juan 1:9: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
b. De cualquiera de todas las cosas en que suele ofender: El énfasis es de que cualquier pecado puede ser limpiado a través de un sacrificio expiatorio. Antes de la perfecta obra de Jesús en la cruz el ser limpio no era perfecto, pero podía extenderse a cualquier pecado.
Habló aún Jehová a Moisés, diciendo: Manda a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del holocausto: el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él. Y el sacerdote se pondrá su vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el altar, y las pondrá junto al altar. Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio. Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.
a. Esta es la ley del holocausto: Esta ofrenda hablaba de consagración. El animal debía de permanecer sobre el altar mientras ardía lentamente por un tiempo prolongado, atendido por el sacerdote (estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana).
b. Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará: La característica del holocausto que arde por un largo tiempo es una ilustración apropiada de la obra de darnos a nosotros mismos completamente hacia Dios. El venir a Dios como un sacrificio vivo no es una obra repentina, y podríamos sentir que somos rostizados en el fuego por mucho tiempo.
i. “¿Arde el fuego perpetuo en el altar de tu corazón? ¿Te la pasas observando a Jesús y teniendo, por fe, al Cordero de Dios el cual lleva el pecado del mundo?” (Clarke)
c. El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará: El fuego perpetuo también se conecta a la idea de que estas ofrendas deben ser hechas continuamente. Antes del perfecto sacrificio de Jesús en la cruz, era imposible el completarlas de una manera perfecta.
Esta es la ley de la ofrenda: La ofrecerán los hijos de Aarón delante de Jehová ante el altar. Y tomará de ella un puñado de la flor de harina de la ofrenda, y de su aceite, y todo el incienso que está sobre la ofrenda, y lo hará arder sobre el altar por memorial en olor grato a Jehová. Y el sobrante de ella lo comerán Aarón y sus hijos; sin levadura se comerá en lugar santo; en el atrio del tabernáculo de reunión lo comerán. No se cocerá con levadura; la he dado a ellos por su porción de mis ofrendas encendidas; es cosa santísima, como el sacrificio por el pecado, y como el sacrificio por la culpa. Todos los varones de los hijos de Aarón comerán de ella. Estatuto perpetuo será para vuestras generaciones tocante a las ofrendas encendidas para Jehová; toda cosa que tocare en ellas será santificada. Habló también Jehová a Moisés, diciendo: Esta es la ofrenda de Aarón y de sus hijos, que ofrecerán a Jehová el día que fueren ungidos: la décima parte de un efa de flor de harina, ofrenda perpetua, la mitad a la mañana y la mitad a la tarde. En sartén se preparará con aceite; frita la traerás, y los pedazos cocidos de la ofrenda ofrecerás en olor grato a Jehová. Y el sacerdote que en lugar de Aarón fuere ungido de entre sus hijos, hará igual ofrenda. Es estatuto perpetuo de Jehová; toda ella será quemada. Toda ofrenda de sacerdote será enteramente quemada; no se comerá.
a. Esta es la ley de la ofrenda: Una porción de dicha ofrenda le pertenecía a los sacerdotes. Él y su familia lo comían como un regalo santo.
b. Toda ofrenda de sacerdote será enteramente quemada: Había una ofrenda de granos en particular que era parte de la ceremonia de unción y consagración para el sacerdote. Esta ofrenda de granos no debía de comerse, debía de ser enteramente quemada delante del Señor.
Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del sacrificio expiatorio: en el lugar donde se degüella el holocausto, será degollada la ofrenda por el pecado delante de Jehová; es cosa santísima. El sacerdote que la ofreciere por el pecado, la comerá; en lugar santo será comida, en el atrio del tabernáculo de reunión. Todo lo que tocare su carne, será santificado; y si salpicare su sangre sobre el vestido, lavarás aquello sobre que cayere, en lugar santo. Y la vasija de barro en que fuere cocida, será quebrada; y si fuere cocida en vasija de bronce, será fregada y lavada con agua. Todo varón de entre los sacerdotes la comerá; es cosa santísima. Mas no se comerá ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el tabernáculo de reunión para hacer expiación en el santuario; al fuego será quemada.
a. Esta es la ley del sacrificio expiatorio: Una porción del sacrificio expiatorio era dejado, y era dado a los sacerdotes. Cualquier cosa tocada por el sacrificio expiatorio o su sangre debía de ser limpiada de una manera especial debido a que se tenía en mente que la víctima del sacrificio estaba infectada con el pecado de aquel que trajo la ofrenda.
b. Mas no se comerá ninguna ofrenda de cuya sangre se metiere en el tabernáculo de reunión para hacer expiación en el santuario: Cualquier porción de la ofrenda por el pecado hecha para la expiación nacional no podía comerse. Todo el animal debía de ser quemado delante del Señor. Solamente la porción de un sacrificio expiatorio hecho por parte de un individuo podía comerse.
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