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David Guzik :: Génesis 32 – Jacob Se Prepara Para Reunirse Con Esaú

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Génesis 32 – Jacob Se Prepara Para Reunirse Con Esaú

A. Jacob oye que Esaú se acerca.

1. (Génesis 32:1-2) Jacob se encuentra con los ángeles de Dios en Mahanaim. Se da cuenta que Dios está con él y que tiene protección angelical.


Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim.

a. Campamento de Dios es este: Literalmente, Jacob observó que estaba en un campamento doble no estaba solo; Dios tenía un campamento de ángeles con él en Mahanaim.

i. No era como si los ángeles de Dios solo se acababan de juntar con Jacob. Ellos habían estado con el todo el tiempo. Ahora, Jacob podía ver los ángeles de Dios que estaban con él y le dio mucho ánimo.

ii. Ángeles, aunque son seres más “altos” que nosotros, son puestos por Dios para servirnos a nosotros (Hebreos 1:14) y ellos nos sirven a nosotros aun como servían a Jesús (Mateo 4:11).

iii. John Paton, un misionero de las islas de Vanuatu, contó como una noche los indígenas hostiles se habían puesto alrededor de las oficinas centrales de su misión, pretendieron quemar la casa para que salieran los Paton y matarlos. Él y su esposa oraron a través de la noche entera, y cuando al fin amaneció sus atacantes se fueron. Un año después, un jefe de la tribu llegó a ser cristiano, y Paton le preguntó de aquella noche. El jefe contestó: “¿Quiénes fueron todos esos hombres que tenían allí consigo?” El misionero explicó que solamente él y su esposa habían estado allí. El jefe insistió que había visto a cientos de hombres grandes con ropa y espadas que brillaban caminando alrededor de la oficina central de la misión, así que los indígenas tenían miedo de atacar. (Billy Graham – Ángeles, Los Agentes Secretos de Dios, página 3). Aquella noche en las islas New Hebrides, ciertamente había un campamento doble.

b. Le salieron al encuentro ángeles de Dios: Esta revelación maravillosa de la presencia y cuidado de Dios después de que Jacob finalmente se separó de Labán, el hombre mundano. Separación del mundo trae mayor entendimiento percepción al creyente.

2. (Génesis 32:3-6) El mensaje de Jacob a Esaú.


Y envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seir, campo de Edom. Y les mandó diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido hasta ahora; y tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas; y envío a decirlo a mi señor, para hallar gracia en tus ojos. Y los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él.

a. Envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seir, campo de Edom: Jacob, buscando reconciliarse con su hermano (quien, hace 20 años, juró matarlo), primero empezó por humillarse y enviar el mensaje: “tu siervo Jacob”.

b. Tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas: Jacob no se está jactando. Quiere que Esaú sepa que es un hombre rico y que no había venido para tomar nada de Esaú. Vemos a Jacob intentando adivinar lo que Esaú está pensando y contestar sus preguntas.

c. Él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él: Cuando los mensajeros regresaron, Jacob escucho noticias que hizo que se le congelara la sangre. Esaú venía a verlo con 400 hombres. Y Jacob no sabía que pensar de Esaú (por razones muy entendibles), estaba convencido que los 400 hombres eran un ejército para destruirle a él y a su familia.

3. (Génesis 32:7-8) El miedo de Jacob y su preparación en la carne.


Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos. Y dijo: Si viene Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará.

a. Jacob tuvo gran temor, y se angustió: Cuando Labán confrontó a Jacob con una milicia hostil, Jacob se paró valiente, y le contestó diciéndole lo que pensaba (Génesis 31:36-42). Pero con Esaú, Jacob tenía miedo salir a su encuentro. Esto era porque Jacob sabía que él estaba en lo correcto ante Labán, pero que estaba en lo incorrecto con Esaú. Shakespeare tenía razón cuando escribió: “La conciencia nos hace cobardes a todos.”

i. En una manera similar, muchos cristianos casi no pueden caminar por razón de su pasado. Sus pecados anteriores todavía les espanta y les es difícil creer que Jesús realmente terminó con todo y que quiere que avancen y confíen en él.

b. Jacob tuvo gran temor, y se angustió: Antes de que Jacob se fuera de su hogar, después de que su hermano juró matarlo, Rebeca le dijo a Jacob: hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti, y olvide lo que le has hecho; yo enviaré entonces, y te traeré de allá (Génesis 27:45). Rebeca nunca envió por Jacob y así que él debía pensar que 20 años no habían aplacado la ira de su hermano.

i. Pero Jacob también debía confiar en que Dios lo protegería. Parece que se le olvidó que Dios tenía un campamento especial de ángeles allí para protegerlo. Su gran temor y angustia no es apropiado para alguien que está protegido por Dios.

ii. Jacob debía haber dicho: “No sé si Esaú viene a mí para guerra o para paz. Espero que para la paz, pero si es para la guerra, confío que Dios me protegerá.”

c. Distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos: Por separar su compañía, Jacob usó la sabiduría del hombre para preparar la llegada de Esaú. Debía haber confiado que Dios podía proteger todo lo que tenía. A Jacob se le olvidó los “dos campamentos” de Dios e intentaba hacer sus propios dos campamentos.

4. (Génesis 32:9-12) La oración de Jacob.


Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien; menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud.

a. Y dijo Jacob: Después de primero reaccionar con temor e incredulidad, Jacob hizo lo correcto. Fue ante Jehová y oró una buena oración, llena de fe, acción de gracias, y la palabra de Dios.

b. Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien: La oración de Jacob tenía la palabra de Dios (lo que Dios había dicho en Génesis 31:3). También repitió la promesa de Dios “yo te haré bien…” (recordando lo que Dios dijo en Génesis 28:13-15).

i. Muchas de nuestras oraciones no alcanzan lo que pudieran porque no contienen la palabra de Dios. Con frecuencia no contienen la palabra de Dios porque nosotros contenemos muy poca. Jacob recuerda que Jehová le había dicho.

c. Menor soy que todas las misericordias: Su oración tenía acciones de gracias. Jacob entendía que no era digno de lo que Dios hacía por él o lo que estaba pidiendo de Dios, pero confiaba en lo que Dios le había prometido y no en sus propios méritos.

d. Líbrame: Su oración contenía fe. Pidió con valentía que Dios hiciera algo, y humildemente pidió para que Jehová cumpliera su palabra.

i. George Mueller, un gran hombre de fe y la oración, le preguntaron qué ¿cuál era la parte más importante de la oración? Él contestó: “Los quince minutos después de que yo haya dicho ‘amén’.” No importe que buena fue la oración de Jacob, se verá su fe en lo que hace después de la oración.

8. (Génesis 32:13-21) Jacob envía muchos regalos a Esaú.


Y durmió allí aquella noche, y tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú: doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, treinta camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez borricos. Y lo entregó a sus siervos, cada manada de por sí; y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y poned espacio entre manada y manada. Y mandó al primero, diciendo: Si Esaú mi hermano te encontrare, y te preguntare, diciendo: ¿De quién eres? ¿y adónde vas? ¿y para quién es esto que llevas delante de ti? Entonces dirás: Es un presente de tu siervo Jacob, que envía a mi señor Esaú; y he aquí también él viene tras nosotros. Mandó también al segundo, y al tercero, y a todos los que iban tras aquellas manadas, diciendo: Conforme a esto hablaréis a Esaú, cuando le hallareis. Y diréis también: He aquí tu siervo Jacob viene tras nosotros. Porque dijo: Apaciguaré su ira con el presente que va delante de mí, y después veré su rostro; quizá le seré acepto. Pasó, pues, el presente delante de él; y él durmió aquella noche en el campamento.

a. tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú: Jacob envió un regalo tan impresionante porque quería hacerlo completamente claro para Esaú que no necesitaba ni quería nada de él. También podría haber sido un intento carnal de comprar el buen favor de su hermano.

b. Apaciguaré su ira con el presente que va delante de mí, y después veré su rostro; quizá le seré acepto: Probablemente, Jacob se presenta un ejemplo perfecto del principio: “Cuando todo lo demás falla…ora.” Y en cuanto termina de orar, otra vez empieza con sus propias estrategias.

i. Si Jacob realmente confiara en Dios, estaría a la cabeza del desfile para ver a Esaú, no en la cola.

ii. Jacob esperaba: “Quizá le seré acepto,” pero en su mente: “Quizá no.” Jacob también pensaba: “Quizá no me mate como dijo que lo iba a hacer.”

c. Pasó, pues, el presente delante de él: Este regalo es un buen ejemplo de la manera que confiamos en nuestra capacidad para hacer las cosas y hacer que las cosas suceden sin confiar en Dios. Nos gusta cantar la canción:

Todo a Cristo, yo me rindo; para siempre quiero amarle, y agradarle solo a él. Yo me rindo a él, yo me rindo a él, todo a Cristo yo me entrego, con el fin de serle fiel.

i. Pero nosotros, tantas veces como Jacob, queremos decir, “rindo todas las cabras, y si eso no es suficiente, rindo todas las ovejas. Si eso no es suficiente, rindo todos los camellos …” Pero lo que Jacob no podía hacer era rendirse a sí mismo a Dios.

B. Jacob pelea con Dios.

1. (Génesis 32:22-23) Jacob envía todas sus posesiones sobre el río.


Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía.

a. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo: Ésta es una demostración de su fe, porque Jacob no se retiró. Si Esaú quiso atacar este grupo estarían rápidamente atrapados contra el río.

b. hizo pasar el arroyo… a todo lo que tenía: Jacob pasa la noche solo. Ésta es su última noche en el lado oriental del río Jordán, y probablemente la pasa en oración.

i. Dios tenía que tener Jacob solo antes de tratar con él. Mientras había tanto movimiento entre las personas que le acompañaban a Jacob, podría ocuparse con mil diferentes cosas. Pero cuando estaba solo, Dios podía demandarle su atención.

ii. Piensa en todo lo que Jacob tenía de que orar: Agradecerle a Dios, recordar todo lo que Jehová había hecho por él, preguntarse como Dios iba a cumplir su promesa en él. Había un cambio sucediendo significante en la vida de Jacob y él lo sabía.

2. (Génesis 32:24-25) Un hombre lucha con Jacob.


Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.

a. Luchó con él un varón hasta que rayaba el alba: Jacob no luchó con el hombre, sino que el hombre luchó con él. Jacob no empezó queriendo nada de Dios. Dios quiso algo de Jacob. Dios quiso que toda la autosuficiencia orgullosa, intrigante y carnal de Jacob ya era hora de sacárselo a la fuerza si fuese necesario.

b. Luchó con él un varón: Como muestran los versículos siguientes, esto no era un hombre normal. Esto es otra “aparición especial” de Jesucristo en el Antiguo Testamento antes de su encarnación en Belén. Éste era Dios en forma humana.

c. Hasta que rayaba el alba: Solo nos podemos imaginar cómo se veía esta escena. Quizá a veces pareciera una pelea de borrachos, y quizá a veces pareciera una pelea intensa de lucha libre.

i. “¿Cómo pudo Jacob mantener la pelea toda la noche entera? No lo sé. Pero sí sé que su determinación aguantar no era más grande que la determinación que tenemos con frecuencia a ganarle a Dios y hacer lo que nosotros queremos.” (Boice)

d. El varón vio que no podía con él: Mientras seguía la pelea, parecía que Jacob estaba empatado con el Hombre. Pero solo era la apariencia. El Hombre podía haber ganado fácilmente en cualquier momento, usando poder espiritual.

i. A veces, nos sentimos que realmente podemos contender con Dios. Pueda que aparezca que a un hombre o a una mujer en rebelión contra Dios le vaya bien. La “pelea” está empatada solo en apariencia. Dios puede ganar en cualquier momento, y solo deja que la “pelea” siga por sus propios propósitos.

ii. No es difícil imaginarnos a Jacob trabajando tan duro y que se siente que está ganando, hasta que el Hombre gana en un instante. Jacob debía haberse sentido muy derrotado.

3. (Génesis 32:26) La petición de Jacob para el Hombre.


Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.

a. Déjame, porque raya el alba: El Hombre hizo que Jacob supiera que no iba a durar para siempre. Aunque Jacob se aferró al Hombre, desesperado, Jacob había perdido. Un Hombre mejor, más grande lo había derrotado.

i. Éste es un lugar invalorable donde deben venir todos: Donde Dios nos conquista. Hay algo que se puede decir de cada hombre haciendo su “pelea” con Dios, y reconociendo la grandeza de Dios después de ser derrotado.

b. No te dejaré, si no me bendices: Esto no es Jacob dictando los términos a Dios como hizo en ocasiones previas. Aquí Dios sí le ganó a Jacob, y sabemos porque en Oseas 12:3-5 lo hace claro: En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel. Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros. Mas Jehová es Dios de los ejércitos; Jehová es su nombre.

c. Si no me bendices: Según su pasado, Jacob siempre fue lo suficientemente inteligente y astuto que nunca sintió la necesidad de confiar solamente en Dios. Ahora solo puede confiar en la bendición de Dios.

i. Jacob ha sido reducido al lugar donde lo único que puede hacer es aferrarse a Jehová con todas sus fuerzas. Jacob ya no puede pelear, pero sí puede agarrarse bien. No es un mal lugar donde estar.

ii. Aquí, Dios está contestando la oración de Jacob de Génesis 32:9-12. Pero antes de que Jacob pueda ser librado de la mano de su hermano, tiene que ser librado de su propia voluntad y autosuficiencia.

iii. Jacob pensaba que el verdadero enemigo estaba fuera de sí, o sea, Esaú. El enemigo verdadero era su propia naturaleza carnal, que no había sido conquistado por Dios.

4. (Génesis 32:27-29) A Jacob se le cambia el nombre, y es un hombre bendecido.


Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.

a. ¿Cuál es tu nombre?: Jacob debía haber sentido algo de vergüenza, admitiendo que su nombre era “Jacob”, que significa: “timador, tramposo, astuto.” Aun así ese era él y tenía que admitirlo.

i. Todos queremos darnos un buen nombre. Decimos: “Soy firme; eres obstinado; ellos son tercos necios.” Dios no dejaría que Jacob escondiera su nombre.

b. No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel: El nombre “Israel” es una palabra compuesta de dos otras palabras: Sarah (que significa: “pelear”, “batallar”, o “gobernar”) y El (que significa: “Dios”). Algunos entienden el nombre Israel como: “Él que batalla con Dios” o “él que gobierna con Dios”. Pero en los nombres hebreos, a veces Dios no es el cumplido sino sujeto. Daniel significa: “Dios juzga” no “él juzga a Dios”. Así que este principio nos enseña que Israel significa: “Dios gobierna”.

i. Desde este momento en adelante, se le llamará Jacob y dos veces más que se le llama Israel. Aparentemente, todavía había bastante del “viejo hombre” en Jacob.

c. Porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido: Jacob venció en el sentido de que aguantó a través de su batalla hasta que Dios lo conquistó completamente. Cuando luchas contra Dios, solo ganas por perder y por no darte por vencido hasta que sabes que has perdido. Así es como Jacob venció.

d. ¿Por qué me preguntas por mi nombre?: El Hombre probablemente negó decir su nombre a Jacob porque pensaba que Jacob ya lo debería saber, y salió que Jacob sabía exactamente quién era.

e. Y lo bendijo allí: Seguramente, ésta era la bendición de ser derrotado por Dios. Era la bendición del pasar de la vieja vida (Jacob) y el advenimiento de la nueva vida (Israel). Es posible que también tenga algo que ver con la maravillosa idea de la bendición de Abraham, y proveer las necesidades inmediatas de seguridad entre el temor. Lo que sea que fue la necesidad de Jacob, la bendición de Dios la proveyó en ese momento.

8. (Génesis 32:30-32) Los memoriales del evento.


Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera. Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se contrajo.

a. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel: El primer memorial es un nombre. Jacob llamó el lugar Peniel (“Rostro de Dios”), porque sí sabía el nombre del Hombre con quien peleó con él. Él era el mismo quien peleaba con Jacob toda su vida.

i. Jacob también entendió que solo era por la gracia y misericordia de Dios que escapó de aquel episodio manteniendo la vida. Ningún hombre debe poder pelear con Dios y sobrevivir, pero Dios le tenía gracia.

b. Cojeaba de su cadera: El segundo memorial era una cojera perpetua. Jacob recodaría ser derrotado por Dios con cada paso que daba por el resto de su vida. Éste era un costo pequeño por un regalo tan grande.

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