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Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.
a. Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram: ¿Como viene la palabra de Jehová a nosotros? En la Biblia, sucedió de muchas diferentes maneras: Por una apariencia de Dios, por una voz audible, por visiones o sueños, por el ministerio de ángeles, por la obra del Espíritu de Dios en la mente de la persona, por el avivamiento de un pasaje de las escrituras en nuestras corazones, o por el ministerio de un profeta o predicador.
b. No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande: Había una razón muy buena para que Dios dijera eso. Porque Abram acababa de derrotar un gran ejército, de una confederación de 5 reyes, él tenía porque preocuparse por su seguridad. Se esperaría un ataque de revancha.
c. Tu escudo…tu galardón: Abram necesitaba un escudo porque esperaba ser atacado. Necesitaba un galardón porque acababa de rechazar un gran galardón del rey de Sodoma.
i. Dios está mostrando a Abram que aunque el había sacrificado por causa del Señor, no perderá por ello. Dios lo recompensaría de más por lo que Abram había renunciado por Jehová.
ii. Dios sabe como suplir nuestras necesidades. Cuando necesitamos un escudo o un galardón, él llega a ser esas cosas para nosotros.
d. No temas: Así que Dios dijo esto a Abram porque tuvo miedo, y con buena razón. Pero ahora Dios le va a dar una razón para dejar de temer. Dios nunca nos dice No temas sin darnos una razón para dejar de temer.
Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.
a. Señor Jehová, ¿qué me darás?: Aunque seguramente Abram apreciaba la promesa de Dios, a la vez, de cierta manera, le pareció sin valor. Fue como si Abram dijera: “¿De que me ayuda que seas mi escudo y mi galardón? ¡La única cosa que he anhelado es un hijo! ¿Dónde está la descendencia que me prometiste?”
i. Es casi como si Abram dijera: “Jehová, me has dado muchas cosas, y ahora me prometes más, y prometes protegerme. ¿Pero de que sirve, si no tengo a quien heredarlo? ¡Quiero el hijo que me prometiste!”
ii. Ese damasceno Eliezer: Era el siervo principal de Abram, su mano derecha. Era un buen hombre, pero no era hijo de Abram.
b. Mira que no me has dado prole: La sinceridad sin miedo que Abram tuvo ante Jehová es digno de imitar. En vez de enfrascarse en sus sentimientos, los expresó a Jehová.
c. No me has dado prole: ¿La pregunta de Abram significa que dudó de Dios? Sí. Pero hay una diferencia entre una duda que niega la promesa de Dios, y una duda que desea la promesa de Dios. Abram quiere creer y está viendo a Dios para que le fortalezca en su fe.
Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
a. No te heredará éste: Dios recuerda a Abram de la promesa escrita por primera vez en Génesis 12:2 y 13:15-16. Dios hace esto porque sabe cuanto necesitamos estar recordados.
b. Un hijo tuyo será el que te heredará: Muchas veces, Dios declara una promesa con tanta seguridad que creemos que se cumplirá de inmediato, pero, en este caso, todavía faltaba 15 años para el cumplimiento de la promesa.
i. Con razón el escritor a los Hebreos dice: Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. (Hebreos 6:11-12)
c. Un hijo tuyo: Dios explicó exactamente lo que quiso decir, en su promesa a Abram. Significaba que no sería un descendiente espiritual que iba a heredar la promesa (como Eliezer), sino un descendiente que saldría su propio cuerpo, un descendiente de su propia sangre y de su propia carne. Esto era necesario porque, a veces, malinterpretamos las promesas de Dios
d. Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar: Dios no solo repite la promesa a Abram, mas lo confirma con una ilustración: Las estrellas del cielo muestran que enorme iba a ser la cantidad de los descendientes de Abram.
i. Y uno de esos descendientes sería la estrella resplandeciente de la mañana. (Apocalipsis 22:16)
Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.
a. Y creyó a Jehová: Cuando Abram puso su confianza en Dios, específicamente en la promesa de Dios para él (descendientes de quienes saldría el Mesías), Dios contó esta confianza a Abram por justicia.
i. Básicamente hay dos tipos de justicia: Justicia que alcanzamos por nuestros propios esfuerzos, y justicia que nos es contada como nuestra por la obra de Dios en el momento que creemos.
ii. Como ninguno de nosotros puede ser lo suficientemente bueno para alcanzar la justicia perfecta, necesitamos tener la justicia de Dios cuenta como la nuestra, haciendo exactamente lo que hizo Abram: Creyó a Jehová.
iii. Que Dios nos lo cuente por justicia no es que esté fingiendo. Dios no nos da una justicia fingida, sino una justicia verdadera en Cristo Jesús.
b. Le fue contado por justicia: Esta es una de las expresiones más claras en la Biblia de la verdad de salvación por gracia, por medio de la fe. Esta es la primera vez que la palabra: “creyó” se usa en la Biblia, y es la primera vez que la palabra: “justicia” se usa en la Biblia. Es el evangelio en el Antiguo Testamento.
i. ¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. (Romanos 4:1-3)
ii. ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. (Romanos 4:9-10)
iii. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación. (Rom 4:19-25)
iv. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe? Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. (Gal 3:5-7)
c. Le fue contado por justicia: Rom 4:9-10 hace énfasis en el hecho de que esta justicia le fue contado a Abram antes de que se circuncidara (Gén 17). Nadie podría decir que Abram se hizo justo por su obediencia o porque cumplió la ley religioso o algunos rituales. Fue fe y solamente fe que hizo que Dios contara a Abram como justo.
i. “Cuando el artículo de la justificación se ha caído, todo ha caído... Éste es el artículo mayor del cual han venido todas las otras doctrinas... Solamente éste engendra, socorre, edifica, preserva, y defiende a la iglesia de Dios; y, sin él, la iglesia de Dios no puede existir ni una hora.” (Lutero, citado de Boice)
d. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia: la fe que hizo justo a Abram no era tanto creer en Dios (Como normalmente decimos), sino más bien creerle a Dios. Los que solamente creen en Dios (creen que existe) solamente se muestran calificados para ser demonios (Santiago 2:19).
Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar?
a. Y le dijo: No sabemos si los eventos en Génesis 15:1-6 fueron seguidos inmediatamente por los de Génesis 15:7, pero la manera en que se escribió parece indicar que fue así.
b. Después de que Dios hace tan dramático y solemne declaración como: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra, ¿cómo pudo Abram contestar diciéndole prácticamente: “Demuéstramelo”?
i. ¿Cómo pudo Abram preguntar: “¿en qué conoceré que la he de heredar?” cuando Dios acababa de contarle por justo? Abram está experimentando lo que experimentan muchos que son contados por justos. Es como si dijera: “Creo cuando lo escucho de Dios”, pero cinco minutos después: “¡No estoy Seguro!”.
ii. Recuerde, Abram no tenía el título de la tierra, ni nada que hiciera que otros creyeran que era dueño de ella. Lo único que tenía era la promesa de Dios.
Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba.
a. El versículo 9 se ve más como una lista de compras de un hechicero que algo que pediría Dios. ¿Dios va a confeccionar una poción extraña que le quitará todas las deudas a Abram?
b. Pero Abram sabía exactamente que debía hacer con estos animales: y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra. Abram entendió que Dios le estaba diciendo que preparara un contrato para firmarlo.
i. En aquellos días, los contratos se hacían partiendo sacrificios animales y poniendo los cadáveres partidos en el suelo. Después ambas participantes del pacto caminaban juntas entre las mitades de los animales, repitiendo los términos del pacto. Hizo Jehová un pacto en Gén 15:18 literalmente significa: Jehová cortó un pacto.”
ii. Jeremías 34:18-20 hace referencia a esta práctica de hacer un pacto partiendo animales y repitiendo el juramento del pacto mientras caminaban a través de los pedazos de animal.
iii. El simbolismo era claro: Primero, éste era un pacto tan serio que se selló con sangre. Segundo, Abram podría ver que si quebrara el pacto esta misma matanza sería para sus animales, ¡y para él mismo!
iv. Es muy claro, cuando Abram tenía dudas, y buscaba confirmación de Jehová, Dios le dijo claramente: “Firmemos este pacto y terminemos con esto una vez para todas.”
c. Mientras que Abram espera que Jehová aparezca y camine en medio de los cadáveres (firmar el contrato), Dios no viene inmediatamente, pero los buitres sí.
i. Abram confía plenamente que Dios va a bajar y caminar entre los pedazos de animal con él, porque Dios le había aparecido previamente (Génesis 12:7).
Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.
a. Al terminar el día Dios todavía no había aparecido para caminar entre los pedazos de animal con Abram. En vez de eso, Dios hizo que cayera un sueño profundo sobre Abram. Aparentemente, por lo menos, parte de lo que seguía, vino a Abram en un sueño, mientras le sobrecogía este sueño.
b. Ten por cierto: Abram quería pruebas concretas de Dios, y Dios firmaría el pacto; pero Abram también debía saber que no todo le iba a ir bien. Ahora sabía con seguridad algunas noticias terribles.
i. Después de que Dios le dijo a Abram algunas de los sufrimientos por los cuales sus descendientes iban a pasar, Abram pudo haber dicho: “Si eso es lo que va a suceder, yo no quiero tener hijos!”
c. Dios informa a Abram específicamente acerca de la esclavitud y sufrimiento que Israel sufriría en Egipto (Éxodo 1:1-14), mas después volverían a la tierra prometida.
Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.
a. Mientras Abram está dormido o, por lo menos, adormitado, ve a Dios hacer algo increíble: Dios pasa entre las partes de los animales solo, mientras Abram miraba desde afuera.
b. Dios se representa a sí mismo con dos emblemas: Un horno humeando, y una antorcha de fuego.
i. El horno humeando nos hace recordar la columna de nube que representa la presencia de Dios (Éxodo 13:21-22), el humo en monte Sinaí (Éxodo 19:18), y las nubes de la gloria Shekiná de Dios (1 Reyes 8:10-12).
ii. La antorcha de fuego nos hace recordar la columna de fuego que representa la presencia de Dios (Éxodo 13:21-22), nos hace recordar la zarza que quemaba sin consumirse, que demostraba la presencia de Dios ante Moisés (Éxodo 3:4), y nos hace recordar el fuego del cielo que, a veces, consumía holocaustos que agradaron a Dios (1 Reyes 18:38; 1 Crónicas 21:26; 2 Crónicas 7:1).
c. Dios, representado por el horno humeando y la antorcha de fuego, pasó entre las partes de los animales solo; mientras Abram miraba. Dios así mostró que este pacto era un pacto unilateral. Abram nunca “firmó” el pacto porque Dios lo “firmó” por los dos.
i. Así que, la seguridad del pacto que Dios hizo con Abram, no está basada en lo que Abram fuera o hiciera, sino que está basada en Dios y quien es él. El pacto no podía fallar porque Dios no puede fallar.
ii. De cierta manera, para establecer su pacto con nosotros, Dios el padre camino entre los pedazos del cuerpo quebrado y sangriento de Jesús, y Dios “firmó” el pacto por él y por nosotros también. Nosotros meramente entramos en el pacto por fe; nosotros no “hacemos” el pacto con Dios.
d. En cierto sentido, entrando en este pacto, Dios estaba diciendo: “Si quiebro mi palabra, que yo sea partido.” Dios estaba confirmando su juramento a Abram con su propia divinidad.
i. Este pacto se firmó por Dios solo; Abram no regateó con Dios acerca de los condiciones. Dios estableció y Abram aceptó. Abram no puede romper un pacto que nunca firmó!
ii. “Un pacto divino no es un acuerdo mutuo entre dos personas, sino una promesa divina asegurada.” (Maclaren)
e. Por citar las tierras especificas que los descendientes de Abram heredarían, Dios hizo muy claro el hecho que no estaba hablando de cosas espirituales. Es una promesa literal, y por ella, Israel heredaría una tierra literal.
i. “Por un tiempo muy breve, bajo el reino de Salomón (1 Reyes 8:65) y posiblemente otra vez bajo Jeroboam II (2 Reyes 14:25), los hijos de Israel reinaron en toda este territorio, como muestra de la posesión final y permanente que tendrán en el futuro”. (Morris)
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