Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios;
a. Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel: De nuevo Pablo se siente obligado de relacionar su corazón hacia sus compañeros Judíos. Pablo no se regocija de que ellos hayan tropezado en la piedra de tropiezo (Romanos 9:32).
i. El anhelo del corazón de Pablo también se traduce a una acción en concreto: oración a Dios por Israel. A Pablo no solamente “le importó”, él oró.
b. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios: Pablo rápidamente reconoce que Israel tiene celo de Dios, pero él también be que es un celo no conforme a la ciencia.
i. Este es el porqué de muchas personas religiosas – aún Cristianos sinceros – se pierden. Tienen mucho celo pero poca ciencia.
ii. celo de Dios, pero no conforme a ciencia es una perfecta descripción del mismo Pablo antes de su conversión. Saulo de Tarso era un notable perseguidor de los Cristianos antes de que Jesús le confrontara en el camino hacia Damasco (Hechos 9:1-20).
iii. Es extraordinario que Pablo encontrara algo bueno que decir sobre estas personas Judías los cuales le perseguían sin misericordia. “Al menos tiene el celo de Dios,” dijo Pablo.
c. Su falta de ciencia se refleja en el hecho de que están ignorando la justicia de Dios, y que están procurando establecer la suya propia.
i. Pablo hábilmente ha demostrado en los primeros capítulos de Romanos lo inútil que esto es. En términos llanos, por las obras de la ley ningún ser humano será justificado. (Romanos 3:20)
d. Procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios: Israel tenía una falta de ciencia. Pero ese no era su único problema. También tenían un problema moral: ellos no se han sujetado a la justicia de Dios.
i. Las personas no pueden llegar a Jesús sin la información correcta sobre el evangelio, pero también la información por si sola no es suficiente para salvar a nadie. Debe de haber una sumisión radical a la justicia de Dios, poniendo de lado nuestra propia justicia.
e. Otra vez, no podemos ser negligentes en el énfasis de la responsabilidad personal. Todas las enseñanzas de Pablo acerca de las elecciones de Dios y su derecho de elección soberana no ha disminuido la responsabilidad del hombre.
porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe que predicamos:
a. Jesús es el fin de la ley para aquellos que creen. La ley termina para el creyente en el sentido que nuestra obediencia hacia la ley ya no es el fundamento para nuestra relación con Dios. La ley no ha llegado a un fin en el sentido de que ya no refleja el estándar de Dios para nosotros o que ya no muestra nuestra necesidad de un Salvador.
i. “Cristo no vino para hacer la ley más blanda, o de hacerla posible para que en nuestra obediencia quebrada y abollada pudiera ser aceptada en un tipo de compromiso. La ley no es impuesta en términos más bajos; es santa, justa y buena, y no debería ser alterada en la más mínima jota o tilde, y tampoco puede ser. Nuestro Señor da a la ley todo lo que requiere, no una parte, puesto que eso sería una admisión de que podría justamente estar satisfecho con menos que un primer momento.” (Spurgeon)
b. El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas: La Ley de Moisés hace el camino de la justicia por medio de la ley de una manera simple. Si quieres vivir por la ley (encontrar vida por medio de la ley), debes de hacer la ley – y hacerla completa y perfectamente.
c. Pero la justicia que es por la fe esta basada en Jesús, y no tenemos que “trabajar” para obtener a Jesús. No es como si pudiéramos subir al cielo o descender al abismo para obtener a Jesús. Nosotros creemos y recibimos.
i. “La incredulidad en realidad pone una triste calumnia sobre Cristo. Esta habla sobre subir al cielo: pero supón que se necesitara que alguien debiera de ascender al cielo, eso implicaría que Jesús jamás hubiera descendido desde allí para revelar al Padre. Esta habla de descender al abismo, como si Cristo jamás se hubiera levantado de entre los muertos. El hecho es, todo lo que pudo haber sido hecho ya ha sido hecho. ¿Porqué quieres hacer lo que ya se ha hecho? Todo lo que pudo haberse sentido ya se a sentido. ¿Porqué quieres sentirlo? ‘Esta consumado’, dijo Cristo, ¿Porqué te esfuerzas en volver a hacerlo?” (Spurgeon)
d. Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón: En lugar de ir a grandes distancias para alcanzar la justicia por la ley, podemos recibir inmediatamente la justicia por medio de la fe, al poner la confianza en la palabra del evangelio.
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
a. Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo: La justicia de Dios no es obtenida por obras (como Pablo ya lo puso en claro en Romanos 10:4-8). Pero la obtenemos al confesar y creer en la persona y obra de Cristo Jesús.
b. Confesares con tu boca: La confesión tiene la idea de estar de acuerdo con ello. Cuando confesamosque Jesús es el Señor, entonces estamos de acuerdo con lo que Dios dijo acerca de Jesús, y con lo que Jesús dijo de Si mismo. Esto significa que reconocemos que Jesús es Dios, que Él es el Mesías, y que Su obra en la cruz es la única manera de salvación para la humanidad.
i. Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor: Nunca podemos olvidar todo lo que significó el decir que Cristo Jesús es el Señor. “Si un hombre llamaba a Jesús kurios, él lo estaba categorizando con el Emperador y con Dios; él le estaba dando el lugar supremo en su vida; él estaba comprometiéndose a una obediencia y adoración reverente hacia Él.” (Barclay)
ii. Wuest, citando a Robertson en Jesús es el Señor: “Ningún Judío que en realidad no confiara en Cristo haría esto, ya que Kurios en la LXX es utilizada para God. Ningún Gentil lo haría el cual no hubiera cesado de adorar al emperador como el Kurios. La palabra Kurios fue y es el fundamento de la fe.”
c. También debes de creer en tu corazón que Dios le levantó de los muertos. Algunos se preguntan porque Pablo no menciona a la cruz o la crucifixión en este pasaje. Pero cuando Pablo enfatiza la necesidad de creer que Dios le levantó de los muerto, no es que creamos en la resurrección como en lo opuesto de la cruz, pero en lo que abarca en la obra de Jesús en la cruz.
d. Creyeres en tu corazón: Un simple acuerdo intelectual con los hechos de la cruz y la resurrección no es suficiente. Tú debes de creeren tú corazón; y aún esa creencia no es suficiente si no se acompaña de acción: confesares con tú boca.
i. “Nosotros creemos todo de lo cual el Señor Jesús ha enseñado, pero hemos de ir un paso más allá, y confiar en él. Aún ni siquiera es suficiente el confiar en él, como siendo el Hijo de Dios, y el ungido del Señor; pero debemos de creer en él … La fe que salva no es el creer en ciertas verdades, ni siquiera el creer que Jesús es un Salvador; pero es el confiar en él, el depender en él, el yacer con todo tu peso en Cristo como el fundamento de tú esperanza. El creer que él te puede salvar; el creer que él te va a salvar; de todos modos, el dejar todo el asunto de tú salvación con él en una confianza sin reservas. Depende sobre él sin temor como tú salvador presente y eterno. Esta es la fe que salva el alma.” (Spurgeon)
e. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación: Estos dos juntos (creer y confesar) resultan en justicia y salvación. No debemos de ignorar cuan escandalosamente resulta esto (porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo) y la afrenta que esto es para cualquier intento de la carne para ser justificada, o cualquier intento de encontrar salvación basada en un fundamento de una nacionalidad o etnia.
i. Ambos, Judíos y Griegos, eran prestos para dar crédito hacia el origen de cierta nación o etnia, como si el ser salvo fuera un asunto de haber nacido en la familiar correcta. Pero Pablo lo pone en claro: Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan.
f. Pues la Escritura dice: “Pablo, al decir aquí, ‘Pues la Escritura dice,’ Yo pienso que se refiere al sentido general de la Escritura, en lugar de a un pasaje en específico. Hay varios textos del cual se puede obtener que los creyentes no serán avergonzados.” (Spurgeon)
g. Todos los que le invocan: De nuevo, no te el énfasis en la responsabilidad humana. De Romanos 9 podemos decir que la salvación es la decisión soberana de Dios, pero de Romanos 10 podemos pensar que la salvación es únicamente la responsabilidad del hombre – pero en conjunto podemos ver el asunto desde ambas perspectivas.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
a. ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Pablo observa correctamente que todo se regresa en la predicación del evangelio, y los predicadores deben de ser enviados – enviados por Dios y la comunidad Cristiana.
b. ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? Posiblemente Dios pudo haber escogido cualquier medio para que llegara el mensaje de salvación, como mensajeros angelicales u obrando directamente sin un predicador humano. Sin embargo, la manera “normal” de Dios de traer a las personas a Cristo Jesús es por medio de la predicación del evangelio.
c. No es de extrañar que aquellos que anuncian buenas nuevas tienen hermosos … pies – ellos se hacen copartícipes con Dios para la salvación de los hombres. Los pies hablan de actividad, movimiento, y progreso, y aquellos que están activos y en movimiento en la obra de la predicación del evangelio, ¡tienen hermosos … pies!
d. Obviamente, la salvación que Isaías profetizó no podía ser salvación a través de las obras de la ley. El decir “Puedes estar bien delante de Dios si trabajas lo suficientemente duro” no es un evangelio de paz, y el mensaje no trae anuncios de buenas nuevas.
Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
a. Mas no todos obedecieron al evangelio: Si la salvación es tan simple, disponible a todos los que confían en la persona y obra de Jesús, ¿porqué al parecer Israel es echado de la presencia de Dios? Porque muchos de entre ellos no han creído su anuncio – debido a que no han confiado en la Palabra de Dios por medio de Isaías o de otros mensajeros del evangelio, ellos no son salvos.
b. Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios: La fe salvadora viene por medio de el oír, por la palabra de Dios. A pesar de que Israel oyó, ellos no ejercitaron la fe salvadora en Cristo – haciéndoles a ellos (y a nosotros) aún más responsables.
i. “El oír es un reflejo de la vida del primer siglo. Pablo no eleva la posibilidad de que el mensaje sea leído. Aunque habían personas que podían leer, los ciudadanos ordinarios del primer siglo dependían en la habilidad de oír algo.” (Morris)
Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras.
a. Por toda la tierra ha salido la voz de ellos: “Esto pudo parecer una exageración: el evangelio aún no había sido llevado a toda la tierra, ni si quiera a todos los territorios que eran conocidos para los habitantes del mundo Greco Romano. Pablo estaba bien consciente de ello; en ese mismo tiempo él estaba planeando la evangelización de España, una provincia en la cual el nombre de Cristo aún no era conocido (compare 15:18-24). Pero para ese momento el evangelio había sido llevado a la mayor parte del área del Mediterráneo, lugar donde se podría encontrar a los Judíos; y eso es todo lo que el argumento requiere.” (Bruce)
b. “No hay ningún lugar de la tierra prometida en donde esas buenas nuevas no haya sido predicada; y hay escasamente algún lugar en el imperio Romano en la cual la doctrina de Cristo crucificado haya sido escuchado: si, por lo tanto, los Judíos no habían creído, la culpa esta en totalidad en ellos mismos; ya que Dios los había equipado ampliamente con los medios de la fe para salvación.” (Clarke)
También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; Con pueblo insensato os provocaré a ira.
E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; Me manifesté a los que no preguntaban por mí.
a. El testimonio de estos profetas nos ayudan a entender de que no debiéramos de estar tan asombrados que Israel, por la mayor parte, haya rechazado el evangelio de Cristo Jesús; esto también fue profetizado.
Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor.
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