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Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo de Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada.
a. Acampo el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada: María murió en Cades. A través de los años de ambular en el desierto, Israel volvió a Cades, el lugar donde ellos rechazaron la oferta de Dios (Números 13:26)
b. Allí murió María, y allí fue sepultada: La muerte de María fue un punto importante en el viaje de Egipto a Canaán. Ella fue la primera de la parentela de Moisés de morir en el desierto, y su muerte era una importante demostración del cumplimiento de lo que Dios prometió: Que la generación que rechazo entrar a Canaán moriría en el desierto, y la nueva generación entraría en su lugar (Números 14:29-34).
i. La muerte de Miriam nos muestra que no había excepciones especiales para la familia de Moisés. Dios dijo que sólo Josué y Caleb sobrevivirán de esa generación (Números 14:30), y eso incluida, María, Aarón, incluso el mismo Moisés. Este capítulo mostrará la fragilidad de cada uno de estos gigantes en la cuenta del Éxodo.
ii. Muchas personas aún se engañan a sí mismas en pensar que ellos tienen una excepción especial de Dios, creyendo que ellos son un caso especial, con su propio acuerdo especial con el Señor. Sí Moisés y su parentela no tenían un trato especial, nosotros no deberíamos ser tan arrogantes para pensar que tenemos nuestro propio trato con Dios.
c. Allí murió María, y allí fue sepultada: María murió como un carácter complejo. Ella era grande por su valor en asistir a Moisés y sus padres (Éxodo 2:4-8), y grande por su liderazgo a Israel en adoración (Éxodo 15:20-21). Pero ella también quedo sin gracia por su rebelión contra Moisés (Números 12). Un incidente de rebelión dejó una marca negra en toda su vida.
Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón. Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová! ¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias? ¿Y por qué nos ha hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de higuera, de viñas ni de granadas; ni aun de agua para beber. Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos.
a. No había agua para la congregación: La necesidad era real, pero la respuesta de Israel estaba llena de incredulidad y mala actitud – ¡que siempre va junto! Cuando encuentres una mala actitud, también vas a encontrar una falta de simple, segura confianza en Dios.
b. ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová!: Su contienda los llevo a declaraciones escandalosas, palabras escasas de confianza en Dios. La antigua generación de incrédulos estaba casi muerta, y ahora la nueva generación comenzó a actuar como la generación incrédula. Ellos abiertamente dudaron de la promesa de Dios que Él los guiaría dentro de la tierra de promesa.
c. ¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias?: Su contención los llevo a acusaciones escandalosas. ¡La nueva generación acusaba a Moisés justo como la generación de incrédulos hizo!
d. No es lugar de sementera, de higuera, de viñas ni de granadas: Sus contenciones los llevaron a una visión distorsionada. Por supuesto el desierto no era una tierra fructífera. Pero ellos nunca llegarían a la tierra de ricos frutos hasta que ellos pasaran a través del desierto confiando en Dios.
e. Moisés y Aarón… se postraron sobre sus rostros: Ellos entendieron que tan serio era esto. Con esta actitud contenciosa, la nueva generación sería igual de incrédula, desconfiada en Dios como lo fue la vieja generación, y ellos de igual manera perecerían en el desierto.
Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a la vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.
a. Toma la vara… hablad a la peña a la vista de ellos: Específicamente, Dios le dijo a Moisés que toma la vara, pero no que la usara. El agua seria proveída sí Moisés hubiera hablad a la peña a la vista de ellos.
b. Y ella dará su agua: Atrás en el Monte Sinaí, Dios le dijo a Moisés que golpeara la roca y el agua saldría (Éxodo 17:6). Pero ahora él solamente debía hablar a la roca, aunque con la vara en su mano. Esta vara era un símbolo de su autoridad de parte de Dios.
Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él lo mandó. Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.
a. Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él lo mandó: Moisés comenzó por hacer exactamente lo que el Señor le había dicho que hiciera: Tomar la vara, y reunir al pueblo de Israel.
b. ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?: Dios no le mando que hablara a la nación, ni hablar tan severamente a la nación, sin embargo Moisés lo hizo.
i. Moisés, después de hacer lo que Dios le dijo que hiciera, entonces hizo algo que Dios no le había dicho que hiciera: Él sermoneo a la nación.
ii. Peor, él sermoneo a la nación con una actitud de corazón que no había mostrado antes – uno de coraje y desprecio por el pueblo de Dios, con un corazón amargo. Antes, Moisés se postraba sobre su rostro delante de Dios cuando el pueblo se rebelaba (Números 16:4). En Meriba, cuando el pueblo contendía con Moisés porque no había agua, Moisés clamaba al Señor, no en contra del pueblo (Éxodo 15:22-25). Cuando el pueblo si necesitaba ser confrontado audazmente, Moisés lo hacía; pero sin el borde de ira, desprecio, y amargura que vemos aquí (Cómo en Éxodo 17:1-7). Hay cientos de explicaciones para la frustración de Moisés aquí (Salmos 106:32-33 describe como el pueblo provocó a Moisés aquí), pero ninguna de ellas es excusa.
iii. Peor aún, Moisés no solo tomo la rebelión del pueblo contra el Señor muy personal, él también sobre-magnifico su propia asociación con Dios: ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? Moisés hablo como sí él y Dios harían el trabajo, como sí ellos dividieran el trabajo cincuenta-cincuenta; como sí Dios no pudiera traer agua a menos que él estuviera cerca para hablarle a la peña. Su lapso en desprecio por el pueblo lo guio a un lapso de orgullo sutil.
c. Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces: Moisés desobedeció a Dios directamente, golpeando la peña en lugar de hablarle.
i. No solo la golpeo, sino que la golpeo dos veces. Cuando él golpeo la peña al principio del viaje de Éxodo, él solo debía golpearla una vez, pero ahora, de la ira y frustración, él lo hizo dos veces.
d. Salieron muchas aguas: Sin embargo, a pesar del lapso de Moisés dentro de una actitud pecaminosa y acción, Dios aun así proveyó abundantemente para el pueblo.
i. Esto nos enseña que el amor de Dios por su pueblo es tan grande, que va a usar cada instrumento imperfecto, y que el hecho que Dios use a alguien no es evidencia – para ellos mismos o para el pueblo – que ellos mismos están realmente bien con Dios o en el ministerio de acuerdo al corazón de Dios.
ii. Dios trataría con Moisés, pero el pueblo necesitaba agua – así que fue proveída. Moisés pudo haber llegado lejos pensando que hizo bien, y el pueblo probablemente pensó así también – porque lo que Moisés hizo pareció funcionar. Pero lo que funciona no es la mejor medida para lo que está bien delante de Dios.
Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado. Éstas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y él se santificó en ellos.
a. Por cuanto no creísteis en mí: La actitud pecaminosa de Moisés y acción fue arraigada en incredulidad. Él realmente no creyó a Dios cuando el Señor le dijo que hablara a la peña y no que le pegara.
b. Para santificarme delante de los hijos de Israel: Lo que Moisés hizo era una cosa impía. El hizo que Dios no se viera diferente a cualquier hombre enojado o uno de los temperamentales dioses paganos. Él no reflejo el corazón y carácter de Dios delante del pueblo.
c. Por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra: La corrección de Dios a Moisés fue dura; él no guiaría a Israel a la Tierra Prometida. Eso que él soñaba y se sintió llamado incluso desde niño en los palacios de Egipto – el liberar al pueblo de Dios – no sería completado. Otra persona terminaría el trabajo.
i. Esto solamente es doloroso por el corazón fiel de Moisés; un hombre infiel no se duele de la idea de que ya no podrá completar a lo que Dios lo ha llamado.
ii. Quizás pudimos haber pensado, Israel pudo haber pensado, y Moisés pudo haber pensado que él estaba exento del decreto que toda la generación que era mayor cuando el Éxodo comenzó perecería en el desierto – después de todo, ¡Moisés era Moisés! Pero Moisés, tan grande como el líder que era, seguía siendo un hombre sujeto a Dios y a la ley de Dios.
d. No m meteréis esta congregación en la tierra que les he dado: Esto pareciera ser un excesivamente duro castigo para Moisés. Parecía que con solo un resbalón, ahora él tiene que morir cerca de la Tierra Prometida. Pero Moisés estaba siendo juzgado por un estándar más estricto por su posición de liderazgo con la nación, y porque él tenía una singular estrecha relación con Dios
i. Es correcto para maestros y líderes el ser juzgados por un estándar más estricto (Santiago 3:1); aunque es injusto sostener a maestros y líderes a un estándar perfecto. Es verdad que la conducta del pueblo era peor que la de Moisés pero es irrelevante.
ii. Lo peor de todo, Moisés borró una hermosa imagen del trabajo redentor de Jesús a través de la peña la cual proveyó agua en el desierto. El Nuevo Testamento hace claro que esta provisión de agua, dadiva de vida de la peña era una imagen de Jesús (1 Corintios 10:4). Jesús, siendo golpeado una vez, proveyó vida para todo aquel que tomará de Él (Juan 7:37). Pero era innecesario – e injusto – que Jesús fuera golpeado de nuevo, mucho menos de nuevo dos veces, porque el Hijo de Dios solo necesitaba sufrir una vez (Hebreos 10:10-12). Jesús ahora puede venir con palabras de fe (Romanos 10:8-10), como Moisés debió solo haber usado palabras de fe para traer agua que da vida a la nación de Israel. Moisés “arruino” esta imagen del trabajo de Jesús que Dios intentaba.
e. Y él se santificó en ellos: Al final de todo, Dios era visto como santo entre los hijos de Israel. Moisés no santifico a Dios en este incidente, pero Dios se santifico a Sí mismo a través de la corrección a Moisés. Dios recibirá Su gloria, Dios será santificado – ¿pero eso vendrá por medio de nuestra obediencia o nuestra corrección?
Envió Moisés embajadores al rey de Edom desde Cades, diciendo: Así dice Israel tu hermano: Tú has sabido todo el trabajo que nos ha venido; cómo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres; y clamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras. Te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio.
a. Envió Moisés embajadores al rey de Edom desde Cades: Israel estaba en Cades, y ellos querían ir a través de la tierra de Edom – poniéndolos más cerca de la Tierra Prometida de lo que nunca antes habían estado, más allá de donde fallaron de entrar por la incredulidad. Este era la quinta etapa del Éxodo.
· Primero, de Egipto al Monte Sinaí (Éxodo 12:31 a 18:27).
· Segundo, morar en el Monte Sinaí (Éxodo 19:1 a Números 10:10).
· Tercero, el primer acercamiento a la Tierra Prometida, empezando en el Monte Sinaí, pero siendo abortados en Cades con el rechazo de entrar a la Tierra Prometida en fe (Números 10:11 a 14:45).
· Cuarto, los 38 años de ambular en el desierto hasta que la generación de incrédulos hubiera muerto (Números 15:1 a Números 20:13).
· Ahora, quinto, el segundo y final acercamiento a la Tierra Prometida (Números 20:14 a Josué 2:24).
b. Así dice Israel tu hermano: La nación de Israel era hermano a la nación de Edom, porque el patriarca Israel (también conocido como Jacob) era hermano de Esaú (también conocido como Edom), como se relata en Génesis 25:19-34.
c. Te rogamos que pasemos por tu tierra: Todo lo que Moisés pedía a favor de Israel era el permiso de pasar por el medio. Ellos no esperaban provisión de los Edomitas, porque ellos confiaban en Dios que proveería todas sus necesidades.
Edom le respondió: No pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado. Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino principal iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; déjame solamente pasar a pie, nada más. Pero él respondió: No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte. No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él.
a. No pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado: Esta era una negación innecesaria. No le hubiera costado nada a Edom y sería un genuino gesto de buena voluntad. Pero los Edomitas, quizás por sospecha o miedo, se negaron.
b. Se desvió Israel de él: Esta negación hizo el viaje de los hijos de Israel mucho más desalentador y peligroso (Números 21:4-5), pero parece que no hay registro de Dios castigando a Edom por este pecado. De hecho, Israel seguía ordenado de tratar al Edomita como hermano (Deuteronomio 23:7). Dios aquí le muestra a Israel como dejarle al Señor el juicio de aquellos que te hieren, y como amar a aquellos que han actuado como enemigos en tu contra – incluso si son hermanos.
Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor. Y Jehová habló a Moisés y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo: Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla. Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor, y desnuda a Aarón de sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá. Y Moisés hizo como Jehová le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista de toda la congregación. Y Moisés desnudó a Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo; y Aarón murió allí en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte. Y viendo toda la congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas las familias de Israel.
a. Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor: Aquí un marcador definitivo, indicando el final de los 38 años que Israel ha sido “sentenciado” al desierto. Números 33:38 nos dice Aarón… allí murió a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto.
i. Hay muy poco registro de lo que paso durante estos años; están comprimidos en solo 5 capítulos y medio, mientras que el año en el Monte Sinaí se le dan casi 50 capítulos. Esto era para demostrar que estos años completaron nada, excepto la muerte de la generación incrédula. Estos solo fueron años de sobrevivir en el desierto, años malgastados, esperando por el “viejo hombre” que muriera.
ii. Durante estos 38 años, hubo mucho movimiento – pero no progreso. Nuestro caminar con Dios puede ser de la misma manera.
iii. “Porque Israel se había revelado, su vida se ha desperdiciado desde entonces, y sólo ahora, después de tal lapso de tiempo, y después de mucho sufrimiento, Israel se encontró a sí mismo en una posición para recomenzar la marcha que fue suspendida en Cades. Así es con las iglesias que tienen que alcanzar un cierto punto, entonces se rebelan contra la voz de Dios. Su historia se desperdicia; ellos existen, pero difícilmente viven; hay en efecto un movimiento en ellos, pero no tienen un objetivo definido, los lleva a ningún lado; ellos solo terminan en el mismo lugar todo el tiempo. Sólo después de un largo tiempo (sí Dios tiene misericordia con ellos) ellos se encuentran a sí mismos una vez más en una posición para empezar de nuevo, y sin un paso más adelante en todos estos años. Aun así es con las personas que no van resueltamente cuando son llamados. Ellos son gastados y perdidos en movimientos atrás-adelante lo cual no es un progreso. Después de muchos años quizás – quizás después de toda una vida – de ambular en lugares secos ellos se encuentren a sí mismos una vez más en un punto en el cual ellos habían llegado antes, y no un paso más cerca.” (Winterbotham en Pulpit Commentary).
b. Aarón murió allí en la cumbre del monte: La muerte de Aarón es un gran punto de referencia en la historia de Israel; él fue el primer sumo sacerdote de la nación – y sin embargo, no fue exento del decreto de que esta generación perecería en el desierto.
i. Moisés, quién representaba la ley, no pudo guiarlos dentro de la Tierra Prometida. María, quién representaba a los profetas, no pudo guiarlos dentro de la Tierra Prometida. Aarón, quién representaba a los sacerdotes, no pudo guiarlos dentro de la Tierra Prometida. Sólo Josué, que es, Jesús, podía guiarlos dentro de la tierra de la promesa de Dios.
c. Aarón murió allí en la cumbre del monte: Aarón murió como una gran, pero compleja figura, incluso más que María. Él fue usado poderosamente por Dios, como el compañero de Moisés (Éxodo 4:27-31), para iniciar el sacerdocio (Levítico 8), y para implorar con Moisés por el pueblo (Números 16-17). Al mismo tiempo jugo un papel decisivo del grotesco fiasco del becerro de oro (Éxodo 32) y en desafiar la autoridad de Moisés con su hermana María (Números 12).
i. La vida de Aarón nos muestra, entre otras cosas, que el oficio es más importante que el hombre en sí. Aarón el hombre no siempre era digno de respeto, pero Aarón el sumo sacerdote siempre era digno de honor.
d. Y Moisés desnudo a Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo: Dios dio una advertencia especial acerca de la muerte de Aarón, para que una suave y agraciada transición pudiera hacerse al pasar la posición de sumo sacerdote al hijo mayor que vivía de Aarón, Eleazar.
i. El hombre muere, pero el sacerdocio – y el acceso y relación con Dios que describe – continua. La relación con Dios de ninguno en Israel iba a depender de Aarón, sino del sumo sacerdote – quien sea que fuere. Dios ha asegurado que siempre habrá un sumo sacerdote para nosotros al cual venir en Jesús (Hebreos 4:14-16), y nosotros necesitamos no depender en ningún hombre para nuestra relación con Dios.
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