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Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió. Y llamó a aquel lugar Tabera, porque el fuego de Jehová se encendió en ellos.
a. Aconteció que el pueblo se quejó: Israel, habiendo sido ordenados, organizados, limpiados, apartados, bendecidos, enseñados a dar, se les recordaba la liberación de Dios, se les dio la presencia de Dios, y las herramientas para avanzar a la Tierra Prometida, están ahora en marcha a Canaán – e inmediatamente, el pueblo se quejó.
i. ¿Cómo puede ser que una nación tan bendecida aun pueda quejarse? Dios ha hecho mucho en y por Israel; aun así ellos todavía murmuraban en contra de Él. Por supuesto, sus circunstancias no eran fáciles – pero que pecado es para ellos el quejarse en contra de Dios, ¡borrando el espíritu de gratitud en sus corazones!
b. El pueblo se quejó… y lo oyó Jehová: Este era un simple caso de causa y efecto. Nuestros corazones quejumbrosos desagradan a Dios, porque muestra muy poca gratitud por lo que Él ha hecho en el pasado, y fe por lo que Él puede hacer hoy mismo.
i. No se nos ha dicho aquí exactamente de lo que Israel se estaba quejando. Quizás aquí, es porque sus quejas son solamente ese corazón generalmente insatisfecho – no quejándose por alguna razón mayor, sino porque ahí es donde sus corazones están.
c. Se encendió en ellos fuego de Jehová: Israel había valuado el fuego de Dios como emblema de Su presencia en la noche; pero ahora, ese fuego y la presencia de Dios se volvieron algo en alguna manera una espada de doble filo – la presencia de Dios estaba allí para lidiar con el pecado como también para confortar a Israel.
d. El pueblo clamó a Moisés: Idealmente, ellos hubieran clamado a Dios mismo; pero con su bajo caminar con Dios, ellos se sentían más cómodos con Moisés.
e. Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió: Moisés intercede por el pueblo, y el fuego se extinguió – pero el lugar es llamado Tabera(“quemado”) como recordatorio de la estimación de Dios al corazón quejumbroso.
Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos. Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio. El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo. Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.
a. Y la gente extranjera que se mezcló con ellos: Éxodo 12:38 dice que con ellos grande multitud salió de Egipto. Esto significa que no todos aquellos que salieron de Egipto con Moisés eran étnicamente Israelitas; muchos egipcios (y quizás otros foráneos) fueron con ellos, porque eran esclavos compañeros en Egipto, y porque el Dios de Israel se ha mostrado a sí mismo más poderoso que los dioses de los egipcios.
i. También hay un sentido en el cual Israel era una mezcla espiritual – no todos tenían una genuina, real relación con Dios. Esta es una verdad de la iglesia visible también, en la cual Jesús dijo podría contener bien y mal hasta la cosecha final. (Mateo 13:24-30, 36-43)
b. Tuvo un vivo deseo: La palabra en Hebreo aquí era ta’avah; es también usada en pasajes como Génesis 3:6, 1 Samuel 2:16, Job 33:20, Salmos 10:3 por el fuerte deseo de algo placentero, pero quizás pecaminoso (aunque no siempre).
i. Israel tenía que rendirse a esta ansia intensa; no sería cumplida a menos que cooperaran con ello. Santiago 1:14 dice sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido; la atracción al pecado es presente entre nosotros, sin embargo debemos ceder a ella en la elección de pecado.
c. ¡Quien nos diera a comer carne!: Esta era una pregunta rara de hacer, considerando que ellos tenían un Dios en el cielo que cumple cada necesidad. Parecía que Israel busco por otro proveedor porque ellos no estaban satisfechos con lo que venía a ellos de la mano de Dios – ¡y están tan inquietos sobre esto que lloraron!
i. Lágrimas de arrepentimiento o dolor sobre el pecado o gozo en el Señor pueden ser hermosas delante de Dios; pero muchas lágrimas derramadas, incluso por creyentes, son derramadas sobre decepciones infantiles.
ii. Israel pudo haber proveído carne para ellos mismos. Dios no les prohibió cazar cualquier animal que pudieran en el desierto; y tenían sus rebaños, los cuales pudieron ser sacrificados para carne. Ellos no querían hacer nada acerca de su deseo por carne, excepto llorar por eso.
d. Nos acordamos: Al describir la vida en Egipto, ¡uno podría pensar que su esclavitud ahí era el cielo en la tierra para Israel! Uno podría pensar que sus platos estaban siempre llenos con increíbles comidas. Israel aquí está participando en la “memoria creativa”, escogiendo recordar ciertas cosas acerca de Egipto, y exagerando estas cosas, mientras que al mismo tiempo escogiendo olvidar otras cosas.
i. Nosotros seguido pensamos de nuestra memoria como un proceso “fotográfico” mecánico, el cual imparcialmente graba los hechos y después imparcialmente recupera estos archivos. ¡No es así en absoluto! La memoria, tanto en grabar y recuperar, es un proceso creativo – y las “memorias” pueden ser creadas de eventos que nunca pasaron. Esto es mucho más del dolor de las familias que han sido heridas por el “Síndrome de Falsa Memoria,” donde memorias de abuso en la infancia y tales son creadas.
ii. La memoria seguido romantiza el pasado; uno puede anhelarpor regresar al ambiente espiritual de su juventud, cuando todos parecían estar muy bien con Dios y más en fuego. Sin embargo, esto es a menudo confundido con un simple anhelo de nuestra juventud – cuando las cosas parecían mucho más simples, nuestras responsabilidades eran menos, y todo era más nuevo.
iii. Israel se enamoró con una ilusión del pasado (que tan maravilloso era Egipto), en lugar de ver lo que Dios tenia para ellos en el futuro – la Tierra Prometida, la cual era realmente una tierra de leche y miel – ¡toda la buena comida que ellos pudieran querer! Lo mejor de Dios para nosotros siempre está adelante, nunca detrás de nosotros.
e. Pues nada sino este maná: Esencialmente, sus quejas en contra del maná eran, “No es lo suficientemente emocionante. Es aburrido.” Esta espantosa falta de gratitud no era nada menos que haber menospreciado al Señor (Números 11:20). Dios es nuestro proveedor; el despreciar lo que Él provee es despreciarlo a Él. No es el trabajo de Dios entretenernos, y nosotros deberíamos ser más que hijos que demandan ser entretenidos y entusiasmados.
f. Y ahora nuestra alma se seca: El corazón quejumbroso romantiza el pasado pero también exagera los problemas del presente. Nuestra alma se saca era una grave exageración. Dios no los desecharía en el desierto. De hecho, Dios proveía cada una de sus necesidades – aunque no cada deseo.
g. Su sabor era como sabor de aceite nuevo: De hecho, el maná era una excelente provisión. Aparentemente, podía saber cómo donas, sin embargo proveía toda la nutrición necesaria para un largo viaje a través del desierto.
i. “Ellos nunca estaban satisfechos; incluso Dios mismo no podía complacerlos, porque ellos siempre estaban prefiriendo su propia sabiduría a la de él. Dios va a salvarnos en su propia manera, o de ninguna manera; porque de esa manera, siendo el plan de infinita sabiduría, es imposible que podamos ser salvos en alguna otra.” (Clarke)
Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira de Jehová se encendió en gran manera; también le pareció mal a Moisés. Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres? ¿De dónde conseguiré yo carne para dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos. No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.
a. Y la ira de Jehová se encendió en gran manera; también le pareció mal a Moisés: El llanto infantil del pueblo no solo irritó al Señor; disgustó a Moisés también. Esta frustración lo llevó en frustración a Dios.
i. Moisés ciertamente tuvo una mejor razón para quejarse con Dios; no es como que él haya cedido al vivo deseo como lo hicieron los hijos de Israel. Sin embargo, incluso su queja no es buena, y muestra un lapso en su confianza en Dios.
ii. Moisés parecía atrapado fuera de guardia; sorprendido que el pueblo fuera tan rebelde tan rápido después de tan fuerte advertencia en Tabera; ¡los líderes son aptos para hacer lo incorrecto cuando son atrapados fuera de guardia!
b. ¿Por qué has afligido a tu siervo?: Moisés respondió a Dios en la manera que muchos de nosotros hacemos en un tiempo de prueba. El esencialmente dijo, “Dios, aquí estoy sirviéndote. ¿Por qué traes esto sobre mí?” Es fácil decir que Dios no trajo esto sobre Moisés – un pueblo carnal y malagradecido lo trajo. Sin embargo, a pesar que Dios no afligió a Moisés directamente con esto, El al final lo permitió.
i. Dios permitió esto por la misma razón que Dios permite cualquier aflicción en nuestras vidas – para obligarnos a confiar en El en todo, para asociarnos con El en obstáculos que han de venir, y para amarlo y adorarlo aún más por medio de nuestra elevada dependencia en El y la mayor liberación que El trae.
ii. A fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos (1 Tesalonicenses 3:3)
iii. Por supuesto, es muy difícil de ver esto en el medio de la aflicción; nos sentimos como Moisés lo hizo: ¿Por qué no he hallado gracia en tus ojos? “Si realmente me amas Señor, ¿Por qué traerías esto sobre mí?” La respuesta de Dios es siempre la misma: “Es porque te amo que estoy entrenándote, construyéndote en fe.”
c. ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo?: Cuando Moisés se comparó a sí mismo a una madre y los hijos de Israel como sus hijos, el uso una figura de expresión apropiada – porque Israel de hecho estaba actuando como un montón de bebes. Cuando Moisés dijo, “Porque lloran a mí” eso mostró que Israel lloraba lágrimas infantiles de un temperamento de rabieta.
d. No puedo yo solo soportar a todo este pueblo: Ahora Moisés tiene un entendimiento correcto, sin embargo no una actitud correcta todavía. Él no puede soportar a todas estas personas solo; Dios lo va a hacer en él y por medio de él.
e. Y sí así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte: Moisés estaba extremadamente frustrado. El derramo un emocional, afligido, harto, “estoy cansado de esto” corazón al Señor. “Si realmente me amas Señor, mátame ahora mismo” no es una oración correcta de la cabeza, pero es una oración honesta del corazón.
i. Dios no va a responder la petición de Moisés; pero Él va a responder la oración de su corazón. Cuando estamos abrumados con tales sentimientos, es bueno para nosotros llevarlos al Señor, y dejarlos ir, en lugar de cultivarlos nosotros mismos.
ii. Y que yo no vea mí mal: Esta era una oración que Dios no contestaría. Dios quería que Moisés viera su miseria – su inhabilidad para solucionar este problema – aparte de la mano poderosa de Dios. Cuando Moisés ve su miseria – su debilidad, entonces él puede ser fuerte en la fuerza de Dios. Como Pablo aprendió: La fuerza de Dios es hecha perfecta en debilidad (2 Corintios 12:9).
Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tu solo.
a. Que tú sabes que son ancianos del pueblo: Moisés no debía elegir hombres quienes él pensaba podrían volverse ancianos; él debía elegir hombres que ya fueran conocidos como ancianos por su sabiduría, conducta, y ministerio a otros. Los ancianos son hechos por Dios, pero reconocidos por el hombre.
b. Y esperen allí contigo: El primer llamado de los ancianos era simplemente estar ahí con Moisés, delante del Señor. Ellos eran un apoyo y fuerza para Moisés solo por su presencia.
c. Tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos: Los ancianos deben tener el mismo corazón, la misma visión, y el mismo espíritu que estaba en Moisés. Si no, no habría un acuerdo entre el liderazgo de la nación y podría resultar en desastre.
d. Llevarán contigo la carga del pueblo: Los ancianos estaban ahí para ayudar a Moisés a llevar la carga espiritual – para ayudarle a cuidar y ministrar al pueblo, y para ser un apoyo para él en el ministerio. La ayuda de Dios iba a venir a Moisés a través del apoyo de hombres piadosos. Esta era una manera habitual de Dios para satisfacer nuestras necesidades.
Pero al pueblo dirás: santificaos para mañana, y comeréis carne; porque habéis llorado en oídos de Jehová, diciendo: ¡Quién nos diera a comer carne! ¡Ciertamente mejor nos iba en Egipto! Jehová, pues, os dará carne, y comeréis. No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días, sino hasta un mes entero, hasta que os salga por la narices, y las aborrezcáis, por cuanto menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de él, diciendo: ¿para qué salimos acá de Egipto?
a. Jehová, pues, os dará carne, y comeréis: Esto no era una bendición. Dios prometió responder el deseo del corazón de Israel; pero no en una manera que fuera una bendición para Israel. Algunas veces el Señor nos castiga al darnos lo que pedimos – por lo que nuestro intenso deseo clama.
b. Hasta que os salga por las narices, y las aborrezcáis: Dios prometió darles tanta carne que se volverían enfermos por ella. Esto era porque ellos negaron y dudaron las bondades de la libertad de Dios.
i. Es peligroso para un cristiano entretener el pensamiento, “quisiera que nunca hubiera decidido seguir a Jesús. Me iba mejor en el mundo.” Tales pensamientos, si vienen, deben ser puestos aparte inmediatamente. Nunca podemos negar o dudar la bondad de la liberación de Dios.
Entonces dijo Moisés: seiscientos mil de a pie son el pueblo en medio del cual yo estoy; ¡y tú dices: Les daré carne, y comerán un mes entero! ¿Se degollarán para ellos ovejas bueyes que les basten? ¿O se juntaran para ellos todos los peces del mar para que tengan abasto? Entonces Jehová respondió a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora veras si se cumple mi palabra, o no.
a. Seiscientos mil de a pie son el pueblo en medio del cual yo estoy: Moisés reacciona como nosotros lo hacemos seguido – tratando de averiguar como Dios realizaría una promesa particular. Moisés no podía averiguarlo; pero Dios nunca le preguntó. Dios va a proveer, porque Su brazo no se ha acortado, ni tampoco ha perdido fuerza alguna.
b. ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová?: Dios repentinamente no se volvió débil o limitado. Dios tiene recursos que Moisés no conocía. Nosotros podemos decir que a Dios le gusta cumplir nuestras necesidades en maneras completamente inesperadas.
Y salió Moisés y dijo al pueblo las palabras de Jehová; y reunió a los setenta varones de los ancianos del pueblo, y los hizo estar alrededor del tabernáculo. Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron. Y habían quedado en el campamento dos varones, llamados el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposo el espíritu; estaban estos entre los inscritos, pero no habían venido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento. Y corrió un joven y dio aviso a Moisés, y dijo: Eldad y Medad profetizan en el campamento. Entonces respondió Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes, y dijo: Señor mío Moisés, impídelos. Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos. Y Moisés volvió al campamento, él y los ancianos de Israel.
a. Reunió a los setenta varones de los ancianos del pueblo, y los hizo estar alrededor del tabernáculo: Antes de que Dios proveyera la carne para Israel (la cual ellos pidieron, pero realmente no necesitaban), Él primero proveyó para ellos más líderes y vigilancia (que no pidieron, pero realmente necesitaban).
b. Y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos: Para este extendido liderazgo para hacer el trabajo, ellos necesitaban tener un derrame del Espíritu Santo – y ellos necesitaban tener el mismo espíritu que estaba en Moisés. Ellos necesitaban tener su visión, su corazón, y su actitud.
i. Si un hombre no tiene el Espíritu Santo fluyendo en poder en su vida, y el mismo espíritu de aquellos que el Señor ha puesto en autoridad sobre él, él no está equipado para servir como debería – y terminará siendo un obstáculo, no una bendición.
c. Y profetizaron en el campamento: La operación del Espíritu Santo no era limitada a una geografía particular. Incluso estos dos hombres que no estaban con el resto de los setenta ancianos estaban llenos con el Espíritu Santo.
i. Josué, cuando se enteró de esto, funciono como un buen asistente debería: Su primera preocupación fue por el ministerio de Moisés y temió que esto podría en alguna manera minarlo. ¿Podrían Eldad y Medad convertirse en rivales para Moisés? ¡No si Josué tenía algo que decir acerca de eso!
ii. Pero Moisés conocía a estos hombres, y entendía que no tenían un corazón divisor – y deseaban por todos en Israel que tuvieran el mismo lleno del Espíritu Santo. ¡Moisés nunca teme de un hombre lleno genuinamente del Espíritu que sea un rival o una persona divisora!
Y vino un viento de Jehová, y trajo codornices del mar, y las dejó sobre el campamento, un día de camino a un lado, y un día de camino al otro, alrededor del campamento, y casi dos codos sobre la faz de la tierra. Entonces el pueblo estuvo levantando todo aquel día y toda la noche, y todo el día siguiente, y recogieron codornices; el que menos, recogió diez montones; y las tendieron para sí a lo largo alrededor del campamento. Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando la ira de Jehová se encendió en el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una plaga muy grande. Y llamó el nombre de aquel lugar Kibrot-hataava, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso. De kibrot-hataava partió el pueblo a Hazerot, y se quedó en Hazerot.
a. Un viento de Jehová, y trajo codornices: Milagrosamente, Dios dirigió un gran número de codornices al campamento de Israel, donde fueron matadas y pudieron ser comidas. Las codornices hacen una migración sobre el desierto Sinaí cada año; ha sido grabado que Árabes que viven cerca de esta región pueden atrapar entre uno y dos millones de codornices durante su migración de otoño, usando redes.
i. La codorniz viene alrededor del campamento – eso es, en el perímetro. Cuando el Espíritu Santo fue derramado, atrajo hombres al centro del campamento – justo en medio del pueblo de Dios. Para tener la codorniz, ellos tenían que ir fuera del campamento – lejos del pueblo de Dios. Los mejor de Dios para nosotros siempre es hacia el centro del campamento, no en el exterior.
b. Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando la ira de Jehová se encendió en el pueblo: El pueblo, con gran esfuerzo y entusiasmo, reunieron las codornices y las prepararon para comerlas. Pero cuando comieron – Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, el Señor envió una plaga entre ellos y muchos murieron.
i. E hizo llover sobre ellos carne como polvo, como arena del mar, aves que vuelan. Las hizo caer en medio del campamento, alrededor de sus tiendas. Comieron, y se saciaron; les cumplió, pues, su deseo. No habían quitado de sí su anhelo, aún estaba la comida en su boca, cuando vino sobre ellos el furor de Dios, e hizo morir a los más robustos de ellos, y derribo a los escogidos de Israel. (Salmos 78:27-31)
ii. Bien pronto olvidaron sus obras; no esperaron su consejo. Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto; y tentaron a Dios en la soledad. Y él les dio lo que pidieron; Mas envió mortandad sobre ellos. (Salmos 106:13-15)
iii. Cuando permitimos deseos impíos manejar nuestras vidas, Dios puede enviar lo que deseamos – y delgadez a nuestra alma también. ¡Es mejor tener un alma “gorda” y negarnos a estos deseos!
iv. Este era un juicio estricto, pero era una ayuda a Israel porque eso les enseño a no ser gobernados por sus deseos, después fue una gran ayuda para la nación. El pueblo de la Tierra Prometida debe ser gobernado por más que sus apetitos físicos o emocionales.
c. Y llamó el nombre de aquel lugar Kibrot-hataava: Ellos llamaron el lugar Kibrot-hataava – lo que significa “tumbas de deseo.” ¿Cuántos han tenido sus deseos como sus tumbas? ¿Cuántos han vivido en muerte spiritual porque ellos se rindieron a sus deseos, y nunca encontraron victoria sobre sus lujurias?
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