David Guzik :: Miqueas 3 – En contra de Príncipes y Profetas

Miqueas 3 – En contra de Príncipes y Profetas

A. Dios en contra de los príncipes de Su pueblo.

1. (Miqueas 3:1-3) La violencia de los líderes en contra del pueblo de Dios.

Dije: Oíd ahora, príncipes de Jacob, y jefes de la casa de Israel: ¿No concierne a vosotros saber lo que es justo? Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo, que les quitáis su piel y su carne de sobre los huesos; que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis los huesos y los rompéis como para el caldero, y como carnes en olla.

a. Oíd ahora, príncipes de Jacob: Previamente, Miqueas dirigió sus comentarios al pueblo de Dios en general. Ahora, él específicamente habla hacia los líderes, porque ellos tienen tanto una especial responsabilidad y rendición de cuentas hacia Dios.

b. Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo: Si esta descripción no es lo suficientemente mala, Miqueas va más allá ilustrando de que manera terrible los líderes de Judá e Israel “utilizaba” al pueblo – como si fueran caníbales agasajándose del pueblo de Dios.

i. “Ya que debido a la severa pobreza de los pobres les llevaba a la tumba antes de tiempo, el profeta, en una metáfora sostenida, representa a los magistrados responsables de haber creado estas condiciones, como si actuaran como caníbales. Esta grotesca ilustración tiene la mira en despertar la consciencia de los reprobados.” (Waltke)

ii. Esto nos recuerda que el pueblo jamás existe por el bien de los líderes, sino que los líderes están allí por el bien del pueblo. Un líder jamás debiera de servir al pueblo de Dios si esta dominado por esta pregunta, “¿Qué hay en esto para mí?” Cuando lo hacen, ellos son como los líderes canibalescos descritos por Miqueas.

2. (Miqueas 3:4) El juicio de Dios de silencio en contra de los líderes corruptos.

Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras.

a. Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá: Este es un ejemplo del juicio de Dios en contra de los líderes corruptos. Cuando ellos claman a Dios por ayuda, Él permanecerá en silencio.

b. Antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo: Un aspecto de la bendición pronunciada por los sacerdotes de Israel era el pedirle a Jehová que haga resplandecer su rostro sobre ti (Números 6:25). Aquí Miqueas promete lo opuesto de esta bendición – que Dios antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo.

B. Dios en contra de los falsos profetas hacia Su pueblo.

1. (Miqueas 3:5-7) El pecado y el juicio prometido de los falsos profetas.

Así ha dicho Jehová acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo, y claman: Paz, cuando tienen algo que comer, y al que no les da de comer, proclaman guerra contra él: Por tanto, de la profecía se os hará noche, y oscuridad del adivinar; y sobre los profetas se pondrá el sol, y el día se entenebrecerá sobre ellos. Y serán avergonzados los profetas, y se confundirán los adivinos; y ellos todos cerrarán sus labios, porque no hay respuesta de Dios.

a. Los profetas que hacen errar a mi pueblo: Miqueas regresa hacia el tema anterior, mencionado primeramente en Miqueas 2:11 – los falsos profetas que traen un consuelo hueco y una pretendida paz hacia el pueblo de Dios.

b. Sobre los profetas se pondrá el sol: A través de Miqueas, Dios anuncia que Él traerá a los falsos profetas hacia una completa confusión y mala fama. Ellos no tendrán respuesta de Dios y, por lo tanto, serán avergonzados.

2. (Miqueas 3:8) La confianza de Miqueas como un verdadero profeta de Dios.

Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado.

a. Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová: En contraste a la vergüenza venidera de los falsos profetas, Miqueas tiene una confianza justificada en Jehová, quien lo llamó a ser Su profeta. Debido a que él conoce a Dios y esta cerca de Dios y Su palabra, Miqueas sabe que el esta lleno de poder del Espíritu de Jehová.

i. Miqueas también sabía que el poder venía del Espíritu de Jehová, no por cualquier cosa que tuviera Miqueas. El poder también venía por juicio y fuerza, porque Miqueas que él estaba del lado de la palabra de Dios y de la fuerza de Dios.

ii. “Debemos de tener el Espíritu Santo, y si no lo tenemos, todas nuestras maquinarias permanecerán inmóviles; o si si enciende, no producirá ningún efecto. Escuché de un varón Cristiano cuya rueda de molino fue vista estar en movimiento en un Domingo. Las personas que fueron a adorar se preguntaban sobre ello; pero uno que pasaba por allí dio reposó a sus mentes al señalar que la rueda solamente estaba girando en vano, porque el agua, por accidente, fluía sobre ésta. Pero el hombre dijo, ‘Es muy parecido a nuestro ministro y sus sermones. No hay obra que se este realizando, pero la rueda sigue girando, clic-clac, clic-clac, aunque no esta moliendo nada.’ En esto también se parece mucho a una organización se servicio espiritual: el agua pasa sobre ello, reluciente mientras fluye; pero el movimiento exterior no se une a ninguna necesidad humana, ni produce un resultado práctico, y nada sale del clic ni del zumbido.” (Spurgeon)

b. Para denunciar a Jacob su rebelión: Como la mayoría de los profetas del Antiguo Testamento, el trabajo de Miqueas era el exponer el pecado del pueblo de Dios.

i. Podríamos decir que bajo el Nuevo Pacto, los profetas, de alguna manera, tienen un llamado diferente. Bajo el Antiguo Pacto, la ley no estaba escrita en el corazón del creyente y el Espíritu Santo no moraba dentro de cada creyente de la misma manera que bajo el Nuevo Pacto.

ii. Por lo tanto, había una necesidad más grande para la obra de convicción del Espíritu Santo llegando desde “afuera”, de profetas como Miqueas. En el Nuevo Testamento, el Apóstol Pablo describe el ministerio del profeta como esto: Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación (1 Corintios 14:3). Esto ciertamente no significa que bajo el Nuevo Pacto la profecía jamás será usada para exponer el pecado, pero ciertamente no es su propósito central.

3. (Miqueas 3:9-12) Jerusalén, sin arrepentirse, compartirá el destino de Samaria, la destrucción.

Oíd ahora esto, jefes de la casa de Jacob, y capitanes de la casa de Israel, que abomináis el juicio, y pervertís todo el derecho; que edificáis a Sion con sangre, y a Jerusalén con injusticia. Sus jefes juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros. Por tanto, a causa de vosotros Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque.

a. Oíd ahora esto…que edificáis a Sion con sangre, y a Jerusalén con injusticia: En este capítulo, Miqueas primero habló hacia los jueces, luego con los profetas – ahora habla con los príncipes, jefes de la casa de Jacob. Los gobernantes de Jerusalén no eran mejores que los gobernantes de Israel, y podrían esperar un juicio similar a menos que se arrepintieran.

b. Y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros: Los líderes de Jerusalén tenían una confianza falsa en los rituales y formas de la religión. Mientras tanto, el juicio estaba señalado para Jerusalén, a menos que se arrepintieran.

i. La gran cosa en cuanto al Profeta Miqueas fue que él fue escuchado. Oseas fue ignorado, y también Amós. Ellos arrojaron a Jeremías en la cárcel por su mensaje profético de juicio venidero. En contraste, el Rey Ezequías y el liderazgo de Judá escucharon al Profeta Miqueas.

ii. Jeremías 26:17-19 describe como aún cien años después el impacto de Miqueas fue recordado: Entonces se levantaron algunos de los ancianos de la tierra y hablaron a toda la reunión del pueblo, diciendo: Miqueas de Moreset profetizó en tiempo de Ezequías rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque. ¿Acaso lo mataron Ezequías rey de Judá y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos, pues, nosotros tan gran mal contra nuestras almas?

iii. “Él fue escuchado en los días de Ezequías. Un avivamiento sucedió después. Luego, cien años después, sus palabras aún eran recordadas, y la memoria de lo que sucedió antes fue utilizado por Dios para preservar la vida de Jeremías.” (Boice)

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