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David Guzik :: Juan 4 – Una mujer samaritana y un noble conocen a Jesús

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Juan 4 – Una mujer samaritana y un noble conocen a Jesús.

A. La mujer samaritana.

1. (Juan 4:1-4) Jesús viaja de Judea a Galilea, pasando por Samaria.


Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria.

a. Cuando el Señor entendió….salió de Judea: Todavía no era el tiempo para una confrontación en Jerusalén, por lo tanto Jesús regresó a Galilea.

b. Le era necesario pasar por Samaria: Aunque el camino que pasaba por Samaria era la ruta más corta para llegar a Galilea, los judíos piadosos lo evitaban; y lo evitaban porque había una grande desconfianza y enemistad entre judíos y samaritanos.

i. Cuando el reino de Judá, al sur, fue conquistado por los Babilonios, tomaron casi todos cautivos, exiliándolos al Imperio Babilónico. Lo único que dejaron fueron las clases más bajas de la sociedad, porque no querían “ese tipo” de gente en Babilonia. Estos que quedaron atrás, se casaron con otra gente que gradualmente fue llegando a la región, y fue así como surgieron los Samaritanos como un grupo étnico y religioso.

ii. Por el hecho de que los samaritanos tenían una conexión histórica con el pueblo de Israel, su fe era una combinación de leyes y rituales basados en la Ley de Moisés, además de varias supersticiones. La mayoría de los judíos en los tiempos de Jesús despreciaban a los samaritanos, aun más que a los gentiles – porque, religiosamente hablando, ellos eran mestizos quienes tenían una fe ecléctica.

iii. ¿Por qué debía Jesús pasar por Samaria? Porque había gente ahí que necesitaba escucharle.

2. (Juan 4:5-9) Jesús encuentra a una mujer samaritana en el pozo.


Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí

a. Cansado del camino: Juan registra el cansancio de Jesús. Él genuinamente se sometió a nuestras limitaciones humanas.

b. Era como la hora sexta: Esta mujer vino por agua a una hora que no era la usual y lo hizo sola. Generalmente, las mujeres venían por agua más temprano durante el día y lo hacían en grupos. Podría haber sido que esta mujer tuvo una necesidad imprevista, o tal vez era una persona aislada de la sociedad.

c. Jesús le dijo: Por tradición, un rabino no podía hablar con una mujer en público, ni siquiera a su propia esposa. Era también muy inusual que un judío de aquel tiempo pidiera un favor o aceptara algo de tomar de la vasija de un samaritano. La petición de Jesús realmente sorprendió a la mujer.

d. ¿Cómo tú, siendo judío me pides a mí de beber? Inmediatamente la mujer quedó impresionada por la amabilidad de Jesús. Probablemente ésta era la primera vez que ella había escuchado un saludo amable de parte de un hombre judío.

3. (Juan 4:10.15) Jesús interesa a la mujer en agua viva.


Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla

a. Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber: Jesús entabla una conversación con la mujer, y hace que se interese en las cosas de Dios (eldon de Dios), de quién es Jesús (quién es el que te dice), y en lo que le puede dar (élte daría agua viva).

b. Agua viva: En tiempos antiguos, al agua de manantial le llamaban agua viva porque parecía estar “viva” al salir de la tierra haciendo burbujas. Aparentemente pareciera que Jesús se está refiriendo a un manantial cercano, pero Jesús hace un juego de palabras con la frase “agua viva” porque se está refiriendo al agua espiritual que satisface nuestra sed espiritual y da vida.

c. ¿ Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob? Es difícil saber si la mujer era sincera al hacer esta pregunta, o si era una cínica crítica. Todo depende del tono de su voz; al final, sí termina creyendo.

4. (Juan 4:16-26) Jesús la dirige de su vida pecaminosa a verdadera adoración.


Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

a. Cinco maridos has tenido: Jesús utilizó conocimiento sobrenatural para ministrar a esta mujer. Todos nosotros deberíamos ser guiados y llenos de poder por el Espíritu Santo cuando compartimos con otros.

b. Y el que ahora tienes, no es tú marido: ¿Por qué mencionó Jesús un asunto tan vergonzoso? Porque el asunto de su vida pecaminosa debía ser confrontado. Esta mujer debía decidir a quién amaba más: a su pecado o al Mesías?

c. Nuestros padres adoraron en este monte: Al traer este tema a colación, pareciera que con su respuesta, la mujer está evadiendo elasunto. Es posible que en verdad esta haya sido una fuente genuina de confusión y piedra de tropiezo para ella, pero lo más posible es que haya sido simplemente una manera de evadir.

i. Si ella quiso establecer un argumento aquí, Jesús no mordió el anzuelo. Jesús estaba más interesado en ganar un alma que en ganar un argumento.

d. Vosotros adoráis lo que no sabéis: Los samaritanos creían que Moisés había establecido un altar en el monte Gerizim, el monte de la bendición- esta era su justificación para el sistema de adoración en esa montaña. Pero como toda fe que trata de combinar elementos de diferentes religiones, ellos adoran lo que no saben.

e. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que leadoren. Jesús establece la base para una verdadera adoración: y no tiene que ver con lugares o trampas, sino con espíritu y verdad.

i. Para adorar en espíritu es necesario que estés interesado en las realidades espirituales, no en sacrificios externos, lavamientos o trampas.

ii. Para adorar en verdad es necesario que adores de acuerdo a todo el concepto de la Palabra de Dios, especialmente en la luz de la revelación del Nuevo Testamento.

f. Yo soy, el que habla contigo: Aunque esta mujer era pecadora, Jesús se reveló a ella. Jesús se revela a los pecadores.

5. (Juan 4:27-38) La mujer les dice a sus vecinos; Jesús enseña a Sus discípulos.


En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.

a. Mi comida es que haga la voluntad del que me envió: Jesús tenía razón. No hay nada que dé más satisfacción que hacer el trabajo de Dios.

b. Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega! Los discípulos pueden inmediatamente levantar la cosecha y lo hacen de semillas que no sembraron.

i. Jesús plantó las semillas, y ellos tuvieron la oportunidad de cosechar. Muchas veces, así es como sucede en la obra de Dios – uno siembra, y otro cosecha (1ª Corintios 3:6-8).

6. (Juan 4:39-42) Muchos samaritanos creen en el Salvador del mundo.


Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

a. Me dijo todo lo que he hecho: La mujer estaba sorprendida no sólo con lo que Jesús sabía sobre su vida, pero también de que la amaba aún conociendo los hechos de su vida. Algunas veces tememos que si alguien supiera todo lo que he hecho, no nos amarían – pero Jesús amaba a esta mujer.

b. Sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo: La gente de este pueblo samaritano por fe creyó en Jesús como el Cristo. Una pregunta implícita de Juan para nosotros es, “¿Qué piensas de Jesús?”

B. Sanidad del hijo del noble: la segunda señal.

1. (Juan 4:43-48) Jesús viene a Galilea y es recibido con una petición.


Dos días después, salió de allí y fue a Galilea. Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra. Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta. Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.

a. El profeta no tiene honra en su propia tierra: Galilea era la tierra de Jesús – donde creció. Como esta gente veía a Jesús como alguien muy familiar, no le honraban de la manera que debían haberlo hecho. Pero esto nos indica que realmente Jesús no les era familiar; si lo hubiera sido, le habrían honrado, principalmente ellos.

i. Existe algo como una familiaridad falsa con Jesús; una sensación peligrosa de que ya sabemos todo acerca de Él. Esta peligrosa sensación nos lleva a tener falta de honor hacia Jesús.

b. Habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta: Era costumbre de los judíos en Galilea ir a Jerusalén para las fiestas (Éxodo 23:14-17). En este tiempo particular recordaban todo lo que Jesús había hecho en Jerusalén.

i. ¿Qué hizo Jesús que ellos recordaban? Voltear las mesas de los cambistas en los patios externos del templo (Juan 2:13-27). Jesús predijo su propia resurrección milagrosa (Juan 2:18-22). Además, Jesús realizó muchas otras señales no especificadas durante este tiempo en Jerusalén (Juan 2:23-25)

c. Si no viereis señales y prodigios, no creeréis: Jesús reprendió a aquellos que dependen de señales y prodigios para creer. Pudiera parecer que Jesús fue rudo con este hombre que quería sanidad para su hijo, pero Él se había encontrado a muchos en Galilea que sólo se interesaban en Sus milagros – por lo tanto cuestiona a este hombre.

i. Las señales y prodigios pueden llevar a una persona a creer en Dios, y pueden validar a un mensajero que viene del cielo – pero pudieran no tener efecto en una persona, además Satanás puede también usar señales y prodigios (“a Tesalonicenses 2:9).

ii. Las señales y prodigios de Dios son obviamente cosas buenas, pero no deben ser el fundamento de nuestra fe. No debemos depender de ellas para “probar” que Dios existe. Por sí solas, las señales y prodigios no pueden cambiar el corazón; Israel vio señales increíbles en el Monte Sinaí y hasta escucharon la voz misma de Dios (Éxodo 19:16-20), sin embargo, poco tiempo después de eso ellos adoraron a un becerro de oro. (Éxodo 32:1-6)

2. (Juan 4:49-54) Jesús sana al hijo del noble.


El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.

a. Señor, desciende antes que mi hijo muera! La súplica del noble proviene de una necesidad profunda, pero ¿fue su pregunta bajo la luz de lo que Jesús dijo en Juan 4:48? Es como si él hubiera entendido perfectamente que lo que Jesús dijo no era para minimizar las señales y prodigios en sí mismos, sino para desalentar una dependencia carnal en ellos.

i. Él era un noble, un hombre de gran posición. Pero qué pequeña se veía su posición al encontrarse en este punto de necesidad. En ocasiones, Jesús nos lleva hacia abajo para que nos acerquemos a Él con este tipo de profunda necesidad y darnos cuenta que el piso tiene un mismo nivel en la cruz.

b. Ve, tu hijo vive: Jesús realmente probó la fe de este hombre, haciéndolo que creyera solamente en Su palabra. Pero el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Todo lo que Jesús le dio para creer fue Su palabra, la verdadera fe es sencillamente eso – tomar y creer la palabra de Jesús. Qué diferencia haría en nuestras vidas si realmente creyéramos lo que Jesús dice!

c. Tu hijo vive: ¿Por qué no usó Jesús ningún efecto dramático en esta sanidad? Muchos desean ver efectos dramáticos en las obras de Dios; y en ocasiones Dios las proporciona. Pero para la fe verdadera, no son necesarias.

i. Muchas veces los efectos dramáticos en las obras de sanidad estimulan una fe débil e ignorante; una fe madura no los necesita.

d. Y creyó él con toda su casa: El poder milagroso de Jesús desarrolla mayor fe.

i. Y creyó él: ¿Qué no ya creía este hombre? Por supuesto que sí, pero ahora su fe es más profunda por la experiencia personal del poder de Dios. Su fe original más la obra de Dios llevó a mayor fe. Podemos tomar las bendiciones pasadas de Dios como una promesa de bendiciones futuras.

ii. Es esencial que creamos en Dios si queremos ver sus obras realizadas. Definitivamente que hay personas que no son sanadas o bendecidas simplemente porque les falta fe.

e. Con toda su casa: Todos fueron tocados por la fe de este hombre noble y el poder de Dios actuando a través de ella. Es maravilloso que estos judíos de la región de Galilea creyeron, pero no lo hubieran hecho a menos que Jesús realizara señales, y aún así, eran lentos para creer.

i. Estos galileos judíos no se comparan con los samaritanos a los que despreciaban, quienes creyeron a Jesús sin necesidad de ninguna señal – ellos creyeron a Su palabra. (Juan 4:39-42).

ii. Esta es la segunda señal. Todas ellas son dadas para que creamos (Juan 20:30-31), y no es difícil ver cómo este milagro específicamente construye nuestra fe.

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