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En aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un levita que moraba como forastero en la parte más remota del monte de Efraín, el cual había tomado para sí mujer concubina de Belén de Judá.
a. No había rey en Israel: Esto fija el escenario para la terrible historio de los siguientes capítulos. Lo que significa no había rey en Israel es más que la ausencia de un monarca político; también significaba que ellos se rehusaban a reconocer el liderazgo de Dios sobre ellos.
i. Lo que se desarrolla en el resto de este capítulo es tan desagradable que el comentarista F.B. Meyer recomienda que no se lea. Al comentar sobre este primer versículo, él escribió: “Sería suficiente el ponderar estas palabras, la cual ocurre cuatro veces en este libro, sin leer más de este terrible capítulo, la cual muestra la profundidad de la depravación la cual se hunde apartado de la gracia de Dios.”
b. Había tomado para sí mujer concubina: La concubina del Levita era reconocida como su compañera legal, pero ella no tenía el mismo estatus como lo tiene la esposa en el hogar o en la sociedad.
i. En este sentido, una concubina era una amante legal. Muchos hombres prominentes del Antiguo Testamento tuvieron concubinas. Los ejemplos incluyen a Abraham (Génesis 25:6), Jacob (Génesis 35:22), Caleb (1 Crónicas 2:46), Saul (2 Samuel 3:7), David (2 Samuel 5:13), Salomón (1 Reyes 11:3 – 300 concubinas), y Roboam (2 Crónicas 11:21). Significativamente, jamás vemos a este tipo de vida familiar bendecida por parte de Dios.
ii. El Nuevo Testamento pone en claro que desde el principio, el plan de Dios fue de un hombre y una mujer estuvieran unidos en una sola carne para siempre (Mateo 19:4-6), y cada hombre debe ser “un hombre de una sola mujer” (1 Timoteo 3:2).
Y su concubina le fue infiel, y se fue de él a casa de su padre, a Belén de Judá, y estuvo allá durante cuatro meses. Y se levantó su marido y la siguió, para hablarle amorosamente y hacerla volver; y llevaba consigo un criado, y un par de asnos; y ella le hizo entrar en la casa de su padre. Y viéndole el padre de la joven, salió a recibirle gozoso; y le detuvo su suegro, el padre de la joven, y quedó en su casa tres días, comiendo y bebiendo y alojándose allí.
a. La siguió, para hablarle amorosamente y hacerla volver: Aquí el Levita fue un ejemplo de cómo un marido ofendido debería de actuar cuando hay adulterio. Aunque ella quebrantó el lazo entre ellos, él trabajó duro para traer de nuevo la relación con ella, y tuvo éxito.
i. Jesús que el divorcio jamás es ordenado cuando hay adulterio (Mateo 19:8). Si un compañero en el matrimonio a pecado en contra del cónyuge por medio del adulterio, éstos deberían de trabajar para hacer que el matrimonio sobreviva y tenga éxito, de la mejor manera que lo puedan hacer.
b. Y viéndole el padre de la joven, salió a recibirle gozoso: Quizás el padre estaba gozoso al ver al Levita y a su hija juntos otra vez, o quizás el padre simplemente estaba gozoso de tener a su hija de nuevo en su casa.
Al cuarto día, cuando se levantaron de mañana, se levantó también el levita para irse; y el padre de la joven dijo a su yerno: Conforta tu corazón con un bocado de pan, y después os iréis. Y se sentaron ellos dos juntos, y comieron y bebieron. Y el padre de la joven dijo al varón: Yo te ruego que quieras pasar aquí la noche, y se alegrará tu corazón. Y se levantó el varón para irse, pero insistió su suegro, y volvió a pasar allí la noche. Al quinto día, levantándose de mañana para irse, le dijo el padre de la joven: Conforta ahora tu corazón, y aguarda hasta que decline el día. Y comieron ambos juntos. Luego se levantó el varón para irse, él y su concubina y su criado. Entonces su suegro, el padre de la joven, le dijo: He aquí ya el día declina para anochecer, te ruego que paséis aquí la noche; he aquí que el día se acaba, duerme aquí, para que se alegre tu corazón; y mañana os levantaréis temprano a vuestro camino y te irás a tu casa. Mas el hombre no quiso pasar allí la noche, sino que se levantó y se fue, y llegó hasta enfrente de Jebús, que es Jerusalén, con su par de asnos ensillados, y su concubina.
a. Al cuarto día: Esta porción explica el porque el Levita y su concubina fueron retrasados en Belén, en la casa del padre de la concubina. Él tenía la intensión de irse en el cuarto día, pero fue persuadido a quedarse una noche más.
b. Aguarda hasta que decline el día: Esto explica el porque se fueron por la tarde en lugar de la mañana, lo cual sería un tiempo más sensato para partir en un viaje largo.
Y estando ya junto a Jebús, el día había declinado mucho; y dijo el criado a su señor: Ven ahora, y vámonos a esta ciudad de los jebuseos, para que pasemos en ella la noche. Y su señor le respondió: No iremos a ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos de Israel, sino que pasaremos hasta Gabaa. Y dijo a su criado: Ven, sigamos hasta uno de esos lugares, para pasar la noche en Gabaa o en Ramá. Pasando, pues, caminaron, y se les puso el sol junto a Gabaa que era de Benjamín. Y se apartaron del camino para entrar a pasar allí la noche en Gabaa; y entrando, se sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los acogiese en casa para pasar la noche.
a. No iremos a ninguna ciudad de extranjeros: El Levita y su concubina consideraban a una ciudad pagana como peligrosa. Ellos, por lo tanto, fueran a Gabaa, una ciudad de Israel, porque pensaron que estarían más seguros allí.
b. No hubo quien los acogiese en casa para pasar la noche: El Levita y su concubina no hallaron hospitalidad en Gabaa. Esto refleja mal en el pueblo de Gabaa, debido a que Dios ordenó tal hospitalidad entre el pueblo de Dios (Levíticos 19:33-34, Levíticos 25:35, Mateo 25:35, Hebreos 13:2). Hay algo mal cuando do hay tal hospitalidad entre el pueblo de Dios.
Y he aquí un hombre viejo que venía de su trabajo del campo al anochecer, el cual era del monte de Efraín, y moraba como forastero en Gabaa; pero los moradores de aquel lugar eran hijos de Benjamín. Y alzando el viejo los ojos, vio a aquel caminante en la plaza de la ciudad, y le dijo: ¿A dónde vas, y de dónde vienes? Y él respondió: Pasamos de Belén de Judá a la parte más remota del monte de Efraín, de donde soy; y había ido a Belén de Judá; mas ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien me reciba en casa. Nosotros tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también tenemos pan y vino para mí y para tu sierva, y para el criado que está con tu siervo; no nos hace falta nada. Y el hombre anciano dijo: Paz sea contigo; tu necesidad toda quede solamente a mi cargo, con tal que no pases la noche en la plaza. Y los trajo a su casa, y dio de comer a sus asnos; y se lavaron los pies, y comieron y bebieron.
a. El cual era del monte de Efraín: La única persona que le extendió hospitalidad al Levita y su concubina fue un hombre de su propia región. Ninguno de los nativos del pueblo de Gabaa tuvieron preocupación por los extraños en medio de ellos.
b. Mas ahora voy a la casa de Jehová: Recordamos que la casa de Jehová no estaba en Jerusalén, sino en Silo (Jueces 18:31).
Pero cuando estaban gozosos, he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon la casa, golpeando a la puerta; y hablaron al anciano, dueño de la casa, diciendo: Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos.
a. Rodearon la casa, golpeando a la puerta: La forma del verbo del término golpeando a la puerta indica que hubo un sonido de golpes en la puerta que se iba incrementando. Esto para nada era una petición amable o casual.
b. Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos: Su petición fue la misma hecha por los homosexuales que rodeaban a la casa de Lot en Sodoma (Génesis 19:5). La ilustración era clara: Durante el tiempo de los Jueces, Israel era tan malo como Sodoma y Gomorra.
Y salió a ellos el dueño de la casa y les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal; ya que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad. He aquí mi hija virgen, y la concubina de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas y haced con ellas como os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan infame. Mas aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que tomando aquel hombre a su concubina, la sacó; y entraron a ella, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron cuando apuntaba el alba. Y cuando ya amanecía, vino la mujer, y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día.
a. Por lo que tomando aquel hombre a su concubina, la sacó: Aunque los hombres pervertidos de Gabaa eran claramente culpables, también lo eran el Levita y el hospedador de la casa. Ellos claramente debieron estar dispuestos de sacrificarse a si mismos antes de sus hijas y compañeras.
i. Cada persona en este drama sórdido eran culpables, excepto, y esta claro, la misma concubina.
· Los hombres inicuos de Gabaa quienes eran mas como hombres de Sodoma y Gomorra que hombres de Israel.
· El amo de la casa, quien estaba dispuesto a sacrificar a su propia hija.
· El Levita, a quien no le importaba su concubina.
b. Y entraron a ella, y abusaron de ella: Cuando se describe todo el significado del Hebreo original, Adam Clarke, debido a la modestia, no tradujo el significado al Inglés. Lo dejó en Latín para que únicamente los estudiados pudieran entender toda la implicación de la iniquidad y perversión de los hombres de Gabaa.
i. “Uno podría darse cuenta fácilmente el porque la concubina dejó a su marido en primer lugar. Ella fue virtualmente sacrificada para salvar su pellejo mientras los hombres abusaron de ella toda la noche.” (Wolf)
ii. Clarke sobre los hombres pecadores de Gabaa: “Bribones y malandrines del estilo más profundo; pero que los brutos, siendo un compuesto de bestia y diablillos mezclados de una manera inseparable.”
iii. Siglos después, Israel aún recordaba el crimen en Gabaa, y lo utilizó como un ejemplo de iniquidad. Llegaron hasta lo más bajo en su corrupción, como en los días de Gabaa (Oseas 9:9) ... Desde los días de Gabaa has pecado, oh Israel (Oseas 10:9).
Y se levantó por la mañana su señor, y abrió las puertas de la casa, y salió para seguir su camino; y he aquí la mujer su concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral. Él le dijo: Levántate, y vámonos; pero ella no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su asno, se levantó y se fue a su lugar. Y llegando a su casa, tomó un cuchillo, y echó mano de su concubina, y la partió por sus huesos en doce partes, y la envió por todo el territorio de Israel. Y todo el que veía aquello, decía: Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, tomad consejo, y hablad.
a. Levántate, y vámonos: Esta era una demostración claramente dolorosa de la insensibilidad del Levita hacia su concubina.
b. La partió por sus huesos en doce partes, y la envió por todo el territorio de Israel: Esto obviamente fue una manera grotesca de enviar un mensaje, pero el método funcionó. Fue trágico que el Levita no mostrara este tipo de preocupación por la justicia anteriormente.
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