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En aquellos días no había rey en Israel. Y en aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí donde habitar, porque hasta entonces no había tenido posesión entre las tribus de Israel. Y los hijos de Dan enviaron de su tribu cinco hombres de entre ellos, hombres valientes, de Zora y Estaol, para que reconociesen y explorasen bien la tierra; y les dijeron: Id y reconoced la tierra. Éstos vinieron al monte de Efraín, hasta la casa de Micaía, y allí posaron.
a. Porque hasta entonces no había tenido posesión entre las tribus de Israel: La tribu de Dan tenía una tierra señalada para ello, pero vieron que su propia tierra era muy difícil de conquistar.
i. Jueces 17 era la historia del compromiso y la obstinada carnalidad en la vida de unos pocos individuos. Jueces 18 muestra como estos pecados individuales hicieron a tribus enteras ser inicuas y rebeldes en contra de Dios.
b. Éstos vinieron al monte de Efraín: Buscando una tierra más fácil de conquistar y poseer, los de la tribu de Dan vinieron a la tierra de la tribu de Efraín y a la casa de Micaía.
Cuando estaban cerca de la casa de Micaía, reconocieron la voz del joven levita; y llegando allá, le dijeron: ¿Quién te ha traído acá? ¿y qué haces aquí? ¿y qué tienes tú por aquí? Él les respondió: De esta y de esta manera ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado para que sea su sacerdote. Y ellos le dijeron: Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje que hacemos. Y el sacerdote les respondió: Id en paz; delante de Jehová está vuestro camino en que andáis.
a. Reconocieron la voz del joven levita: Al parecer los espías de la tribu de Dan conocían al Levita renegado personalmente. También es posible que ellos simplemente reconocieron su acento al ser de la parte sur de Judea.
b. Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje que hacemos: Esto muestra que confusión espiritual había en ese tiempo en Israel. Los de Dan, en una misión pecaminosa, se encontraron con un Levita pecador, y querían saber de parte de un Dios justo si su misión sería exitosa. Luego el Levita pecador envió a los hombres pecadores por su camino con la bendición d Dios.
Entonces aquellos cinco hombres salieron, y vinieron a Lais; y vieron que el pueblo que habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón, sin que nadie en aquella región les perturbase en cosa alguna, ni había quien poseyese el reino. Y estaban lejos de los sidonios, y no tenían negocios con nadie. Volviendo, pues, ellos a sus hermanos en Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué hay? Y ellos respondieron: Levantaos, subamos contra ellos; porque nosotros hemos explorado la región, y hemos visto que es muy buena; ¿y vosotros no haréis nada? No seáis perezosos en poneros en marcha para ir a tomar posesión de la tierra. Cuando vayáis, llegaréis a un pueblo confiado y a una tierra muy espaciosa, pues Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa alguna que haya en la tierra.
a. El pueblo que habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón: Los de Dan encontraron una ciudad cercana la cual no estaba ocupada por Israelitas, sino por una colonia de Sidón. Este era un grupo el cual Dios le dijo a Israel que echara de la tierra de Canaán (Josué 13:4).
i. En su sermón titulado El Peligro de la Seguridad Carnal, Charles Spurgeon utilizó la descripción de los de Sidón en Jueces 18:7, 27-28 como una descripción de la falsa seguridad del creyente carnal. Éstos son como los de Sidón:
· Libres de todo conflicto o pruebas internas
· Libres de los gobernantes, tales como el gobernador de la consciencia
· Libres de las preocupaciones y los lazos hacia los demás
· Libres del temor de una invasión
b. Porque nosotros hemos explorado la región, y hemos visto que es muy buena: Al ver que la región era buena y que la ciudad no estaba asegurada, los de Dan creían que esta era una buena ciudad para conquistar y tomarla como su propio territorio.
Entonces salieron de allí, de Zora y de Estaol, seiscientos hombres de la familia de Dan, armados de armas de guerra. Fueron y acamparon en Quiriat-jearim en Judá, por lo cual llamaron a aquel lugar el campamento de Dan, hasta hoy; está al occidente de Quiriat-jearim. Y de allí pasaron al monte de Efraín, y vinieron hasta la casa de Micaía.
a. Seiscientos hombres... armados de armas de guerra: Curiosamente juntaron un ejército de 600 hombres para pelear por la ciudad de Lais en la tierra de la tribu de Efraín; pero no pudieron pelear por la tierra de su propia asignación tribal. Por alguna razón (para ellos, y a menudo para nosotros) una batalla distante parecía más fácil que una batalla cercana.
Entonces aquellos cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra de Lais dijeron a sus hermanos: ¿No sabéis que en estas casas hay efod y terafines, y una imagen de talla y una de fundición? Mirad, por tanto, lo que habéis de hacer. Cuando llegaron allá, vinieron a la casa del joven levita, en casa de Micaía, y le preguntaron cómo estaba. Y los seiscientos hombres, que eran de los hijos de Dan, estaban armados de sus armas de guerra a la entrada de la puerta. Y subiendo los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra, entraron allá y tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición, mientras estaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres armados de armas de guerra. Entrando, pues, aquéllos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición.
a. Entraron allá y tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición: Esta era una extraña combinación de baja moralidad y fuertes sentimientos religiosos. Fue como si alguien en realidad quisiera estudiar la Biblia – por lo tanto robarían varias Biblias.
i. Hay muchos ejemplo en la historia de personas que satisficieron un impulso religioso de una manera completamente inmoral. En Europa, en el siglo XIV, soldados sin empleo a menudo se juntaban en pequeños ejércitos de bandidos, y robaban y quemaban y raptaban pueblos y aldeas por toda Europa. Estos brutales criminales a menudo negociaban con un pueblo antes de atacarlo. Si el pueblo estaba acordaba en darle a estos brutos una gran cantidad de dinero, el ejército dejaba la ciudad en paz. Si el pueblo se rehusaba a dar el dinero, o no podía dar el dinero, ellos atacaban. Esto era hecho con negociaciones y contratos formales. Y se ha descubierto que cuando estos terribles hombres llegaban a un monasterio, ellos insistían en tomar el dinero también – pero también demandaban que los sacerdotes del monasterio les dieran un documento escrito diciendo que todos sus pecados eran perdonados.
b. Tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición: Ellos usaron violencia y robo para supuestamente avanzar la causa religiosa, y el sacerdote se los permitió al quedarse parado a un lado mientras lo hacían.
i. Durante los amotinamientos en Los Angeles en la década de 1990, un reportero se encontró con tres saqueadores que salían de una tienda. Él les preguntó que era lo que llevaban, y los dos primeros le dijeron de groserías. Pero el tercer hombre dijo, “Tengo alguna música evangélica. ¡Amo a Jesús!”
Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis vosotros? Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo hombre, que de una tribu y familia de Israel? Y se alegró el corazón del sacerdote, el cual tomó el efod y los terafines y la imagen, y se fue en medio del pueblo. Y ellos se volvieron y partieron, y pusieron los niños, el ganado y el bagaje por delante.
a. Pon la mano sobre tu boca: Esta era una gran amenaza. Ellos le ordenaron al Levita que parara de oponerse, sino sería atacado.
b. Y se alegró el corazón del sacerdote: Se alegró su corazón porque él estaba lleno con una ambición de mercenario. Al Levita no le importaba Micaía, solamente la paga y el estatus que podría obtener al ser sacerdote para toda una tribu en lugar de una familia.
Cuando ya se habían alejado de la casa de Micaía, los hombres que habitaban en las casas cercanas a la casa de Micaía se juntaron y siguieron a los hijos de Dan. Y dando voces a los de Dan, éstos volvieron sus rostros, y dijeron a Micaía: ¿Qué tienes, que has juntado gente? Él respondió: Tomasteis mis dioses que yo hice y al sacerdote, y os vais; ¿qué más me queda? ¿Por qué, pues, me decís: ¿Qué tienes?
a. Tomasteis mis dioses que yo hice: Esta es una poderosa ironía. Micaía tenía que rescatar a sus propios dioses. Obviamente, sus dioses deberían de ser capaces de cuidarse a si mismos. Nos preguntamos si Micaía vio la necedad de esto.
i. Cada uno de nosotros adora a un dios de nuestra propia hechura o adoramos al verdadero Dios, el cual nos creó. Pero los dioses que hacemos siempre son menos de lo que somos. La adoración de los ídolos es solamente otra manera de adorarnos a nosotros mismos.
ii. Y al sacerdote: Micaía fue lo suficientemente necio para tener un sacerdote que podría ser quitado, y esto nos recuerda lo maravilloso que es tener un Sumo Sacerdote que no puede cambiar, y el cual nunca podrá ser llevado lejos de nosotros. Como F.B. Meyer escribió, “Sea lo que fuera que pueda ser quitado de nosotros tiene la marca y la firma del hombre sobre ello.” Pero Cristo Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, jamás cambia; jamás nos dejará por la preocupación de alguien más; y nuestros pecados y fracasos no nos lo pueden quitar.
b. ¿Qué más me queda? Esto muestro lo vacío que era la idolatría de Micaía. Sus falsos dioses no le trajeron bendición duradera.
Y los hijos de Dan le dijeron: No des voces tras nosotros, no sea que los de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu vida y la vida de los tuyos. Y prosiguieron los hijos de Dan su camino, y Micaía, viendo que eran más fuertes que él, volvió y regresó a su casa.
a. No sea que los de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu vida: Este evento y estas palabras ilustran el desorden generalizado en Israel durante este largo periodo de los Jueces. Los hijos de Dan robaron el ídolo de Micaía simplemente bajo el principio de “la fuerza hace el derecho.”
b. Y Micaía, viendo que eran más fuertes que él: Ellos eran muy fuerte, tanto para Micaía como para sus dioses. Uno nunca debiera de tener un dios que necesita protección.
Y ellos, llevando las cosas que había hecho Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais, al pueblo tranquilo y confiado; y los hirieron a filo de espada, y quemaron la ciudad. Y no hubo quien los defendiese, porque estaban lejos de Sidón, y no tenían negocios con nadie. Y la ciudad estaba en el valle que hay junto a Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad, y habitaron en ella. Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba la ciudad Lais.
a. A Lais, al pueblo tranquilo y confiado... no hubo quien los defendiese: Esto esta escrito en una manera para hacernos al menos un poco compasivos con el pueblo de Lais. El pueblo de Israel fue instruido a tomar la tierra de los Cananeos, pero esto parecía un ataque sin escrúpulos de parte de hombres inicuos de la tribu de Dan.
b. Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan: La ciudad de Dan se convertiría en la ciudad norteña más prominente en Israel. La frase “de Dan a Beerseba” (Jueces 20:1, 1 Samuel 3:20) se convertiría en una expresión que significa, “del norte al sur de Israel” indicando todo Israel.
Y los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del cautiverio de la tierra. Así tuvieron levantada entre ellos la imagen de talla que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo.
a. Los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla: Este era el principio de una idolatría establecida en Israel en la Tierra Prometida. Había idolatría individual en Israel mucho antes que esto, pero esto fue una idolatría oficial.
i. A través de una extraña cadena de eventos, esto comenzó con un hijo que robó 1,100 siclos de su madre (Jueces 17:1-2). Y terminó con una tribu entera de Israel dirigida hacia una idolatría establecida.
b. Así tuvieron levantada entre ellos la imagen de talla que Micaía había hecho: Podemos suponer que Micaía no tenía idea de que tan lejos alcanzarían los efectos de su pecado. Su idolatría personal se convirtió en la idolatría de una tribu entera, estableciendo un centro de adoración rival entre la la casa de Dios... en Silo.
i. “Ya sea que fue intencional o no por parte del escritor, hay un toque de sátira en esta declaración. Allí, en Silo, estaba el verdadero centro de la vida nacional, la casa de Dios... Sin embargo, en Dan juntaron lo falso, y se entregaron a una adoración que fue destructiva.” (Morgan)
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