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Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años.
a. Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová: El ciclo de pecado, servidumbre, arrepentimiento, liberación, bendición y pecado de nuevo continuaban en la historia de Israel. En aquellos tiempo nació el siguiente juez de Israel, Sansón. En este sentido, Sansón verdaderamente era un hombre de sus tiempos. Él era un estudio de contrastes; un hombre de gran fuerza y gran debilidad. Con esto, él era la ilustración de la historia de Israel, tanto en este periodo como en lo general; una ilustración de grandes alturas y profundos valles.
i. Sansón también es un importante ejemplo de potencial sin cumplir. Aunque él hizo grandes cosas por Dios, es asombroso el considerar lo que él pudo ser y haber hecho para Dios.
ii. “Tenemos una de las historias más extrañas del Antiguo Testamento, la historia de Sansón. Es la historia de una gran oportunidad y de un fracaso desastroso en el caso de un hombre que pudo haber traído una gran liberación pero que fracasó.” (Morgan)
b. Y Jehová los entregó en mano de los filisteos: Debido al pecado y rebelión de Israel, Dios obtuvo su atención de nuevo al traerles bajo el yugo de los Filisteos.
Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo.
a. Había un hombre de Zora: El pueblo de Zora esta como a 14 millas [22.5 kilómetros] al oeste de Jerusalén. Era la tierra de la tribu de Dan.
b. Apareció el ángel de Jehová: De lo que resta de este capítulo, vemos que debemos de considerar a este ángel no solamente como cualquier ángel. Como fue visto antes en el Libro de Jueces (Jueces 2:1-5 y 6:11-24), este era Jesús en una misión especial, apareciéndose como un hombre antes de Su encarnación en Belén.
c. Tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo: Esta promesa llegó como una gran bendición a esta mujer mortificada por no tener hijos.
Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.
a. El niño será nazareo a Dios: Números 6:1-21 describe el voto de un Nazareo. Cuando se estaba debajo de dicho voto, las personas se consideraban a si mismas como devotas especialmente para Dios, dejando su cabello sin cortar, sin beber vino ni comer productos de la uva, y evitando cualquier contacto con con cualquier cosa muerta.
b. Desde su nacimiento: No había nada particularmente inusual acerca de alguien tomar un voto de Nazareo para un periodo específico de tiempo. Lo que era inusual en el caso de Sansón es que él debía de vivir bajo el voto desde el nacimiento, y que este voto tenía la intención de ser un voto de por vida.
c. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda: La mujer de Manoa también debía compartir el voto Nazareo durante el tiempo que ella llevara a Sansón.
d. Él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos: “Hay casi una rara sugerencia en la frase utilizada por el ángel en cuanto a él, ‘Él comenzará a salvar a Israel.’ Su fracaso final era conocido, así como su oportunidad.” (Morgan)
Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre. Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte.
a. Un varón de Dios vino a mí: Esto indica que la aparición del ángel de Jehová a la esposa de Manoa generalmente aparentaba ser un varón; pero su aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios.
b. No le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre: Esto muestra el profundo imparte que la aparición del varón de Dios tuvo sobre la mujer de Manoa. Él era temible en gran manera; tanto que ella no hizo preguntas sobre de donde era o cual era Su nombre.
Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer. Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella. Y la mujer corrió prontamente a avisarle a su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino a mí el otro día. Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y vino al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y él dijo: Yo soy. Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él? Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije. No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé.
a. Te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer: Manoa ya sabía lo que Dios quería que él hiciera debido a que el ángel de Jehová ya se lo había dicho. Aquí el pidió una confirmación de las palabras habladas anteriormente.
b. ¿Cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él? Dios honró la petición de confirmación de Manoa; pero Él no contestó esta petición para que conociera el futuro. Él simplemente llamó a Manoa y a su mujer a que obedecieran lo que Dios ya les había dicho que hicieran.
Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito. Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová. Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos? Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?
a. No comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová: Aquí, el ángel de Jehová se mostró a Si mismo ser Dios, en el sentido de que Él no necesitaba comida, pero aceptaría una ofrenda de sacrificio hecho para Jehová.
b. ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable? Aquí el ángel de Jehová se muestra a Si mismo ser Jesús, al tomar el nombre de admirable (Isaías 9:6).
Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer. Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra. Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.
a. El ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer: El ángel de Jehová probó que Él era admirable al hacer el este milagro – el ascender en la flama del sacrificio al cielo.
i. “La primer cosa notable sobre esta historia de Manoa y su mujer es esta – que a menudo nosotros oramos por bendiciones las cuales nos harán temblar cuando las recibamos... Una segunda cosa notable es esta – Una profunda postración muy frecuente del espíritu es el precursor de bendiciones asombrosas.” (Spurgeon)
b. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová: Por primera vez Manoa y su mujer entendieron que esta Persona no era un simple varón o mensajero de Dios. Se dieron cuenta que hablaron con Dios mismo.
Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto. Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.
a. Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto: Manoa quizás sabía lo que Dios le había dicho a Moisés en Éxodo 33:20: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Manoa temía eso porque acababan de ver a Jehová, ellos morirían en poco tiempo.
b. Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda: Esta fue una respuesta desde la perspectiva de la mujer de Manoa. Ella entendió que Dios no había hecho tanto por ellos para abandonarlos ahora. La obra pasada de Dios en nuestras vidas es una promesa de Su futuro cuidado y su bendición para nosotros.
i. La mujer de Manoa era una invaluable fuente de ánimo para su fe. Ella no criticó a Manoa. Ella no dijo, “Que hombre tan absurdo eres. Debes ser un hombre tonto para que estés tan asustado.” Nosotros nunca podemos fortalecer la fe de alguien más por medio de la crítica. Nosotros debemos de hacer lo que hizo la mujer de Manoa – animarles y edificar su fe.
c. No aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda: La base de la fe de la mujer de Manoa era que ella sabía que Jehová había aceptado su ofrenda hacia Él. El mismo principio obra para el creyente Cristiano hoy en día: Si Jehová quisiera hacerte mal, Él jamás hubiera aceptado una ofrenda por parte tuya – la ofrende de Jesús en la cruz.
i. “Hermano, si el Señor tenía la intención de destruirnos, él no nos hubiera mostrado nuestro pecado, porque éramos lo suficientemente felices anteriormente, ¿o no era así? En nuestra propia pobre estábamos lo suficientemente contentos, y si él no tenía la intención de perdonarnos, no fuera como si el Señor nos mostrara nuestros pecados, para atormentarnos antes de nuestro tiempo, a menos que su intención fuera el quitarlo.” (Spurgeon)
Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.
a. Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón: La promesa de parte del ángel de Jehová fue cumplida. Fue probada ser cierto.
b. Y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él: Esta es la fuente de la gran fuente que vemos en Salomón después. Usualmente pensamos en Sansón con músculos grandes y tensos; pero los demás no podían descubrir porque era tan fuerte. Es razonable el pensar que él no se miraba muy fuerte. Sea que él se mirara o no fuerte, era el Espíritu de Dios quien le hacía fuerte.
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