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¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
a. ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? Santiago describe con precisión las contiendas entre los Cristianos en los términos de guerras y los pleitos. Muy seguido, las batallas ocurren entre los Cristianos son amargas y severas.
b. ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? la fuente de guerras y pleitos entre los Cristianos siempre es la misma. Hay alguna raíz de carnalidad, una guerra interna dentro del creyente con respecto a las lujurias y la carne. Si dos creyentes, ambos caminando en el Espíritu de Dios el uno hacia el otro, puede vivir con guerras y pleitos entre ellos.
i. “Santiago pareció estar más molesto por el espíritu egoísta y de amargura de los pleitos que de los derechos o males de varios puntos de vista.” (Moo)
c. Los tipos de pasiones que llevan al conflicto son descritos. Las pasiones llevan al conflicto (Codiciáis, y no tenéis). La ira y la ansiedad llevan al conflicto (matáis).
i. De nuevo, Santiago mira hacia el Sermón del Monte cuando el utiliza matáis para expresar algo más que un asesinato actual, pero también como una condición de dentro del corazón, el cual se muestra por nuestra ira en lo exterior (Mateo 5:21-22).
ii. “La palabra asesinar [matáis] es alarmante y tiene la intención de alarmar; Santiago buscó el forzar a sus lectores que se dieran cuenta de la profundidad de la maldad en su odio amargo hacia los demás.” (Hiebert)
d. Pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís: La razón de que estos deseos destructivos existen entre los Cristianos es porque ellos no buscan a Dios en su necesidad (porque no pedís). O, cuando ellos piden, piden a Dios con motivos puramente egoístas (pedís mal).
i. Para gastar en vuestros deleites es el mismo verbo usado para describir el derroche innecesario del Hijo Pródigo en Lucas 15:14. Los deseos destructivos persisten, aún cuando oramos, debido a que nuestras oraciones pueden estar centradas en la satisfacción propia.
ii. Debemos de recordar que el propósito de la oración no es la de persuadir a un Dios renuente para que haga lo que pedimos. El propósito de la oración es la de alinear nuestra voluntad con la de Él, y en compañerismo con Él, el pedirle a Él que cumpla Su voluntad en la tierra. (Mateo 6:10)
¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?
a. ¡Oh almas adúlteras!: Esta es una reprensión del vocabulario del Antiguo Testamento. Dios habló de esta manera en el Antiguo Testamento cuando Su pueblo fue atraído a ciertas formas de idolatría (Jeremías 3:8-9, Ezequiel 6:9, Ezequiel 16:32, Ezequiel 23:37, y Oseas 3:1). Como aquí lo ve Santiago, su codicia es idolatría (Colosenses 3:5) y es amistad del mundo.
i. Algunos mejores antiguos manuscritos Griegos solamente dicen ustedes adúlteras. La adición de adúlteros fue probablemente hecha por un escriba primitivo el cual pensó que Santiago estaba hablando de una adulterio sexual literal y no quiso que los hombres se quedaran excluidos de la reprensión. Pero en la imagen que Santiago utiliza, almas adúlteras queda mejor, debido a que, de acuerdo con la imagen, Dios es el “marido” y nosotros somos Su “esposa”.
b. ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Santiago reconoce que nosotros no podemos ser amigos del sistema del mundo en rebelión en contra de Dios, y ser amigos de Dios al mismo tiempo (Mateo 6:24). Aún el deseo de ser amigo (quiera ser amigo) del mundo se pone a si mismo en enemistad con Dios.
c. El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente: La presencia que mora en el interior del Espíritu Santo tiene un anhelo celoso por nuestra amistad con Dios. El Cristiano que vive comprometido no puede dejar de estar condenado por ello.
d. La Escritura dice: ¿Porqué no puedes encontrar las palabras exactas de la Escritura citada en Santiago 4:5 en cualquier específico verso del Antiguo Testamento? “Más probable es la visión que Santiago de que Santiago no estaba citando ningún pasaje en particular, pero que estaba resumiendo la verdad expresada en varios pasajes del Antiguo Testamento.” (Hiebert)
i. O puede ser que Santiago 4:5 habla en dos frases independientes, y que las palabras de Escritura citadas se refieren a lo que fue dicho en Santiago 4:4.
Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
a. Pero él da mayor gracia: El mismo Espíritu Santo que nos condena de nuestro compromiso también nos dará gracia para servir a Dios como debiéramos. Pero esta gracia sólo viene a los humildes.
i. Dios resiste a los soberbios: La gracia y el orgullo son enemigos eternos. El orgullo demanda que Dios me bendiga a la luz de mis méritos, ya sea que fueran reales o imaginarios. Pero la gracia no tratará conmigo en el fundamento de lo que hay en mi, bueno o malo, pero en el fundamento de lo que es Dios.
ii. Y da gracia a los humildes: No es como si tu humildad se ganara la gracia de Dios. La humildad apenas nos coloca en la posición para recibir el regalo que Él gratuitamente nos da.
b. Someteos, pues, a Dios: A la luz de la gracia ofrecida a los humildes, sólo hay una cosa por hacer: Someteos a Dios. Esto significa el ponerte en orden bajo Dios, el rendirte a Él como el Rey conquistador, y el empezar a recibir los beneficios de Su reinado.
c. Resistid al diablo, y huirá de vosotros: Para resolver los problemas de la carnalidad y los pleitos que ocasiona, debemos también de resistid al diablo. Esto significa el estar en contra de las decepciones del diablo y de sus esfuerzos para intimidar. Mientras logramos resistid al diablo, se nos promete que huirá de vosotros.
i. Significativamente, Santiago no recomienda de que los demonios deban ser arrojados de los creyentes por un tercero. Santiago simplemente reta individualmente a los Cristianos el tratar con Satanás como un enemigo conquistado el cual puede y debe ser resistido personalmente.
ii. Resistid viene de dos palabras Griegas: estar de pie y en contra. Santiago nos dice que estemos de pie en contra del maligno. Satanás puede huir por la resistencia del creyente de menor rango el cual viene con la autoridad de lo que Jesús hizo en la cruz.
d. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros es una invitación y una promesa. No es bueno el someterse a la autoridad de Dios y el resistirse a los ataques del diablo y errar en cuanto a acercaos a Dios. Lo tenemos como promesa: Dios se acercará a vosotros en tanto que nosotros nos acercamos a Él.
i. Si estamos lejos de Dios, Él no esta alejado de nosotros. Nosotros mismos nos hemos alejado de Él. Una pareja anciana condujo por un camino en su carro el cual tiene un asiento estilo sillón enfrente. Mientras manejaban la esposa notó que en muchos de los otros carros con parejas en los asientos de enfrente, la mujer estaba sentada cerca del hombre mientras él manejaba. Ella preguntó a su marido, “¿Porqué será que ya no nos sentamos así de cerca?” Él sencillamente respondió, “Yo no era el que me movía.” Si estamos lejos de Dios, Él no se ha movido.
e. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad mientras nos acercamos a Dios, nuestro condenados de nuestro pecado. Así que afligíos, y lamentad, y llorad pues es apropiado en cuanto a la convicción de pecado, y somos obligados a buscar limpieza en la cruz.
f. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará: Mientras llegamos como pecadores ante el Dios santo (no como un religioso autosuficiente, como Jesús lo explicó en Lucas 18:10-14), nos humillamos apropiadamente ante Dios. Entonces Él nos exaltará, debido a que Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes, y gracia – el favor inmerecido de Dios – siempre nos exaltará.
Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?
a. No murmuréis los unos de los otros: El humillarnos y el ponernos bien con Dios debe resultar en ponerse bien con los demás. Cuando estamos bien con los demás esto se mostrará en la forma en la que hablamos acerca de ellos. Así que no murmuréis los unos de los otros y no juzgue a su hermano.
i. Santiago correctamente nos guardará en contra de la ilusión de que podemos estar bien con Dios, pero hacemos mal a nuestro hermano. Como Juan dice, Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? (1 Juan 4:20)
b. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley: Cuando juzgamos a nuestro hermano, nos ponemos en el mismo lugar de la ley, y en efecto juzgando la ley. Esto es algo de lo cual no tenemos autoridad para hacer, debido a que uno solo es el dador de la ley – así que ¿quién eres para que juzgues a otro?
i. “No obstante lo alto y ortodoxo de nuestra visión de la ley de Dios pueda ser, en realidad el fracaso para hacerlo le dice al mundo que no ponemos mucha importancia en ella.” (Moo)
c. Esta es una extensión de la misma humildad de la cual Santiago escribió en este capítulo. Cuando mostramos una correcta humildad ante Dios, no esta en nosotros el juzgar arrogantemente a nuestro hermano.
¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;
a. Los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos: Santiago reprende el tipo de corazón que vive y hace sus planes aparte de una consciencia constante de la soberanía de Dios, y con una subestimación de nuestra propia limitación (cuando no sabéis lo que será mañana).
b. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece: Santiago nos llama a considerar lo frágil que es la vida humana, y el hecho de que vivimos y nos movemos sólo bajo el permiso de Dios. Santiago no nos desanimará de planear y hacer, solo el planear y hacer apartados de Dios.
c. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. No es nada mas que pura jactancia lo que nos hace pensar que nosotros podemos vivir o movernos y tener nuestro ser independiente de Dios. Esta jactancia es la esencia del pecado: una independencia orgullosa, la raíz de todos los pecados, como lo fue con el caso de Lucifer (Isaías 14:12-15) y Adán (Génesis 3:5-7).
y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
a. Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado: Santiago sabe que es mucho más fácil el pensar sobre y hablar sobre humildad y dependencia de Dios que lo es el vivirla. Aún así, él ve el plan en la mente de Dios: ya que sabemos estas cosas, nosotros somos responsables de hacerlas.
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