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Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial
a. Por tanto: Se nos ha dejado con la imagen de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote celestial. Ya que esto es verdad, nos enseña algo sobre quiénes somos nosotros. Entender quiénes somos a la luz de quién es Jesús y lo que ha hecho por nosotros es esencial para una vida cristiana saludable. Nos guarda del las profundidades del desaliento que enfrentaron los cristianos hebreos.
b. Somos hermanos santos: Porque nuestro celestial, santo Sumo Sacerdote no se avergüenza de llamarnos hermanos. (Hebreos 2:11) Nos debe animar y hacer sentir bendecidos que Jesús nos llame sus hermanos santos.
c. Somos participantes del llamamiento celestial: Debido a que Jesús está comprometido a llevar muchos hijos a la gloria (Hebreos 2:10), somos sus compañeros en su llamado celestial. Esto debería de ser de bendición y animarnos a seguir adelante, incluso durante pruebas y tiempos difíciles.
Considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús
a. Considerad al apóstol: Nosotros no solemos aplicar esta palabra a Jesús, pero él es nuestro Apóstol. La palabra griega para apóstol en realidad significa algo así como embajador (Hebreos 1:1-2). Dios tenía que enviar un mensaje de amor tan importante, que lo envió a través de Cristo Jesús.
i. Este mensaje es bastante claro: considerad esto. Considerad que Dios los ama tanto que envió al máximo mensajero, Cristo Jesús.Considerad también lo importante que es que presten atención al máximo apóstol de Dios, Cristo Jesús.
ii. Dios también escogió a sus “embajadores” originales y acreditados para la iglesia; estos son los que nosotros conocemos como los doce apóstoles originales. Dios todavía elige embajadores en un sentido menos autoritario, y hay un sentido en el que todos somos embajadores para Dios.
b. Considerad al... Sumo Sacerdote: Jesús es el que nos representa de forma suprema ante el Padre, y quien representa al Padre para nosotros. Dios se interesa tanto por nosotros que puso al máximo mediador, al máximo Sumo Sacerdote, entre Él mismo y el hombre pecador.
i. El mensaje es claro: considerad esto. Considerad que Dios los ama demasiado, y que si se nos ha dado tan grande Sumo Sacerdote debemos honrarlo y someternos a este Sumo Sacerdote, que es Cristo Jesús.
c. considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús: Jesús es el embajador y el mediador de nuestra profesión. El cristianismo es una profesión hecha tanto con la boca ( Mateo 10:32, Romanos 10:9) como con la vida.
El cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.
a. El cual es fiel: El considerar la fidelidad pasada de Jesús, nos hace entender que Él continuará siendo fiel. Y así como le fue fiel al Padre (al que le constituyó), así nos será fiel a nosotros. ¡Esto debería animarnos y bendecirnos!
b. Como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios: Moisés mostró una fidelidad increíble durante su ministerio; pero Jesús mostró una fidelidad perfecta – sobrepasando incluso en eso a Moisés.
Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste
a. Moisés: Moisés recibió mucha gloria de Dios. Esto es visto en como su rostro resplandecía después de pasar tiempo con Dios (Éxodo 34:29-35), en su justificación ante Miriam y Aarón (Números 12:6-8), y ante los hijos de Coré (Números 16).
b. Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste: Pero Jesús recibió mucha más gloria del Padre, en su bautismo (Mateo 3:16-17), en su transfiguración (Marcos 9:7), y en su resurrección (Hechos 2:26-27 y Hechos 2:31-33).
Cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.
a. Cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo: Moisés era un miembro de la familia de Dios, pero Jesús es el creador de la casa, digno de mayor gloria.
i. Los antiguos rabinos consideraban a Moisés el mejor hombre que ha existido, incluso mejor que los ángeles. El autor de Hebreos no hace nada para criticar a Moisés, solo busca exaltar a Jesús apropiadamente.
b. Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo… pero Cristo como hijo sobre su casa: Moisés fue un siervo fiel, pero nunca fue llamado hijo de la manera en que Jesús lo es.
c. La cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza: Nosotros somos parte de la familia de Jesús si nos retenemos firmes. El escritor a los hebreos estaba animando a aquellos que se sentían con ganas de volver atrás, ayudándoles a retenerse firmes al explicarles los beneficios de seguir perseverando.
i. El verdadero compromiso con Jesús se demuestra a largo plazo, no solo en un estallido inicial. Confiamos en que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6).
ii. La cual casa somos nosotros: 1 de Pedro 2:4-5 dice que somos edificados como casa espiritual. Dios tiene una obra que edificar a través de su pueblo, tal como uno construiría una casa.
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.
a. No endurezcáis vuestros corazones: Si aquellos que siguieron a Moisés tenían la responsabilidad de entregarse, confiar y perseverar en seguir al líder de Dios, ¿qué tanto más somos responsables nosotros de hacer lo mismo con un gran líder, Jesús?
b. Como en la provocación, en el día de la tentación: El día de la tentación se refiere a la prueba de Meriba (Números 20:1-13). Pero en general, habla de la negativa de Israel de confiar y entrar a la tierra prometida durante el Éxodo (Números 13:30-14:10). Dios no aceptó su incredulidad y condenó a esa generación incrédula a morir en el desierto (Números 14:22-23; 28-32).
c. Y vieron mis obras cuarenta años: Debido a su incredulidad, el pueblo de Israel enfrentó un juicio que terminó después de cuarenta años. Esta advertencia en Hebreos fue escrita alrededor de cuarenta años después del rechazo inicial de Jesús por parte de los judíos. La ira de Dios se acercaba rápidamente sobre los judíos que rechazaron a Jesús, y culminaría con la destrucción romana de Jerusalén.
d. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación: La ira de Dios se encendió contra esa generación a causa de su incredulidad. Ellos se negaron a confiar en Dios y en las grandes cosas que Él había prometido, y no quisieron persistir en la fe.
Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
a. que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad: Estas son palabras fuertes, pero a menudo subestimamos la terrible naturaleza de nuestra incredulidad. Negarse a creerle a Dios es un pecado tan serio, que muestra un corazón malo y apartado del Dios vivo.
i. “La incredulidad no es la incapacidad de entender, sino la negativa a confiar… es la voluntad, no la inteligencia, lo que se involucra aquí.” (Newell)
ii. Uno puede realmente creerle a Dios, y sin embargo ser ocasionalmente aquejado por las dudas. Existe una duda que quiere las promesas de Dios, pero es débil en la fe por el momento. Incredulidad no es debilidad de fe; sino que se coloca en oposición a la fe.
iii. “El gran pecado de no creer en el Señor Jesucristo es a menudo tomado a la ligera y no se le da mucha importancia, como si fuera solamente un pecado cualquiera; sin embargo de acuerdo con todo el tono de las escrituras, incredulidad es hacer a Dios mentiroso, ¿y que puede ser peor?
iv. “Escucha, oh incrédulo, tú has dicho, ‘no puedo creer’; pero sería más honesto si dijeras ‘yo no creeré.’ Ahí radica el mal. Tu incredulidad es tu culpa, no tu desgracia. Es una enfermedad, pero también un crimen: es una fuente terrible de miseria para ti, pero es merecida, ya que es una ofensa atroz contra el Dios de la verdad.” (Spurgeon)
v. “Acaso no escuche a un hombre decir, ‘Oh señor, e intentado creer por años’ ¡Terribles palabras!, Hacen que el caso sea aun peor. Imaginen que después de que hice una declaración, un hombre declara que no me creyó, de hecho, no puede creerme a pesar de que le gustaría. Ciertamente me sentiría agraviado; pero empeoraría aún más las cosas si el hombre agregara ‘De hecho he estado intentando creerte por años pero no puedo hacerlo.’ ¿A qué se refiere con eso? ¿A que podría referirse sino a que estoy tan incorregiblemente falso y que soy un mentiroso confirmado, que a pesar de que le gustaría darme un poco de crédito, en verdad no puede hacerlo? ¿A qué con todo el esfuerzo que pudiera hacer en mi favor, le resulta mucho más allá de su poder el creerme? Ahora, el hombre que dice ‘yo he tratado de creer en Dios’ en realidad está diciendo justo lo anterior con respecto del Altísimo.” (Spurgeon)
b. Exhortaos los unos a los otros cada día: Si vamos a fortalecer nuestra fe y a evitar la ruina de la incredulidad, debemos encontrar a otros cristianos que nos exhorten – esto es, que nos “alienten en serio”.
i. ¿Qué tan en serio nos tomamos la responsabilidad de exhortaos los unos a los otros cada día, y el ser exhortados? Juzgamos y criticamos bastante bien, pero ¿Qué tan bien exhortamos en realidad?
ii. Si usted está fuera de la comunión total ¿cómo puede usted exhortar o ser exhortado? ¿Qué lo protegerá de ser endurecido por el engaño del pecado?
iii. Este énfasis es todo lo contrario a la forma de pensar de nuestra sociedad. Una encuesta mostró que más del 78% del público general y 70% de la gente que va a la iglesia cree que “tú puedes ser un buen cristiano sin ir a la iglesia.” (Roof y McKinney)
c. El engaño del pecado: El pecado de la incredulidad tiene sus raíces en el engaño; y la incredulidad nos endurece (para que ninguno de vosotros se endurezca). La incredulidad y el pecado son engañosos porque cuando somos incrédulos en cuanto a Dios, no dejamos de creer – simplemente empezamos a creer el engaño.
d. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio: Si en verdad nos hemos hecho participantes de Cristo, si en verdad hemos escuchado su voz, entonces retendremos firme hasta el fin nuestra confianza del principio. Pablo transmitió la misma idea en Filipenses 1:6.
i. Pero esto no es suficiente como para dejar el asunto con un fatalista “si en verdad has sido salvado, resistirás” Tenemos que darnos cuenta de que Dios usa estas advertencias y apela a nuestra voluntad mientras que Su designado pretende desarrollar la resistencia en nuestras vidas ¡aquí no hay fatalismo!
e. No endurezcáis vuestros corazones: Con frecuencia decimos que nuestros corazones han sido endurecidos por otros o por las circunstancias. Pero la verdad es que nosotros endurecemos nuestros propios corazones en respuesta a lo que nos puedan hacer.
¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.
a. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? Como nación, Israel tuvo un buen comienzo. Después de todo ¡se requirió mucha fe para cruzar el mar rojo! Sin embargo todos los de la primera generación perecieron en el desierto, excepto por dos hombres – Josué y Caleb.
b. No entrarían en su reposo 11 veces en el libro de Hebreos, capítulos 3 y 4, se habla de entrar al reposo. Ese reposo será detallado a profundidad en el siguiente capítulo. Pero aquí es revelada la clave para entrar a ese reposo: Creer.
c. Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad: Uno pudiera ser tentado a pensar que la clave para entrar a su reposo es la obediencia, especialmente en Hebreos 3:18: ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Pero la desobediencia que se menciona en Hebreos 3:18 es una consecuencia de la incredulidad mencionada en Hebreos 3:19. La incredulidad vino primero, después la desobediencia.
i. En el contexto del Nuevo Testamento, nuestra fe se centra en la superioridad de Jesucristo, la verdad sobre quién es Él (completamente Dios y completamente humano) y su obra expiatoria por nosotros como fiel Sumo Sacerdote (como se menciona en Hebreos 2:17).
ii. Cuando confiamos en estas cosas, haciéndolas el “alimento” para nuestras almas, entramos al reposo de Dios.
d. El gran fracaso de Israel fue no perseverar en la fe. Después de haber cruzado buena parte del desierto confiando en Dios, y después de haber visto tantas razones para confiar en Él, terminaron fracasando – porque no perseveraron en la fe, en Dios y en su promesa.
i. Jesús nos recuerda en la parábola del sembrador con las semillas que cayeron en pedregales y entre espinos: No es suficiente con tener un buen comienzo, la fe verdadera persevera hasta el final. Si tenemos un buen comienzo, alabado sea Dios; pero cómo terminamos es todavía más importante que cómo empezamos.
ii. C.S. Lewis habla sobre la dificultad de perseverar (desde la perspectiva ficticia de un demonio tentador):El Enemigo le ha protegido de ti durante la primera gran oleada de tentaciones. Pero, sólo con que se le pueda mantener vivo, tendrás al tiempo mismo como aliado tuyo. Los largos, aburridos y monótonos años de prosperidad en la edad madura o de adversidad en la misma edad son un excelente tiempo de combate. Es tan difícil para estas criaturas el perseverar… La rutina de la adversidad, la gradual decadencia de los amores juveniles y de las esperanzas juveniles, la callada desesperación (apenas sentida como dolorosa) de superar alguna vez las tentaciones crónicas con que una y otra vez les hemos derrotado, la tristeza que creamos en sus vidas, y el resentimiento incoherente con que les enseñamos a reaccionar a ella, todo esto proporciona admirables oportunidades para desgastar un alma por agotamiento. Si, por el contrario, su edad madura resulta próspera, nuestra posición es aún más sólida. La prosperidad une a un hombre al Mundo….Por eso debemos con frecuencia desear una larga vida a nuestros pacientes; en setenta años no sobra un día para la difícil tarea de desenmarañar sus almas del Cielo y edificar una firme atadura a la Tierra.” (Cartas del Diablo a su sobrino)
iii. ¿Será que el pasar de los años nos aleje de tener una relación viva y de confianza en el Señor? ¿O solo servirán para incrementar nuestra vida de confianza y dependencia en Jesús?
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