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Después de separarnos de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara. Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y zarpamos
a. Después de separarnos de ellos: Más literal, nos rasgamos, desagarramos de ellos (Bruce). Esta despedida no fue sencilla. Pablo derramó su vida y su amor en estos líderes de Éfeso, y ellos también lo amaron profundamente.
Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí. Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén.
a. Arribamos a Tiro… y hallados los discípulos: No se nos dice cómo fue plantada una iglesia en Tiro, pero había discípulos ahí. Esto nos recuerda que el libro de Los Hechos solo nos da una visión parcial de la actividad de la iglesia primitiva.
b. Y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén: Aparentemente, entre los discípulos de Tiro, algunos profetizaron sobre el peligro que le esperaba a Pablo en Jerusalén, algo sobre lo que ya se le había advertido antes en varios lugares (Hechos 20:22-23).
i. Al parecer, la advertencia específica de que [4] no subiese a Jerusalén era una interpretación humana de la profecía del Espíritu Santo sobre el peligro que le esperaba a Pablo. De lo contrario es difícil entender por qué Pablo iría en contra de la dirección del Espíritu Santo- a menos de que estuviera en rebelión directa, lo cual algunos comentaristas creen que es así.
Cumplidos aquellos días, salimos, acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la playa, oramos. Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco y ellos se volvieron a sus casas.
a. Salimos: A pesar de las súplicas sinceras de los Cristianos de Tiro, Pablo y su grupo no desistieron de ir a Jerusalén. Él estaba persuadido de que era la voluntad de Dios, así que continuaron.
b. Acompañándonos todos… hasta fuera de la ciudad: La costumbre de caminar con un viajero hasta las afueras de la ciudad era una tradición. Sin embargo, la costumbre de arrodillarse juntos en la playa para orar era únicamente cristiana (y puestos de rodillas en la playa, oramos).
Y nosotros completamos la navegación, saliendo de Tiro y arribando a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día.
a. Y arribando a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día: Debe haber sido maravilloso para Pablo y sus compañeros encontrar cristianos en casi cada ciudad en la que se detenían. Esto nos muestra la expansión y la profundidad del movimiento cristiano en todo el Imperio Romano. Al parecer había cristianos por doquier.
Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.
a. Felipe el evangelista, que era uno de los siete: Hechos 8:40 nos dice que después del trabajo de Felipe de traer al eunuco a la fe, él predicó a través la región costera y terminó en Cesarea. Muchos años después aún seguía ahí.
i. Es un título maravilloso: Felipe el evangelista. El era reconocido por las buenas noticias que les presentaba a otras personas, las buenas noticias sobre quién es Jesús y lo que hizo por nosotros.
b. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban: Es interesante que con estas cuatro hijas que tenían el don de profecía, ninguna de ellas parece haber dicho a Pablo nada sobre su próxima estancia en Jerusalén. El Espíritu Santo pudo haberlas usado, pero eligió usar a alguien más.
i. Según registros antiguos, “las hijas, o por lo menos algunas de ellas, vivieron hasta una edad muy avanzada, y fueron muy estimadas como informantes sobre personas y eventos pertenecientes a los primeros años del cristianismo de Judea.” (Bruce)
Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
a. Descendió de Judea un profeta llamado Agabo: En el Espíritu de los profetas del Antiguo Testamento, Agabo representó su mensaje para Pablo- que le esperaba cierto peligro en Jerusalén.
b. Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles: La profecía de Agabo era verdadera y genuinamente del Espíritu Santo. Pero a esta palabra verdadera, le agregaron una aplicación humana ([12] le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén). Esas palabras adicionales no venían del Señor, de lo contrario Pablo hubiera sido desobediente al ir a Jerusalén.
i. Hechos 21:12 nos muestra que incluso Lucas y los compañeros de viaje de Pablo trataron de persuadirlo para que no fuera a Jerusalén ([12] le rogamos nosotros y los de aquel lugar).
ii. Pablo había recibido varias palabras proféticas sobre este mismo asunto. Esto es algo que Dios acostumbra hacer con tan notables profecías; que habrá una gran cantidad de confirmaciones, como lo hubo en Macedonia (Hechos 20:22-23), en Tiro (Hechos 21:4) y ahora en Cesarea.
c. Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús: La insistencia de Pablo de ir a Jerusalén a pesar de los peligros predichos por el Espíritu Santo, no era resultado de rebelión, sino una respuesta obediente a la orden del Espíritu Santo que estaba en su corazón. El estaba obligado en el Espíritu a ir a Jerusalén (Hechos 19:21 y 20:22).
i. Las advertencias del Espíritu Santo tenían la intención de preparar a Pablo, no de detenerlo.
ii. “Elegir el sufrimiento significa que algo anda mal; escoger la voluntad de Dios, incluso si esto significa sufrir, es algo muy diferente. Ningún santo saludable escoge nunca el sufrimiento; pero escogerá la voluntad de Dios, tal como lo hizo Jesús, implique o no sufrimiento.” (Chambers, cited in Hughes)
iii. Medite sobre ese salvador por el cual Pablo estaba dispuesto a pagar ese precio; medite sobre el mensaje que provocaba esta disposición.
d. Hágase la voluntad del Señor: Los compañeros de Pablo –incluyendo a Lucas- llegaron a entender que la voluntad de Dios sería hecha. Llegaron a confiar en que, si Pablo estaba probablemente en lo correcto, o incluso si se equivocaba, Dios lo usaría.
i. Una vez más, las advertencias sobre el peligro vinieron del Espíritu Santo y fueron hechas para preparar a Pablo. La petición de desistir era entendible, incluso lógica; sin embargo no venía de Dios. Ellos pudieron reconocer esto cuando interpretaron la insistencia de Pablo de ir a Jerusalén, a pesar del peligro, como la voluntad del Señor.
ii. Es muy fácil caer en – y ocasiona muchos problemas- agregar nuestra interpretación o aplicación de lo que creemos ser palabra de Dios, pensando que también viene del Señor. Con frecuencia se nos hace muy fácil decir o interpretar la voluntad de Dios para alguien más.
Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén. Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos.
a. hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén: Pablo y sus compañeros estaban finalmente en camino a Jerusalén. El profundo amor de Pablo por sus hermanas y hermanos judíos hacían que cada viaje a Jerusalén fuera importante. (Romanos 9:1-3).
b. Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo: En base a la datación del ministerio de Pablo en Corinto, alrededor del año 51 d.c. 51 (Bruce), y a otras consideraciones, es lógico pensar que Pablo llegó a Jerusalén en el año 57 d.c. A pesar de que esto era tan solo alrededor de 25 años después del inicio del Libro de los Hechos, algunos cristianos ya eran reconocidos como “discípulo antiguo,” el cual era alguien que era asociado con los seguidores de Jesús de los primeros años.
Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios
a. Les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio: Al llegar a Jerusalén, Pablo se reunió con los líderes de la iglesia (Jacobo y todos los ancianos), y les dio un reporte completo de su trabajo predicando y plantando iglesias.
i. Williams comenta sobre contó una por una: “El griego tiene el sentido de contar hasta el mínimo detalle.” Pablo les contó a estos cristianos de origen judío todo lo que Dios había hecho en sus esfuerzos misioneros.
b. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios: Los ancianos de Jerusalén estaban agradecidos por lo que Dios estaba haciendo entre los gentiles. Vieron a algunos de los gentiles convertidos con Pablo y pudieron ver su amor genuino y compromiso con Jesús.
Y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido
a. Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley: Los ancianos de Jerusalén estaban felices por los que Dios estaba haciendo entre los gentiles. Sin embargo en Jerusalén, la comunidad cristiana estaba integrada en su mayoría por personas de origen judío, y estos cristianos aún valoraban muchas de las leyes y costumbres judías. Ellos aún eran celosos por la ley.
b. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés: La comunidad cristiana de Jerusalén había escuchado rumores falsos y negativos sobre Pablo. Les habían dicho que él se había convertido básicamente en anti-judío, y les decía a los cristianos judíos que estaba mal que continuaran con sus leyes y costumbre judías.
i. Basándonos en Romanos 14:4-6, parece que Pablo no tenía ningún problema con los cristianos judíos que querían continuar respetando las viejas costumbres y leyes. Parece que incluso él mismo lo hizo algunas veces, como cuando tomó un voto de consagración en Hechos 18:18-21 (probablemente un voto Nazareo). Parece que Pablo estaba de acuerdo con esto, siempre y cuando no pensarán que eso los hacía más justos delante deDios.
c. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido: Esto lleva el sentido de, “Pablo, esto está causando controversia y la gente se enterará. Tenemos que hacer algo al respecto.”
Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.
a. Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto: Ellos aconsejaron a Pablo a unirse y a financiar a estos cuatro cristianos de origen judío.
i. Cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto: Este particular voto de consagración probablemente era similar al voto Nazareo de Pablo, mencionado en Hechos 18:18-21.
b. Y todos comprenderán: Los ancianos de Jerusalén creían que esto convencería a todos de que Pablo no les predicaba en contra las leyes y costumbres judías a aquellos cristianos que querían conservarlas.
i. Pablo estuvo de acuerdo con hacer esto, para demostrar que él nunca enseñó a los cristianos a apostatar de Moisés, ni a no circuncidar a sus hijos ni que les era necesario ignorar las costumbres judías, pues había sido acusado falsamente por algunos de entre los cristianos de Jerusalén.
c. Pero en cuanto a los gentiles que han creído: Los ancianos de Jerusalén entendieron que esto no tenía nada que ver con los Gentiles que habían creído en Jesús. No significó que ellos tenían que seguir los rituales judíos para estar bien con Dios. Pablo hubiera rechazado, con justa razón, comprometerse en este punto tan importante.
Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.
a. Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres: Pablo estuvo de acuerdo con esto y financió a los cuatro hombres que habían tomado el voto de consagración, porque nunca hubo indicios de que tales cosas serían requeridas de los gentiles como prueba de justificación.
i. “Él les había mostrado que las ceremonias no tenían utilidad, pero tampoco eran destructivas; que solo eran peligrosas cuando se dependía de ellas para la salvación.” (Clarke)
ii. Muchos comentaristas creen que ésta fue una promesa terrible por parte de Pablo; incluso que había sido hipócrita. Sin embargo el motivo detrás de el patrocinio de Pablo para que estos cristianos judíos completaran su voto Nazareo es explicado en 1 Corintios 9:20: Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley;
b. Cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos: Es importante entender que esta ofrenda -el sacrificio de un animal- no se hacía con el propósito de la expiación o del perdón. Pablo entendía perfectamente que solo el sacrificio de Jesús en la cruz podía expiar de pecado. Sin embargo no todo sacrificio en el sistema judío era por expiación; muchos eran por agradecimiento o dedicación, tal como lo era éste.
Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas.
a. Unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud: Ellos afirmaban que Pablo estaba contra el pueblo [Israel], la ley y este lugar [el templo], pero estas acusaciones eran infundadas. Pablo solamente rechazaba creer en cualquiera de éstas como la base de la justificación ante Dios, la cual viene solo a través de Jesucristo.
i. Los cargos contra Pablo en Hechos 21:28 eran un eco de los cargos por los que fue ejecutado Esteban (Hechos 6:13). Pablo ayudó a dirigir esa ejecución; ahora el está siendo acusado en una forma similar.
b. Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo: La multitud se había incrementado porque era tiempo de fiestas (Hechos 20:16). Estaba enfurecida porque creían que Pablo no solo había predicado contra el pueblo, la ley y el templo, sino que también había profanado al templo al traer gentiles a sus patios interiores (ellos dijeron, además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar.).
c. Trófimo, de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo: Estaba absolutamente prohibido para los gentiles ir más allá del “patio de los gentiles” en los terrenos del templo. Se habían puesto señalamientos que decían (en griego y en latín): “Ningún extranjero puede pasar la barrera que rodea al templo y al recinto. Cualquiera que sea sorprendido traspasando, se hará personalmente responsable por su muerte resultante.” Los Romanos fueron tan sensibles con esto que autorizaron a los judíos a ejecutar a cualquiera que cometiera una ofensa de esta forma, incluso si el ofensor era una ciudadano Romano.
Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera!
a. Y procurando ellos matarle: Pablo había sido tomado por una multitud enfurecida, y esta multitud no quería solamente sacarlo fuera de los jardines del templo. Querían matarlo, ahí mismo en el área del patio exterior del templo. Pablo ya había estado antes cerca de morir por ataques de multitudes asesinas (Hechos 14:5,19), por lo que debió haber pensado, “¡Aquí vamos otra vez!”
b. Se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada: Desde la Torre de Antonia, en la esquina noroeste del monte del templo, más de 500 soldados romanos tenían su puesto a tan solo dos tramos de escalera del Patio de los Gentiles.
c. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo: Los Romanos no simpatizaban con Pablo, pero estaban interesados en mantener el orden público, por lo que arrestaron a Pablo, tanto por su propia protección como para eliminar la causa del alboroto.
i. Dos cadenas significa que pablo fue esposado a otro soldado por ambos lados. Pablo debió haber recordado inmediatamente la profecía de Agabo (Hechos 21:11).
d. La muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera! Cuando la multitud pedía a gritos su muerte, Pablo debió haber recordado cuando él fue parte de tales multitudes y estuvo de acuerdo con el martirio de Esteban (Hechos 7:54-8:1).
i. O, tal vez, incluso le recordó al juicio de Jesús: “el grito ¡Fuera con éste! Que lo perseguía mientras era subido por los escalones era el grito con el cual había sido demandada la muerte de Jesús no muy lejos de ese lugar, unos veintisiete años atrás (Lucas 23:18; Juan 19:15).” (Bruce)
ii. Boice comenta sobre ¡Muera! “Ellos no quisieron decir, ‘sáquenlo del área del templo.’ Ellos querían decir, ‘elimínenlo de la faz de la tierra.’ Lo querían muerto.”
Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego? ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios? Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo.
a. Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: Al principio, el tribuno pensó que Pablo era un terrorista, por lo que se sorprendió al ver que éste era un hombre educado que sabía hablar Griego.
i. El idioma fue una sorpresa, porque tanto su conocimiento del idioma como su forma de expresarse indicaban que Pablo era un hombre educado en el mundo griego, no un agitador. La frase en sí fue una sorpresa; se escucha demasiado educada y reservada. Nosotros esperaríamos que Pablo estuviera gritando, “¡auxilio, auxilio!” y no “Disculpe señor ¿puedo hablar un momento con usted?”
ii. El egipcio que se menciona (el cual también es mencionado por el historiador judío Josefo) dirigió a un ejército de cuatro mil hombres hacia el Monte de los Olivos, donde declararon que tomarían el control del templo. Los soldados romanos lograron dispersarlos rápidamente, pero el líder huyó.
b. Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia: Cuando Pablo se identificó con el comandante romano, cambió totalmente su situación. Él era un ciudadano de Tarso, no un sospechoso de terrorismo.
c. Te ruego que me permitas hablar al pueblo. En ese momento, cuando su vida corría peligro por una multitud enfurecida, y era sospechoso de ser un peligroso criminal, Pablo solo tenía una cosa en su mente: “¡déjame predicar el evangelio!”
i. Es increíble que Pablo pudiera pensar y hablar con tanta claridad, tomando en cuenta que acababa de ser golpeado. Algunos críticos – como el teólogo germano Ernst Haenchen – piensan que esto prueba que todo el relato es fabricado. Lo que ellos no toman en cuenta son el poder del Espíritu Santo y la gran pasión de Pablo.
Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:
a. Y cuando él se lo permitió: ¿Por qué el tribuno le permitió a Pablo hablar a la multitud? Porque reconoció que había actuado mal con Pablo, un ciudadano romano, cuando lo ató con cadenas (Hechos 21:33), y porque esperaba que el discurso de Pablo pudiera tranquilizar a la multitud.
b. Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea: ¡Qué momento tan dramático! Pablo, de pie en las escaleras viendo desde arriba al enorme patio del templo, hace un dramático ademán con su mano – y la multitud, que estaba enfurecida y alborotada, guarda silencio. Entonces, Pablo habló en lengua hebrea, identificándose con su audiencia judía, no con sus protectores romanos.
i. Pablo había estado esperando esta oportunidad por mucho tiempo. Él tenía una pasión increíble por la salvación de sus compatriotas (Romanos 9:1-5), y probablemente pensó en sí mismo como alguien exclusivamente calificado para comunicarles eficazmente el evangelio- si tan solo se presentara una buena oportunidad.
ii. Las similitudes entre Jesús y Pablo, como se muestra en Hechos 20 y 21.
Al igual que Jesús, Pablo viajó a Jerusalén con un grupo de discípulos.
Al igual que Jesús, Pablo recibió oposición por judíos hostiles que conspiraban contra su vida.
Al igual que Jesús, Pablo hizo o recibió tres predicciones sucesivas de sus sufrimientos venideros en Jerusalén, incluyendo el ser entregado a los gentiles.
Al igual que Jesús, Pablo declaró estar listo para dar su vida.
Al igual que Jesús, estaba determinado a completar su ministerio y a no desviarse de él.
Al igual que Jesús, él expresó que se rendía por completo a la voluntad de Dios.
Al igual que Jesús, Pablo fue a Jerusalén a dar algo.
Al igual que Jesús, Pablo fue injustamente arrestado, en base a una acusación falsa.
Al igual que Jesús, solo Pablo fue arrestado, ninguno de sus compañeros.
Al igual que Jesús, Pablo escuchó a una multitud que gritaba ¡Fuera con él!
Al igual que Jesús, el oficial romano que manejó el caso de Pablo no conocía su verdadera identidad.
Al igual que Jesús, Pablo fue asociado con terroristas por un oficial romano.
iii. De una forma única para la mayoría de nosotros, Pablo si tuvo participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte (Filipenses 3:10).
iv. El particular llamado y ministerio de Pablo, hacen que estas similitudes sean especialmente sorprendentes, pero nosotros también somos llamados a seguir a Jesús. No deberíamos sorprendernos si eventos de nuestra vida son como algunos de la vida de Jesús. Puede que haya un tiempo de tentación en el desierto, un tiempo donde la gente se acerque a nosotros con necesidades que solo Dios puede satisfacer, un tiempo donde parezcamos estar a merced de la tormenta, un tiempo donde clamemos a Dios como en el jardín de Getsemaní, un tiempo donde simplemente tengamos que entregar nuestras vidas y confiar en que Dios nos resucitara con gloria. A nosotros, como a Pablo, Dios nos predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo (Romanos 8:29).
v. Sin embargo, la experiencia de Pablo fue evidentemente diferente en muchos aspectos, entre los cuales, uno de los más importante es la manera en que él lleva a cabo su defensa en el siguiente capítulo, mientras que Jesús se negó a defenderse a sí mismo delante de sus acusadores.
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