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David Guzik :: 2 Samuel 7 – El Pacto de Dios con David

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2 de Samuel 7 – El Pacto de Dios con David

A. David se propone construir una casa permanente para Dios.

1. (2 de Samuel 7:1-3) El prematuro consejo de Natán para David.


Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor, dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas. Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.

a. Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor: Esto nos lleva a creer que los eventos de 2 de Samuel 7 suceden después de las guerras de conquista descritas en 2 de Samuel 8. Esta sección es colocada antes de los reportes de guerra en el texto para mostrar que es más importante.

b. Yo habito en casa de cedro: La macera de cedro era especialmente valiosa. Esto significa que David vivía en una casa lujosa y hermosa. Cuando recordó que el arca de Dios está entre cortinas, el contraste lo molestó. David estaba afligido ante la idea de que él vivía en una mejor casa que el arca del pacto.

i. En casa de Cedro: “Era un notable contraste con el refugio de la cueva de Adulam.” (Meyer)

ii. Sin decir las palabras específicamente, David le dijo a Natán que quería construir un templo para reemplazar al tabernáculo. Cuando Israel estuvo en el desierto por más de 400 años, Dios le ordenó a Moisés construir un tabernáculo de reunión de acuerdo a un patrón específico (Éxodo 25:8-9). Dios nunca pidió un edificio permanente para reemplazar el tabernáculo, pero David quería hacerlo para Dios.

iii. La tienda de reunión – también conocida como tabernáculo – se adaptaba perfectamente a Israel en el desierto porque se movían constantemente. Ahora Israel estaba asegurado en la tierra y el arca del pacto estaba en Jerusalén (2 de Samuel 6:17), David pensaba que sería mejor y más apropiado construir un templo que reemplazara el tabernáculo.

c. Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo: Natán le dijo esto a David porque parecía bueno y razonable. ¿Qué podía estar mal con que David construyera un templo?

d. Todo lo que está en tu corazón muestra que el corazón d David rebosaba con esta pregunta: “¿Qué puedo hacer para Dios?” También estaba tan lleno de gratitud y preocupación por la gloria de Dios que quería hacer algo especial para Él.

2. (2 de Samuel 7:4-7) La respuesta de Dios al ofrecimiento de David.


Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo: Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more? Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo. Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro?

a. Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán: La respuesta de Natán para David fue presuntuosa. Había respondido según criterio humano y sentido común, pero antes escuchó palabra de Jehová.

i. “Es de la máxima importancia que siempre probemos nuestros deseos hasta el más alto y santo de ellos, por su voluntad. El trabajo, excelente en sí mismo, nunca debe ser emprendido, a menos de que sea por mandato expreso de Dios. El paso del tiempo siempre vindicará la sabiduría de la voluntad Divina.” (Morgan)

b. ¿Tú me has de edificar casa en que yo more? Dios parece honrado y “sorprendido” de que David se ofreciera a construirle una casa. Fue como si Dios le dijera a David, “¿Quieres construirme una casa? Nadie me había ofrecido eso antes, y nunca le pedí a nadie que lo hiciera.”

i. David quería hacer más de lo que Dios pedía. Esta es una hermosa posición en la cual estar en nuestra relación con Dios. La mayoría de nosotros aún estamos atascados en la idea, “¿Qué tan poco puedo hacer y seguir agradando a Jehová?” pues nunca queremos hacer realmente más de lo que Dios ordena.

ii. “Aunque el Señor se negó a que David llevara a cabo la realización de su deseo, lo hizo con la mayor gracia. No alejó la idea de él con enojo o desdén, como si David hubiera tenido un deseo indigno; sino que honró a su siervo incluso con la declinación de su oferta.” (Spurgeon)

c. Tú me has de edificar: David se entera de que Dios no quiere que le construya un templo, pero David no respondió no haciendo nada. Según 1 de Crónicas.29:2-9, David reunió todos los materiales para construir el templo para que Salomón pudiera construir una gloriosa casa para Dios.

i. “Si usted no puede obtener lo que esperaba, no se siente en desesperanza y permita que las energías de su vida se desperdicien; sino levántese, y cíñase para ayudar a otros a alcanzarlo. Si usted no va a construir, usted puede reunir los materiales para aquel que lo hará. Si usted no bajará a la mina, usted puede detener las cuerdas para los que lo harán.” (Meyer)

B. Dios propone edificar a David una casa permanente.

1. (2 de Samuel 7:8-9) Dios le recuerda a David lo que ha hecho por él.


Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.

a. Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo: Dios tomó a David de los pastos al trono.

b. Y he estado contigo en todo cuanto has andado: Dios protegió a David de todos sus enemigos.

c. Te he dado nombre grande: Dios engrandeció el nombre de David en la tierra.

2. (2 de Samuel 7:10-11) Dios le promete dos cosas a David.


Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa.

a. Yo fijaré lugar a mi pueblo Israel: Dios le prometió a David que bajo su reinado, Él establecería a un Israel permanente y seguro. Dios prometió esto primero porque sabía que David, al ser un pastor consagrado, estaba preocupado principalmente por el bienestar de su pueblo.

b. Él te hará casa: Dios le prometió a David que le edificaría una casa en el sentido de establecer una dinastía para la casa de David. Este era un legado perdurable para David mucho después de su muerte.

i. David quería construir un templo para Dios. Dios le dijo, “Gracias David, pero no. Deja que yo te construya a ti una casa.” Esta era una promesa aún más grande que la oferta de David para Dios, porque la “casa” de David (dinastía) duraría más y más y sería más gloriosa que el templo que David quería construir.

ii. Dios honró lo que David le dio, a pesar de que solo se lo dio a Dios en intenciones sinceras. Hay algunas cosas que queremos darle a Dios pero se nos impide darlas. En estos casos Dios recibe la intención como el regalo.

iii. Dios dijo “No” a la oferta de David porque David era un hombre de guerra, y Dios quería que un hombre de paz construyera su templo. 1 de Crónicas 22:8-10 explica esto: Mas vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú has derramado mucha sangre, y has hecho grandes guerras; no edificarás casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí. He aquí te nacerá un hijo, el cual será varón de paz... El edificará casa a mi nombre.

iv. La explicación que se le da a David registrada en 1 de Crónicas 22:8 vino años después. Podemos suponer que por muchos años David no supo la razón exacta por la que Dios no quiso que construyera el templo. “Hubiera lastimado innecesariamente a David que se le hubiera dicho esto en ese momento... Mientras tanto David poseía su alma en paciencia, y se dijo a sí mismo, ‘Dios tiene una razón; No puedo entenderla, pero está bien.’ “(Meyer)

3. (2 de Samuel 7:12-17) Dios detalla su promesa de una casa para David.


Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

a. Yo levantaré después de ti a uno de tu linaje: En esto, Dios prometió específicamente una monarquía hereditaria para la casa de David. Era importante para Dios repetir esta promesa específicamente, porque aún no había habido ningún rey que hubiera sido sucedido por su hijo en Israel.

i. “La familia de Saúl se extinguió completamente, la familia de David permaneció hasta la encarnación.” (Clarke)

ii. Esta gran promesa que Dios le hizo a David solo tiene un cumplimiento futuro. David solo se beneficiaría de la promesa en su tiempo a través de la fe. Si David hubiera tenido una actitud de “qué gano yo ahora”, la promesa no hubiera significado nada para él.

iii. “La alegría que inundó al corazón de David era espiritual, porque supo que Jesús vendría de su raza, y que un reino eterno sería establecido en su persona, y en el confiarían los gentiles.” (Spurgeon)

b. El edificará casa a mi nombre: Aunque David no construiría un templo para Dios, el descendiente de David lo haría.

c. yo afirmaré para siempre el trono de su reino: La familia de David reinó sobre Israel por más de cuatro siglos pero fue finalmente removida debido a maldad añadida sobre maldad. Sin embargo de la “simiente” de Isaí, Dios levantó una nueva rama que reinará por siempre (Isaías 11:1-2).

d. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres: Este descendiente de David disfrutaría de una relación especial con Dios. Si él peca, Dios no lo rechazará, más bien, Dios lo castigará sin rechazarlo.

e. Y tu trono será estable eternamente: Dios le promete a David que el reinado de su dinastía duraría por toda la eternidad.

i. Cada una de estas grandes promesas fue parcialmente cumplida en Salomón, el hijo de David y el sucesor a su trono.

· Salomón gobernó en el trono de David.

· Las misericordias de Dios nunca se apartaron de Salomón, a pesar de que pecó.

· Salomón le edificó a Dios una magnífica casa.

ii. Pero los profetas previnieron un cumplimiento aún mayor de estas promesas.

· He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra... y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra. (Jeremías 23:5-6)

· Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro... sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo... desde ahora y para siempre. (Isaías 9:6-7)

· Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. (Lucas 1:31-33)

iii. La promesa de Dios de una casa para David es cumplida en su totalidad en Jesucristo.

· Jesús reina y seguirá reinando en el trono de David para siempre.

· Las misericordias del Padre nunca se apartaron de Jesús, incluso cuando fue hecho pecador por nosotros.

· Jesús está construyéndole al Padre una magnífica casa (Hebreos 3:3-6) en el sentido de que nosotros somos su templo (1 de Pedro 2:5) y la iglesia es la nueva casa de Dios.

C. La oración de agradecimiento de David.

1. (2 de Samuel 7:18-24) Él humildemente glorifica a Dios por sus bondad.


Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí? Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová? ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová. Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo. Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos. ¿Y quién como tu pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque fue Dios para rescatarlo por pueblo suyo, y para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su favor, y obras terribles a tu tierra, por amor de tu pueblo que rescataste para ti de Egipto, de las naciones y de sus dioses. Porque tú estableciste a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por Dios.

a. Señor Jehová, ¿quién soy yo.... Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios: Cuando David recibió este espectacular regalo, no pensó que lo hizo a él más grande. A los ojos de David, esto hizo a Dios más grande.

i. La actitud de David no fue, “Soy tan grande que hasta Dios me da regalos.”Su actitud fue, “Dios es tan grande que me da regalos hasta a mí.” Deberíamos recibir la salvación y cada bendición con la misma actitud. Los regalos de Dios reflejan la grandeza del que da, no del que recibe.

b. Tu siervo: La humilde manera en que David recibió este regalo es demostrada con la repetición de la frase Tu siervo – diez veces en esta oración.

i. Muestra que David humildemente aceptó el “no” de Dios cuando quiso construir el templo. “Hay algunos profesores que harían grandes cosas si pudieran, pero si no se les permite desempeñar una parte brillante hacen rabietas y se enfadan con su Dios. David, cuando fue rechazada su propuesta no encontró en su corazón murmuración sino oración.” (Spurgeon)

2. (2 de Samuel 7:25-29) David osadamente pide que se cumpla la promesa según lo hablado.


Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho. Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti. Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica. Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.

a. Confirma para siempre la palabra que has hablado: La oración de David osadamente le pide a Dios que haga lo que prometió. Esta no era una oración pasiva que decía, “Bueno Dios, haz lo que quieras – En realidad no me importa si es de una u otra manera.” Esta no era una oración arrogante que decía, “Bueno Dios, déjame decirte que hacer.” Esta era una oración osada que decía, “Dios, aquí está tu promesa – ahora confío en que la cumplirás grandemente y que serás fiel a tu palabra.”

i. La frase “Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica ” hace hincapié en esto. David dijo, “Solo lo estoy pidiendo en oración porque tu lo prometiste. Tú me dijiste que esto es lo que quieres hacer.”

ii. “Dios envió la promesa a propósito para ser usada. Si yo veo una nota del Banco de Inglaterra, una promesa por cierta cantidad de dinero, la tomo y la uso. Pero oh mi amigo, prueba y usa las promesas de Dios; nada le agrada más a Dios que ver que sus promesas se pongan en circulación; ama ver a sus hijos sacarlas y decir, ‘Señor, has como prometiste.’ Y déjame decirte que glorifica a Dios que usemos sus promesas.” (Spurgeon)

iii. Este tipo de oración se apropia de la promesa de Dios. Solo porque Dios lo prometió no significa que lo poseemos. A través de este tipo de oración con fe, Dios promete y nosotros nos apropiamos. Si no nos apropiamos en fe, la promesa de Dios permanece sin reclamar.

· Podemos apropiarnos de su promesa de perdón: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1 de Juan 1:9)

· Podemos apropiarnos de su promesa de paz: La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. (Juan 14:27)

· Podemos apropiarnos de su promesa de guía: Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;

· Sobre ti fijaré mis ojos. (Salmos 32:8)

· Podemos apropiarnos de su promesa de crecimiento: el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. (Filipenses 1:6)

· Podemos apropiarnos de su promesa de ayuda: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (Hebreos 4:16)

b. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica: Noten que David oró de corazón. Algunas personas oran de un libro; otras oran de su cabeza. El lugar correcto del cual orar es del corazón.

i. También dice que David vino delante de Dios a través de la oración. Algunas oraciones no son oradas. Son dichas, leídas o pensadas, pero no oradas. “No decir esta oración, sino orar esta oración. Hay una gran fuerza en la expresión. Algunas oraciones nunca son oradas, sino que son como flechas que nunca son lanzadas desde el arco. Apenas y puedo llamarles oraciones, pues aunque lo son en la forma, el asunto, y el lenguaje, son dichas, no oradas. La oración de la oración es el asunto principal.” (Spurgeon)

c. Tú eres Dios, y tus palabras son verdad: Este era el fundamento de la fe de David. Él sabía que Dios era Dios, y que cada una de sus palabras es verdad. Él sabía que Dios era de confianza.

i. “El gran pecado de no creer en el Señor Jesucristo a menudo es tratado muy a la ligera y en un espíritu muy trivial, como si apenas y fuera pecado; sin embargo, según mi texto, y, ciertamente, según el tono completo de las Escrituras, es creer que Dios entrega mentiras, y ¿qué puede ser peor?” (Spurgeon)

©2016 David Guzik – No se permite la distribución más allá del uso personal sin autorización.

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