Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam
a. Yéndose luego David de allí: David ha pasado por mucho; había pasado de la fama inmediata, un matrimonio reciente, peligro de los Filisteos, repetidos atentados contra su vida, y una despedida dolorosa de su vida cotidiana, a vivir como un fugitivo por tiempo indefinido. Luego David tuvo un breve pero intenso periodo de recaída, un regreso dramático a Jehová y liberación de una situación con peligro de muerte.
b. Huyó a la cueva de Adulam: Este fue el lugar de refugio de David. No podía ir a su casa, no podía ir al palacio, no podía ir con Samuel, no podía ir con Jonatán, no podía ir a la casa de Jehová, y no podía ir con los impíos. Pero podía ir a una humilde cueva y encontrar refugio.
i. El nombre Adulam significa refugio, pero la cueva no iba a ser el refugio de David. Dios quería ser el refugio de David en este tiempo de desánimo.
ii. La mayoría de los arqueólogos creen que la cueva de Adulam no estaba muy lejos del lugar donde David derrotó a Goliat, en las colinas de Judá. David no podía evitar pensar en lo lejos que había llegado de una gran victoria a huir como un criminal, escondido de una cueva.
c. El título del Salmo 142 dice: Masquil de David. Oración que hizo cuando estaba en la cueva. Así, el Salmo 142 describe al desanimado corazón de David: Con mi voz clamaré a Jehová; Con mi voz pediré a Jehová misericordia. Delante de él expondré mi queja; Delante de él manifestaré mi angustia. Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda En el camino en que andaba, me escondieron lazo. Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida. (Salmos 142:1-4)
d. El título del Salmo 57 dice Mictam de David cuando huyó de delante de Saúl a la cueva. El Salmo 57 describe a David cuando Jehová lo fortaleció en la cueva y le preparó para lo que seguía.
i. El salmo 57 muestra a David con un corazón humilde: Ten misericordia de mi, oh Dios, ten misericordia de mí; (Salmo 57:1)
ii. El Salmo 57 muestra a David con un corazón que ora: Clamaré al Dios Altísimo, Al Dios que me favorece. (Salmos 57:2)
iii. El Salmo 57 muestra a David con un corazón realista: Mi vida está entre leones... red han armado a mis pasos. (Salmos 57:4, 6)
iv. El Salmo 57 muestra un corazón de confiada alabanza para Jehová: Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti entre las naciones... Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra sea tu gloria. (Salmos 57:9, 11)
v. Jehová trajo a David a este lugar mientras aún estaba en la cueva de Adulam. Con frecuencia pensamos que tenemos que salir de la cueva hasta que tengamos el corazón que David tenía en el Salmo 57. Pero podemos tenerlo ahora, no importa cuáles sean nuestras circunstancias.
Y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
a. Y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él: Primero, la familia de David fue a él. Este es un regalo hermoso de Dios porque anteriormente todo lo que David tuvo fueron problemas y persecución de parte de su padre y sus hermanos (1 de Samuel 16:11 y 1 de Samuel 17:28). Ahora ellos se le unen en la cueva de Adulam.
b. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu: Dios llamó a un grupo improbable y único a que se uniera a David en la cueva de Adulam. Estos no eran los hombres que David hubiera escogido pero fueron los que Dios llamó para él.
i. Estos hombres estaban afligidos. Sus propias vidas no eran sencillas, ni juntas ni en lo individual. Cada uno tenía sus propios problemas, sin embargo Dios los llamó a que se unieran a David en la cueva de Adulam.
ii. Estos hombres se habían endeudado. No habían experimentado mucho éxito en el pasado, y estaban heridos por sus fallas pasadas. Tenían sus propios problemas, sin embargo Dios los llamó a que se unieran a David en la cueva de Adulam.
iii. Estos hombres se hallaban en amargura de espíritu. Ellos conocían la amargura de la vida, y no estaban satisfechos con sus vidas ni con el rey Saúl. Ellos querían algo diferente, algo mejor, y Dios los llamó a que se unieran a David en la cueva de Adulam.
iv. Todos estos hombres vinieron a David cuando estaba abatido y derrotado, perseguido y despreciado. Cuando David llegó al trono, hubo muchas personas que quisieron estar a su alrededor. La gloria de estos 400 es que ellos vinieron a David en la cueva.
v. “Estos son el tipo de hombres que vinieron a David: afligidos, quebrados, insatisfechos. Estos son el tipo de personas que vienen a Cristo, y estas son las únicas personas que vienen a él, porque han reconocido su propia aflicción, su deuda, y su insolvencia, y están conscientes de que están totalmente inconformes. Las simples presiones de estas frustraciones los guían al refugio de la sangre de Cristo que fue derramada por ellos.” (Redpath)
c. Y fue hecho jefe de ellos: Esta no era una muchedumbre. Esto era un equipo que necesitaba un líder, y David fue hecho jefe de ellos. Dios no obra a través de muchedumbres. Él obra través de hombres y mujeres llamados, pero también llama a otros a apoyar y a estar con esos hombres y mujeres.
i. Cuatrocientos hombres, y hombres desesperados. Este podía ser un sólido comienzo para un ejército rebelde si David lo quería. Un hombre sin principios convertiría a estos 400 hombres en una banda de rebeldes o asesinos, pero David no permitió que esto se volviera un ejército rebelde en contra del rey Saúl.
ii. Estos hombres vinieron a David en aflicción, con deudas, insatisfechos, pero no permanecieron así. David los convirtió en el tipo de hombres descritos en 1 de Crónicas 12:8: hombres de guerra muy valientes para pelear, diestros con escudo y pavés; sus rostros eran como rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las montañas.
d. Y tuvo consigo como cuatrocientos hombres: David era el ungido de Dios para ser el próximo rey de Israel, y se convirtió en el más grande rey terrenal de Israel. Pero así como Dios llamó a David, Dios llamó a estos cuatrocientos hombres a estar junto a David.
i. Cada principio es importante. El principio de que Dios dirige a través de un hombre llamado y ungido es importante. Cuando un arca tenía que ser construida, Dios no llamó a 400 hombres. Cuando Israel necesitaba ser liberado de Egipto, Dios no llamó un comité. Una y otra vez en las Escrituras, la obra de Dios es guiada por un hombre llamado y ungido.
ii. Al mismo tiempo, el principio de que Dios raramente llama a un hombre a trabajar solo es importante. David necesitaba estos 400 hombres, incluso si nunca antes lo había pensado. Son igual de llamados y ungidos que David, pero ellos fueron llamados a seguir y apoyar a David, mientras que él fue llamado y ungido para dirigirlos.
iii. David tuvo sus seguidores, y también los tuvo el Hijo de David, Jesucristo. “¿Pueden ver la verdad de la que esta historia del Antiguo testamento es una imagen tan explícita? Tal como en el tiempo de David, hay un Rey exiliado que está reuniendo a su alrededor a un grupo de personas que están en aflicción, endeudados e insatisfechos. Los está entrenando y preparando para el día en que venga a reinar.” (Redpath)
Se fue David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí. Los trajo, pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en el lugar fuerte.
a. Dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros. David llevó a sus padres a Moab porque su abuela Rut fue Moabita (Rut 4:18-22, 1:4). Él quería que sus padres estuvieran a salvo de cualquier batalla que él pudiera enfrentar en el futuro.
b. Hasta que sepa lo que Dios hará de mí: David no conoce toda la historia. Él sabía que fue llamado y ungido para ser el próximo rey de Israel pero no tenía idea de cómo Dios lo llevaría ahí. David tenía que confiar y obedecer aún cuando no sabía lo que Dios hará de él.
Pero el profeta Gad dijo a David: No te estés en este lugar fuerte; anda y vete a tierra de Judá. Y David se fue, y vino al bosque de Haret.
a. Pero el profeta Gad dijo a David: David gozaba del apoyo y la ayuda de los profetas. El trato de Saúl con los profetas (como Samuel) casi siempre era negativo porque Saúl se resistía a la palabra de Dios. David, en cambio, sí recibía la palabra de Dios.
b. Vete a tierra de Judá: Gad le aconsejó a David que dejara su propio lugar fuerte y regresara al lugar fuerte del mismo Saúl. Esto probablemente no era lo que David quería escuchar pero obedeció de todas formas. David tenía que aprender a confiar en Dios en medio del peligro, no del otro lado del peligro.
i. “Por este medio Dios también ejercitaría a David en la fe, sabiduría, y valor; y de esta forma prepararlo para el reino, y mantener y aumentar su reputación entre el pueblo.” (Poole)
Oyó Saúl que se sabía de David y de los que estaban con él. Y Saúl estaba sentado en Gabaa, debajo de un tamarisco sobre un alto; y tenía su lanza en su mano, y todos sus siervos estaban alrededor de él. Y dijo Saúl a sus siervos que estaban alrededor de él: Oíd ahora, hijos de Benjamín: ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a todos vosotros jefes de millares y jefes de centenas, para que todos vosotros hayáis conspirado contra mí, y no haya quien me descubra al oído cómo mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí, ni alguno de vosotros que se duela de mí y me descubra cómo mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí para que me aceche, tal como lo hace hoy?
a. Oyó Saúl que se sabía de David y de los que estaban con él: Cuando sólo era David escondiéndose de Saúl, podía permanecer oculto por un largo periodo de tiempo. Pero uno no puede esconder 400 hombres. Cuando David regresó a Judea, la red de informantes de Saúl los descubrió rápidamente.
b. Y tenía su lanza en su mano, y todos sus siervos estaban alrededor de él: Cuando Saúl tenía una lanza en su mano, usualmente significaba que intentaría lastimar a alguien.
c. ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas?: Saúl apeló a lo peor en estos hombres, preguntándoles si un hombre de Judá favorecería a la tribu de Benjamín con riquezas y promociones.
i. Además, note cómo Saúl se refiere a David como: “el hijo de Isaí.” No dijo, “el hombre que mató a Goliat,” o “el hombre que mató a 200 Filisteos,” o “el hombre ungido por Dios.” Saúl sabía que David venía de una familia de simples granjeros, así que lo llamó por el nombre más humilde que se le pudo ocurrir – el hijo de Isaí.
d. Todos vosotros hayáis conspirado contra mí... ni alguno de vosotros que se duela de mí: En su mundo carnal y centrado en sí mismo, todo giraba alrededor de Saúl. Se volvió paranoico y quejumbroso, y dirigía a través de la culpa y la acusación.
e. Mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí: Jonatán nunca hizo tal cosa pero Saúl no podía aceptar la verdad de que David y Jonatán estaban bien y él estaba mal. Así que Saúl inventó elaboradas conspiraciones contra él.
Entonces Doeg edomita, que era el principal de los siervos de Saúl, respondió y dijo: Yo vi al hijo de Isaí que vino a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob, el cual consultó por él a Jehová y le dio provisiones, y también le dio la espada de Goliat el filisteo.
a. Doeg edomita: Este hombre se vio por última vez en 1 de Samuel 21:7 en Nob, en el tabernáculo al mismo tiempo que David estuvo ahí.
b. el cual consultó por él a Jehová y le dio provisiones, y también le dio la espada de Goliat el filisteo: Doeg implicó al sacerdote Ahimelec como un cómplice de David. “Mira toda la ayuda que Ahimelec le dio a David. Seguramente estaban trabajando juntos contra ti Saúl, y probablemente Ahimelec sabe exactamente dónde está David y a dónde se dirige.”
i. Doeg era más que un hombre ambicioso buscando promoverse. También sabía cómo desviar la ira y las sospechas de Saúl de su propio personal y enfocarlo a los sacerdotes.
Y el rey envió por el sacerdote Ahimelec hijo de Ahitob, y por toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob; y todos vinieron al rey. Y Saúl le dijo: Oye ahora, hijo de Ahitob. Y él dijo: Heme aquí, señor mío. Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando le diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace hoy día? Entonces Ahimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién entre todos tus siervos es tan fiel como David, yerno también del rey, que sirve a tus órdenes y es ilustre en tu casa? ¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí; no culpe el rey de cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este asunto, grande ni pequeña.
a. Heme aquí, señor mío: Ahimelec le contestó a Saúl con la honestidad de un hombre con una conciencia limpia. Simple y honestamente dijo, “no culpe el rey de cosa alguna a su siervo.”
i. Saúl continuaba con su imprudente paranoia. Acusó a Ahimelec y a David de conspiración contra él (Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí). También pensaba que David buscaba matarlo (para que se levantase contra mí y me acechase). Saúl se veía a sí mismo como la víctima, que David y Ahimelec buscaban matar.
b. Porque tu siervo ninguna cosa sabe de este asunto, grande ni pequeña: Ahimelec dijo exactamente la verdad. Cuando David buscó a Ahimelec, el sacerdote lo interrogó cuidadosamente (¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo?, 1 de Samuel 21:1). En vez de decirle la verdad a Ahimelec, David le mintió. Esto puso a Ahimelec en una posición muy vulnerable.
i. Ahimelec estaba tan inconsciente del odio que Saúl sentía por David que alabó a David frente al celoso rey: “Y quién entre todos tus siervos es tan fiel como David.” Esto es porque David le dijo a Ahimelec que estaba en una misión de Saúl cuando en realidad estaba huyendo por su vida (1 de Samuel 21:2).
Y el rey dijo: Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre. Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Volveos y matad a los sacerdotes de Jehová; porque también la mano de ellos está con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Pero los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová. Entonces dijo el rey a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los sacerdotes. Y se volvió Doeg el edomita y acometió a los sacerdotes, y mató en aquel día a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino. Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada; así a hombres como a mujeres, niños hasta los de pecho, bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada.
a. Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre: Cualquier hombre que se encuentre en el estado de pecado y rebelión en el que se encontraba Saúl no puede soportar ver a un hombre inocente e ingenuo como Ahimelec estar en desacuerdo con él. Así que ordenó que fuera asesinado.
i. Saúl fue reacio a matar a los enemigos de Jehová cuando se le ordenó (1 de Samuel 15:9). Pero no fue reacio a asesinar a los sacerdotes de Jehová a sangre fría. Saúl claramente está perdiendo la cabeza. “Su ira se retorció contra Jehová, por quitarle su reino, y dárselo a otro: y como no podía llegar al Señor, decidió por lo tanto verter su ira sobre sus sacerdotes.” (Trapp)
ii. “Éste es uno de los peores actos en la vida de Saúl; su malicia era implacable, y su furia era cruel, y no hay ningún motivo de justicia o política por la que semejante acto de barbaridad pueda ser justificado.” (Clarke) “Una sangrienta sentencia, injustamente pronunciada así como apresuradamente ejecutada, sin ninguna pausa o reflexión, sin remordimiento o arrepentimiento. Este fue el peor acto que Saúl llegó a realizar.” (Trapp)
b. Los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes: Para crédito suyo, los siervos de Saúl temieron más a Dios que a Saúl y se negaron a asesinar a los sacerdotes.
c. Y se volvió Doeg el edomita y acometió a los sacerdotes: Doeg, quien no era Judío sino Edomita, no dudó en asesinar a los sacerdotes y a sus familias. Doeg había sido detenido delante de Jehová en el tabernáculo (1 de Samuel 21:7) pero no cambió su corazón en absoluto.
Pero uno de los hijos de Ahimelec hijo de Ahitob, que se llamaba Abiatar, escapó, y huyó tras David. Y Abiatar dio aviso a David de cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová. Y dijo David a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el edomita, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he ocasionado la muerte a todas las personas de la casa de tu padre. Quédate conmigo, no temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; pues conmigo estarás a salvo.
a. Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el edomita, él lo había de hacer saber a Saúl: David mostró cómo se sintió sobre esto en el Salmo 52, el cual dice en su título Masquil de David, cuando vino Doeg edomita y dio cuenta a Saúl diciéndole: David ha venido a casa de Ahimelec.”
i. En el Salmo 52, David mostró su indignación contra Doeg: ¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso? Agravios maquina tu lengua; Como navaja afilada hace engaño. Amaste el mal más que el bien, la mentira más que la verdad. Has amado toda suerte de palabras perniciosas, engañosa lengua. (Salmos 52: 1a, 2-4)
ii. En el Salmo 52, David mostró su confianza en los juicios de Dios: Por tanto, Dios te destruirá para siempre; Te asolará y te arrancará de tu morada, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. (Salmos 52:5)
iii. En el Salmo 52, David mostró que su mirada estaba en Jehová: Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos. (Salmos 52:8-9)
b. Yo he ocasionado la muerte a todas las personas de la casa de tu padre: David se refirió a esto de dos formas. Una de ellas, la más grande, fue que la simple prescencia de David con Ahimelec lo hizo culpable delante de Saúl y en realidad no había nada que David ni nadie más hubieran podido hacer al respecto. La otra, más baja, fue que al mentirle a Ahimelec, David hizo vulnerable al sacerdote delante de Saúl.
i. Las mentiras de David no mataron directamente a Ahimelec ni a los otros sacerdotes. Pero por lo menos no permitió que Ahimelec muriera con un honor más grande. Si Ahimelec hubiera sabido del conflicto entre David y Saúl hubiera podido escoger apoyar a David y morir con gran honor.
ii. Sabemos por 1 de Samuel y por los Salmos que David regresó su corazón a Jehová y le pidió perdón después de haber mentido a Ahimelec. Davis fue restaurado, pero aún había fruto malo, resultado de las mentiras, y ahora David puede verlo y probarlo.
c. Conmigo estarás a salvo: David no podía hacer nada por los sacerdotes que ya habían sido asesinados. Confesó su culpa sobre el asunto, y buscó perdón de Jehová. Ahora, lo único que puede hacer es ministrar al necesitado frente a él – Abiatar, el sacerdote sobreviviente.
©2016 David Guzik – No se permite la distribución más allá del uso personal sin autorización.
The Blue Letter Bible ministry and the BLB Institute hold to the historical, conservative Christian faith, which includes a firm belief in the inerrancy of Scripture. Since the text and audio content provided by BLB represent a range of evangelical traditions, all of the ideas and principles conveyed in the resource materials are not necessarily affirmed, in total, by this ministry.
Loading
Loading
Interlinear |
Bibles |
Cross-Refs |
Commentaries |
Dictionaries |
Miscellaneous |