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Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
a. Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos deDios: Habiendo mencionado ser nacidos de Él, Juan habla admirado sobre este amor que nos hace hijos de Dios. Él quiere que miremos – o sea, que veamos y estudiemos con atención.
i. Es de gran beneficio para el Cristiano dar una gran y atenta mirada al amor de Dios que nos ha dado el Padre.
ii. Que nos ha dado el Padre habla de muchas cosas. Primero, habla de la medida del amor del Padre por nosotros; pudiera más literalmente ser traducido como prodigado a nosotros. Segundo, habla de la manera en que Dios da el amor; otorgado tiene la idea de dar solo por dar, sin pensar en esperar algo a cambio.
iii. ¿Qué es lo que nos hace lentos para creer en el amor de Dios? En ocasiones es el orgullo, que nos hace querer sentirnos dignos antes de recibir el amor de Dios. En ocasiones es incredulidad, que nos hace sentir que no podemos confiar en el amor de Dios cuando hay heridas y dolor. Y en ocasiones simplemente se requiere de tiempo para que una persona llegue a un mayor entendimiento de la grandeza del amor de Dios
iv. Mirad significa que Dios quiere que veamos esto y Él no se avergüenza de mostrarlo para nosotros, “Oigan, dice, ustedes pobre gente que me aman, ustedes pobres enfermos, ustedes desconocidos y gente oscura, sin talento. Lo he publicado delante del cielo y la tierra, y lo he dado a conocer a los ángeles, que ustedes son mis hijos, y no me avergüenzo de ustedes. Me glorío en el hecho que les he tomado como mis hijos e hijas.” (Spurgeon)
b. Que seamos llamados hijos de Dios: La grandeza de este amor es mostrada en que por él, somos llamados hijos de Dios. Cuando Dios volteó abajo a ver a la humanidad perdida, pudo sólo haber tenido una compasión caritativa, una lástima en nuestra lastimera situación en esta vida y en la eternidad. Con una simple lástima, Él pudo haber ideado un plan de salvación con el que el hombre se pudiera salvar del infierno. Pero Dios fue mucho más allá al llamarnos hijos de Dios.
i. ¿Quién nos llama hijos de Dios?
· El Padre. (“Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso,” 2 Corintios 6:18)
· El Hijo. (“No se avergüenza de llamarlos hermanos,” Hebreos 2:11)
· El Espíritu. (“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios, Romanos 8:16)
ii. Hay un sentido en el cual ésta es una bendición completamente “innecesaria” que Dios da en el camino de la salvación y una demostración de Su verdadero y profundo amor por nosotros. Podemos imaginarnos a alguien ayudando o salvando a alguien más, pero no al grado de llegar a convertirlos parte de su familia – pero esto es lo que Dios ha hecho por nosotros.
iii. Con esto, ganamos algo en Cristo Jesús más grande de lo que Adan poseyó. Nunca leemos que Adán haya sido llamado uno de los hijos de Dios en el sentido a que Juan se refiere aquí. Él nunca fue adoptado como hijo de Dios de la manera que los creyentes lo son. Erramos cuando pensamos que la redención es simplemente una restauración de lo que se perdió con Adán; en Jesús nos es otorgado más de lo que Adán nunca tuvo.
iv. Si verdaderamente somos hijos de Dios, se debe mostrar en nuestro parecido con nuestro Padre, y en nuestro amor por nuestros hermanos.
v. Es importante entender lo que significa ser hijos de Dios, y que no todos son hijos de Dios en el sentido que Juan lo menciona aquí. El amor de Dios se expresa a todos al dar a Jesús por los pecados del mundo (Juan 3:16), pero esto no hace a toda la humanidad hijos de Dios. Aquí Juan se refiere a aquellos que han recibido el amor de Jesús en una vida de comunión y confianza en Él; Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. (Juan 1:12)
c. Por esto el mundo no nos conoce: Por nuestro especial linaje, somos extranjeros en este mundo (o deberíamos serlo.)
i. Esto muestra el gran peligro de una Cristiandad que trabaja duro para mostrar al mundo cuánto se pueden parecer al mundo; no debe sorprendernos ni ofendernos darnos cuenta que el mundo no nos conoce.
d. Porque no le conoció a él: Ultimadamente, debemos esperar que el mundo nos trate como lo trató a Él – rechazando a Jesús, crucificando a Jesús. Aunque es cierto que Jesús amó a los pecadores y ellos, reconociendo ese amor, se unieron a Él, también debemos recordar que fue el mundo quien grito crucifícale!
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
a. Ahora somos hijos de Dios: Nuestra situación actual es clara. Podemos saber y tener la seguridad de que estamos, ciertamente, entre los hijos de Dios. Romanos 8:16 nos dice, El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hechos hijos de Dios. Si tú eres un hijo de Dios, tú tienes una seguridad interna de ello.
b. Aún no se ha manifestado lo que hemos de ser: Aunque nuestra situación actual es clara, nuestro destino futuro se ve nebuloso. No sabemos, como quisiéramos saber, los detalles de cómo seremos en el mundo venidero. En este sentido, no podemos ni imaginarnos cómo seremos en la gloria.
i. “Lo que somos, no se muestra al mundo; lo que seremos no se nos ha mostrado aun.” (Stott)
ii. “Si se me permite la expresión, no es momento para la manifestación de la gloria del Cristiano. La eternidad es el período para el desarrollo completo del Cristiano, y para la manifestación sin pecado de la gloria otorgada por Dios. Aquí, el Cristiano debe esperar ser desconocido; es en la otra vida donde se le descubrirá como el hijo del gran Rey.” (Spurgeon)
c. Pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porquele veremos tal como él es: No estamos completamente a obscuras con respecto a nuestro estado futuro. Cuando Jesús nos es revelado ya sea por Su venir por nosotros o nuestro acercarnos a Él, sabemos que seremos semejantes a él.
i. La Biblia habla del gran plan que Dios tiene para nuestras vidas: Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Romanos 8:29) La meta final de Dios para nuestras vidas es hacernos como Jesús y aquí Juan habla de el cumplimiento de ese propósito.
ii. Esto no significa que dejemos de ser nosotros mismos, llenos de la personalidad y carácter únicos que Dios nos ha dado. El cielo no será como el Nirvana del Misticismo oriental, donde toda la personalidad se disuelve en Dios como una gota en el océano. Seguiremos siendo nosotros mismos, pero nuestro carácter y naturaleza serán perfeccionados a la imagen de la perfección de Jesús. No seremos “clones” de Jesús en el cielo!
iii. El Cristiano debe anhelar ser como Jesús, pero también debe recordar que Dios nunca va a forzar a una persona a ser como Jesús si no quieren. Y para ellos es para quien es el infierno: gente que no quiere ser como Jesús. La soberana y eterna verdad es esta: Dios da al hombre lo que el hombre realmente quiere. Si tú realmente quieres ser como Jesús, se mostrará en tu vida ahora y será un hecho en la eternidad. Si tú realmente no quieres ser como Jesús, también se mostrará en tu vida ahora, y también será un hecho en la eternidad.
iv. Seremos semejantes a él: Esto nos recuerda que aunque en el presente crecemos en la imagen de Jesús, nos falta mucho camino por recorrer. Ninguno de nosotros habremos terminado hasta que veamos a Jesús, y sólo entonces realmente seremos semejantes a él.
d. Le veremos tal como él es: Tal vez esta sea la mayor gloria del cielo: no el ser personalmente glorificado, sino estar sin obstáculos ni restricciones ante la presencia de nuestro Señor.
i. Pablo dijo de nuestro presente caminar, Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido (1 Corintios 13:12.) Cuando nos vemos en un buen espejo, la imagen es clara, pero en el mundo antiguo los espejos eran hechos de metal pulido y la imagen nunca era clara y hasta era algo distorcionada. Ahora vemos a Jesús sólo de una manera confusa y poco clara, pero un día le veremos con perfecta claridad.
ii. El cielo es algo precioso para nosotros por muchas razones. Anhelamos estar con los seres queridos que se han ido y a quienes extrañamos mucho. Anhelamos estar con los grandes hombres y mujeres de Dios que murieron hace siglos. Queremos caminar por las calles de oro, ver las puertas de perla, y ver ángeles alrededor del trono de Dios adorándole de día y de noche. Sin embargo, ninguna de esas cosas, aunque preciosas, hacen al cielo realmente “cielo”. Lo que hace al cielo, cielo es la presencia de nuestro Señor, y el verlo tal como él es será la más grande experiencia de nuestra existencia eterna.
iii. ¿Qué veremos cuando veamos a Jesús? Apocalipsis 1:13-16 describe una visión de Jesús en el cielo; Vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Este no es el mismo Jesús que caminó en la tierra viéndose como un hombre normal.
iv. Al mismo tiempo sabemos que en el cielo Jesús aun tendrá las cicatrices de Su sufrimiento en la tierra. Después de que Jesús se levantó de los muertos en Su cuerpo glorificado, Su cuerpo mantuvo las señales de los clavos y las cicatrices en Su costado (Juan 20:24-29). En Zacarías 12:10, Jesús habla proféticamente del día en que el pueblo judío, se vuelve a Él y le ven en gloria: ..y mirarán a mi, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. Zacarías 13:6 continua la idea: Y le preguntarán ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos.”
e. Seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es: Juan hizo la conexión entre verlo tal como él es y nuestra transformación de ser como Jesús. Podemos decir que el mismo principio se aplica justo ahora. En la medida en que ves a Jesús tal como él es, en esa medida eres como Él en tu vida.
i. Podemos decir que esto sucede por reflejo. “Cuando un hombre se ve en un deslumbrante espejo, también le hace brillar, porque arroja su propia luz sobre su cara; y de una manera mucho más maravillosa, cuando vemos a Cristo, quien es toda luminosidad, Él arroja algo de ella sobre nosotros.” (Spurgeon)
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
a. Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo: Conocer nuestro destino eterno y vivir en esta esperanza purificará nuestras vidas. Cuando sabemos que nuestro final es ser más como Jesús, nos hace querer ser más como Jesús ahora.
i. Saber con anticipación que estaremos con Jesús, y de la pronta venida de Jesucristo, puede tener un maravilloso efecto purificador en nuestras vidas. Nos hace querer estar listos, servirle ahora, agradarle ahora.
b. Esta esperanza en él: Fundamentalmente, nuestra esperanza no está en el cielo ni en nuestra propia gloria en el cielo. Nuestra esperanza está en él. Nunca debemos poner nuestra esperanza en otras cosas; no en una relación, éxito, fondo de inversión, salud, posesiones o simplemente en nosotros mismos. Nuestra única real esperanza está en él.
Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados,y no hay pecado en él.
a. El pecado es infracción de la ley: Juan define el pecado desde su raíz básica. Es el ignorar la ley de Dios, que inherentemente viene siendo ignorar al Hacedor de la ley, Dios mismo.
i. Con frecuencia fracasamos en la guerra contra el pecado porque no le llamamos por lo que realmente es: infracción de la ley, una ofensa contra el Gran Hacedor de la Ley, Dios. En vez de eso, decimos cosas como “Si he hecho algo malo….” o “Se cometieron errores…” etc. Llámalo por lo que es: pecado e infracción de la ley. “El primer paso hacia una vida santa es reconocer la verdadera naturaleza de la maldad del pecado.” (Stott)
b. Sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados: Aquí Juan definió la misión de Jesucristo desde su raíz básica – para quitar nuestrospecados. El ángel Gabriel prometió a José con relación al ministerio de Jesús y llamarás su nombre JESUS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. (Lucas 1.21)
i. Jesús quita nuestros pecados en el sentido de quitar la penalización por nuestro pecado. Esto acontece inmediatamente después de venir a Jesús por fe.
ii. Jesús quita nuestros pecados en el sentido de quitar el poder del pecado. Esta es una obra continua en las vidas de aquellos que siguen a Jesús.
iii. Jesús quita nuestros pecados en el sentido de quitar la presencia del pecado. Esta es una obra que será terminada cuando pasemos a la eternidad y seamos glorificados con Jesús.
c. El apareció para quitar nuestros pecados: Esta es la obra de Jesús en nuestras vidas. Es una obra a la que nosotros debemos responder, pero es Su obra en nosotros.
i. Nosotros no podemos quitar la penalización por nuestros propios pecados. Es imposible limpiarnos a nosotros mismos. Pero debemos recibir la obra de Jesús de quitar nuestros pecados.
ii. Nosotros no podemos quitar el poder del pecado en nuestras vidas. Esto es Su obra en nosotros, y nosotros respondemos a esa obra. Alguien que viene a Jesús no necesita limpiarse primero, pero debe de estar dispuesto a permitir que Él quite sus pecados.
iii. Nosotros no podemos quitar la presencia del pecado en nuestras vidas. Esta es Su obra en nosotros, finalmente lograda cuando seamos glorificados con Él.
d. No hay pecado en él: Jesús no tenía pecado que le tuviera que ser quitado; por lo tanto, Él podía quitar nuestro pecado, y lo cargó sobre sí mismo.
Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.
a. Todo aquel que permanece en él, no peca: Ya que el pecado es infracción de la ley, ignorar a Dios (1 Juan 3:4), y ya que Jesús vino a quitar nuestros pecados (1 Juan 3:5), y ya que en Jesús no hay pecado (1 Juan 3:5), entonces permanecer en Él quiere decir no pecar.
i. Es muy importante entender lo que la Biblia quiere decir – y lo que no quiere decir – cuando dice no peca. De acuerdo al tiempo del verbo que Juan usa, no peca significa no vive un estilo de vida que acostumbra pecar. Juan ya nos dijo en 1 Juan 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. En 1 Juan 1:8 la gramática indica que Juan está hablando de actos ocasionales de pecado. La gramática de 1 Juan 3:6 indica que Juan está hablando de un establecido y continuo estilo de vida de pecado. Juan no está hablando sobre la posibilidad de perfección sin pecado.
ii. “El tiempo presente en el verbo griego implica habito, continuidad, secuencia ininterrumpida” (Stott); la versión NIV tiene la idea correcta al traducir estos verbos con frases como continúa pecando, continúa con el pecado y no puede seguir pecando.
b. Todo aquel que permanece en él, no peca: El mensaje de Juan es claro y consistente con el resto de las Escrituras. Nos dice que un estilo de vida de pecado habitual es inconsistente con una vida que permanece en Jesucristo. Un verdadero Cristiano solo estará temporalmente en un estilo de vida de pecado.
i. La enseñanza de Pablo en Romanos 6 es un gran ejemplo de este principio. Él nos muestra que cuando una persona viene a Jesús, sus pecados son perdonados y la gracia de Dios se extiende hacia ella, y entonces es radicalmente cambiada – el viejo hombre muere y el nuevo hombre vive. Por lo tanto no concuerda que una nueva creación en Cristo se sienta cómoda viviendo en pecado; esto es solo algo temporal para el Cristiano.
ii. De alguna forma, la pregunta no es. “¿pecas, o no pecas? Todos pecamos. La pregunta es, “¿Cómo reaccionas cuando pecas? ¿Caes en un patrón de pecado y permites que domine tu estilo de vida? ¿Confiesas humildemente tu pecado y luchas contra él con el poder que Jesús puede dar?”
iii. Por esta razón es tan doloroso ver Cristianos que dan excusas por su pecado y que no humildemente lo confiesan. A menos que se lidie con el pecado de frente, llegará a contribuir a un patrón de pecado que puede pronto convertirse en un estilo de vida – tal vez un estilo de vida secreto.
iv. Lo importante es que nunca firmemos un “tratado de paz” con el pecado. No debemos coquetear con él ni disculparnos diciendo, “Todo mundo tiene sus pecados y éste es el mío. Jesús entiende.” Esto va totalmente en contra de todo lo que somos en Jesús, y de la obra que Él ha hecho en nuestra vida.
c. Todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido: Vivir un estilo de vida de pecado constante es demostrar que no le has visto (en tiempo presente del “le veremos” mencionado en 1 Juan 3:2), y que no le has conocido. Hay algunas personas tan maravillosas y grandiosas que al verlas y conocerlas cambia tu vida para siempre. Jesús es ese tipo de persona.
Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.
a. Nadie os engañe: Esto nos dice que Juan escribió contra el engaño que amenaza a los Cristianos de este tiempo.
b. El que hace justicia es justo: Juan no nos permitió separar una justicia religiosa de una vida de justicia. Si somos hechos justos por nuestra fe en Jesucristo (Romanos 3:22,) se notará en nuestras vidas de justicia.
i. Lo más importante que alguien puede hacer es asegurarse que son justos delante de Dios. Esto sencillamente significa que son rectos delante de Dios. Es más que decir, “inocente.” Es más como decir, “Inocente y recto.” Esto habla de la presencia de lo bueno, no sólo de la ausencia de lo malo.
ii. Juan no está diciendo que somos hechos justos delante de Dios por nuestros propios actos de justicia – La Biblia claramente enseña que somos hechos justos por la fe en Jesucristo. Esa justicia en Jesús será evidente en nuestras vidas.
iii. Aparentemente había quien enseñaba que se podía ser justo delante de Dios sin que hubiera ninguna evidencia de justicia en la vida. – Juan rechaza esta idea. Charles Spurgeon lo dijo bien: “La gracia que no cambia mi vida no salvará mi alma.”
c. Como él es justo: Podemos vivir vidas que se caracterizan por justicia y no por el pecado porque nos ha sido dada la justicia de Jesús y él es justo. Tenemos el recurso que necesitamos para vivir justamente!
El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
a. El que practica el pecado es del diablo: La gente que está establecida en pecado continuo no es hija de Dios – es del diablo, y Jesús vino a destruir las obras del diablo y librarnos de la esclavitud del diablo.
i. “Bueno, dicho claramente, señor, ‘El que practica el pecado es del diablo.’ No tiene caso dar excusas ni disculpas; si tu amas al pecado, irás a donde van los pecadores. Si tú tienes esta costumbre y dices que has creído en la preciosa sangre de Cristo, no te creo, señor. Si tuvieras una fe verdadera en esa preciosa sangre, odiarías el pecado. Si te atreves a decir que confías en la expiación mientras vives en pecado, estas mintiendo, señor; tú no crees en la expiación; porque donde hay fe verdadera en el sacrificio expiatorio, hay purificación del hombre y lo hace odiar el pecado por el cual se derramó la sangre del Redentor.” (Spurgeon)
b. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo: Juan nos dio una razón por la cual vino Jesús en 1 Juan 3:5 (Él apareció para quitar nuestros pecados.) Ahora Juan nos da otra razón: para deshacer las obrasdel diablo.
i. Podemos ver el corazón de Dios entristecerse por la destrucción que el diablo ha traído sobre esta tierra, y porque el hombre le ha permitido al diablo hacerlo. Jesús vino a poner un alto a todo eso venciendo totalmente al diablo con Su vida, Su sufrimiento, Su muerte y Su resurrección.
ii. Nota el propósito de Jesús: para deshacer las obras del diablo. No neutralizarlas, no mitigarlas, tampoco limitarlas. Jesús quiere deshacer las obras del diablo.
iii. Mucha gente esta innecesariamente temerosa del diablo, temiendo lo que pudiera hacerles. Si tan solo supiéramos que conforme caminamos con Jesús el diablo tiene temor de nosotros! Al caminar en Jesús, ayudamos para verle deshacer las obras del diablo!
c. Porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque esnacido de Dios: El cambio de ser del diablo a ser hijos de Dios viene cuando somos nacidos de Dios; cuando esto sucede, nuestra vieja naturaleza modelada con la rebelión de Adán, muere – nos es dada una nueva naturaleza, modelada con la obediencia de Jesucristo.
i. Juan aquí simplemente está enfatizando lo que significa nacer de nuevo. Significa que viene un cambio a nuestras vidas – es un cambio que será desarrollado en cada una de las áreas de nuestras vidas conforme crecemos en Cristo, pero es un cambio real que se nota.
ii. Es el mismo mensaje que predicó Pablo, diciendo que como creyentes debemos despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4:22,24)
d. No practica el pecado…. No puede pecar: No practica el pecado y nopuede pecar tienen el mismo tiempo en el verbo que no peca en 1 Juan 3:6, que significa una práctica continua de pecado. Juan nos dice que cuando somos nacidos de nuevo – nacidos en la familia de Dios – hay un cambio real en nuestra relación con el pecado.
En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
a. Los hijos de Dios, y los hijos del diablo: Juan ya ha presentado la idea de ser hijo de Dios (1 Juan 3:1, que seamos llamados los hijos de Dios y 1 Juan 3:9. Nacidos de Dios) Él ya ha escrito de algunos que son del diablo (1 Juan 3:8). Pero aquí, lo deja claro: algunos son hijos de Dios y algunos son hijos deldiablo.
i. Juan no toma tiempo tratando de probar o explicar la existencia del diablo. Él sabe que la realidad del diablo es un hecho Bíblico. Algunos, hoy, carecen de la sabiduría de Juan y, o niegan la existencia del diablo, o están obsesionados con el diablo.
ii. Algunos podrían pensar que Juan es muy duro al decir que algunos son hijos del diablo, y suponen que tal vez Juan no amaba a la gente como lo hizo Jesús. Pero Jesús llamó a la gente hijos del diablo también en Juan 8:41-45. En este pasaje, el punto de Jesús era importante ya que establece el principio de que nuestro linaje determina nuestra naturaleza y nuestro destino. Si somos nacidos de nuevo, y tenemos a Dios como nuestro Padre, se mostrará en nuestra naturaleza y destino. Pero si nuestro padre es Satanás o Adán, también se mostrará en nuestra naturaleza y destino – tal como se mostró en estos adversarios de Jesús
b. Se manifiestan: Juan presentó un sencillo, aunque no fácil modo de identificar quienes son los hijos de Dios y quienes los hijos del diablo. Todoaquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios.
i. Ambos son esenciales. Justicia sin amor nos convierte en Fariseos religiosos, y amor sin justicia nos convierte en socios en la maldad.
ii. ¿Cómo podemos “balancear” el amor y la justicia? No podemos. Nunca debemos amar a costa de la justicia y nunca debemos ser justos a costa del amor. No estamos buscando un balance entre los dos puesto que no son opuestos. El amor verdadero es la más grande justicia, y la verdadera justicia es el más grande amor.
iii. El amor y la justicia se muestran perfectamente en la naturaleza de Jesús. Él era las dos cosas, justo y totalmente amoroso.
Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.
a. Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Juan ya había enfatizado el mandamiento de amar que es la palabra que habéis oído desde el principio (1 Juan 2:7). Al recordar este mensaje de amarnos unos a otros, él recordó el mandamiento de Jesús en Juan 13:34.
b. Que nos amemos unos a otros: El mensaje básico Cristiano no ha cambiado. Tal vez algunos lo piensen así porque los Cristianos hablan de una “relación personal con Jesucristo” como si únicamente nosotros y Jesús fuera lo importante. Pero el cómo tratamos a los demás – cómo nos amamos unos a otros – realmente le interesa a Dios.
No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano.¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.
a. No como Caín: Como un ejemplo negativo, Juan presenta a Caín, quien no estaba bien delante de Dios (sus obras eran malas) y quien odiaba a su hermano. Cuando hay dos hijos de Dios y ambos están bien delante de Dios, habrá amor.
b. Que era del maligno: Caín es un buen ejemplo del fracaso al amar.
i. Podemos presumir que Caín fue criado en las enseñanzas de Dios lo que lo debió haber equipado para amar, pero el escogió no hacerlo.
ii. La desobediencia de Caín se debió a una falta de fe (Hebreos 11:4) lo cual resultó primero en desobediencia, después en odio.
iii. La desobediencia y odio de Caín estaban basadas en la soberbia (Génesis 4:5)
iv. La desobediencia y odio de Caín lo hacían desdichado (Génesis 4:5.)
v. Caín rechazó la advertencia que Dios le dio y sucumbió ante el pecado del odio (Génesis 4:6-7.)
vi. El pecado de odio de Caín lo llevó a actuar contra aquel a quien odiaba (Génesis 4:8.)
vii. Caín evadió su pecado de odio y trató de esconderlo. Pero Dios lo descubrió (Génesis 4:9.)
Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece.Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida,en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.
a. No os extrañéis: No debemos sorprendernos de que el mundo nos odie; lo que nos debe sorprender es cuando existe odio entre el cuerpo de Cristo.
b. Sabemos: Juan insiste que el creyente puede llegar a un lugar de seguridad genuina. “He escuchado que se ha dicho por aquellos que se consideran filósofos, que en la religión debemos creer, pero no saber. No tengo muy clara la distinción que quieren presentar entre conocimiento y fe, pero tampoco me interesa aclararlo; porque puedo asegurar que en asuntos relacionados con religión, sabemos; en las cosas de Dios creemos y sabemos.” (Spurgeon)
c. Sabemos que hemos pasado de muerte a vida: Un amor por el pueblo de Dios es una señal básica de haber nacido de nuevo. Si este amor no es evidente en nuestras vidas, nuestra salvación puede ser cuestionada. Si está presente, nos da seguridad.
i. Podemos saber que hemos pasado de muerte a vida por nuestro amor por otros Cristianos. El lugar de odio, de celos de amargura en el que se encuentran algunos es un lugar de muerte. Necesitan pasar de muerte hacia vida.
ii. Esto significa dos cosas. Primero, sabemos que estábamos muertos. Segundo, sabemos que hemos pasado a vida de la muerte. Pasar de muerte avida es lo contrario de lo normal. Todos aguardamos a pasar de vida a muerte; pero en Jesús, podemos invertirlo.
iii. Esto nos habla de nuestra búsqueda de comunión. Si amamos a los hermanos, querremos estar con ellos – y aun si hemos sido golpeados y lastimados por hermanos faltos de amor, permanecerá en nosotros algo que nos atraiga a estar en comunión con los hermanos que amamos.
iv. “¿Les amas por amor a Dos? ¿Te dices a ti mismo ‘Ese es uno de los de Jesús, ese es uno que lleva la cruz de Cristo, ese es uno de los hijos de Dios; por lo tanto le amo y me deleito en su compañía’? Entonces, esa es una evidencia que tú no eres del mundo.” (Spurgeon)
d. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida: Aborrecer a nuestro hermano es como matarlo en nuestros corazones. Aunque no realicemos la acción, (por cobardía o temor al castigo) deseamos la muerte de la persona. También, al ignorar a otra persona es como si los tratáramos como si estuvieran muertos. El odio puede mostrarse pasiva y activamente.
i. Juan parecía tener en mente la enseñanza de Jesús en el Sermón del Monte con relación al verdadero cumplimiento de la ley. (Mateo 5:21-22)
ii. “En el corazón no hay diferencia; odiar es despreciar, cortar la relación, y homicidio es simplemente el cumplimiento de esa actitud.” (Barker)
iii. “Cada hombre que odia a otro tiene el veneno de homicidio en sus venas. Puede ser que nunca llegue a tomar en sus manos armas homicidas y destruya vidas; pero si deseara que su hermano estuviera fuera de su camino, si estuviera deseoso que esa persona no existiera, ese sentimiento es como homicidio en el juicio de Dios.” (Spurgeon)
e. Sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él: Vivir practicando el homicidio – o tener un hábito de odio hacia los hermanos – es una muestra de que no hay vida eterna permanente, no hay un nuevo nacimiento.
i. Hay muchas personas para quienes ser Cristiano es “ninguna de estas.” Se consideran Cristianos porque no son musulmanes ni judíos ni budistas o ateos. Pero ser Cristiano no se debe considerar como “ninguna de estas.”
ii. Ser Cristiano es más que decir, “Soy Cristiano.” De hecho, hay algunos que dicen ser Cristianos y que no lo son. ¿Cómo podemos saber si somos así? La respuesta de Juan ha sido sencilla y constante. Existen tres pruebas para medir la muestra de un Cristiano genuino: la prueba de la verdad, la prueba del amor y la prueba de la moral. Si creemos que lo que la Biblia enseña es verdad, si mostramos el amor de Jesús a otros, y si nuestra conducta ha sido cambiada y se parece más a la de Jesús, entonces nuestra declaración de que somos Cristianos es verdad.
En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
a. En esto hemos conocido el amor: ¿Qué es el amor? La manera en que definimos el amor es importante. Si lo definimos de la manera equivocada, entonces todos pasan, o no pasan, la prueba del amor. Para entender la idea Bíblica del amor, debemos empezar por entender el vocabulario del amor entre los griegos antiguos, quienes nos dieron la lengua original del Nuevo Testamento.
i. Eros era una palabra para amor. Describía, como lo podríamos suponer por la palabra, amor erótico. Refiriéndose a amor sexual.
ii. Storge era la segunda palabra para amor. Se refería al amor familiar, el tipo de amor que hay entre padre e hijo o entre miembros de la familia en general.
iii. Philia es la tercer palabra para amor. Hablaba de afecto y amistad fraternal. Es el amor de profunda amistad y camaradería. Se puede describir como el amor más grande posible logrado sin la ayuda de Dios.
iv. Agape es la cuarta palabra para amor. Describía un amor que ama sin cambiar. Es un amor que se da a sí mismo sin demandar o esperar algo a cambio. Es amor tan grande que se puede dar a los que son difíciles de amar o a los no atractivos para amar. Es amor que ama aun cuando es rechazado. Amor Agape da y ama porque quiere; no demanda ni espera nada a cambio por el amor otorgado – da porque ama, no ama para recibir.
v. Muchas personas confunden los cuatro amores, y como resultado terminan profundamente lastimados. Con frecuencia una persona dirá a otra, “Te amo” refiriéndose a un tipo de amor, pero la otra persona cree que se refieren a otro tipo de amor. Con frecuencia un hombre dirá a una mujer, “Te amo,” cuando realmente tenía un amor egoísta por ella. Claro, habrá fuertes sentimientos en su corazón – pero serán sentimientos que quieren algo de la otra persona.
vi. “Es cierto que puedes decirle a una chica, ‘Te amo,’ pero lo que realmente quieres decir es: ‘Quiero algo. No a ti, pero algo de ti. No tengo tiempo para esperar. Lo quiero inmediatamente.’…. Esto es lo opuesto al amor, ya que el amor desea dar. El amor busca hacer felíz a la otra persona y no a sí mismo.” (Walter Trobisch en Yo amé a una chica, citado por Boyce)
b. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros: El verdadero amor no es simplemente algo que se “siente” como un sentimiento interno; es algo que también se muestra por demostración – y la más grande demostración fue el darse Jesús en la cruz.
i. La misma idea fue expresada por Pablo en Romanos 5:8: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros.
ii. No es la muerte de Jesús en sí lo que es la más grande demostración de amor; es la muerte de Jesús junto con lo que hace por nosotros lo que muestra el epítome del amor. Si yo estoy en un malecón y un hombre salta al agua y se ahoga, y grita con su último aliento, “Estoy dando mi vida por ti!” Realmente no puedo entender ese acto como un acto de amor – simplemente es algo extraño. Pero si ese mismo hombre salta al agua para salvarme de ahogarme – y da su propia vida para que yo pueda sobrevivir – entonces puedo completamente entender como el haber dado su vida fue un gran acto de amor.
iii. En un sermón titulado “La Muerte de Cristo por su Pueblo,” Charles Spurgeon desarrolló tres puntos de esta gran declaración:
· Lo grande que deben haber sido nuestros pecados.
· Lo grande que debe haber sido Su amor.
· Lo seguro que el creyente está en el amor de Cristo
c. En esto hemos conocido el amor: Existe un sentido real en el cual no conoceríamos lo que el amor es si no hubiera sido por la obra de Jesús en la cruz. Tenemos una habilidad innata de pervertir el verdadero significado del amor, y perseguimos todo tipo de cosas pretendiendo buscar el amor.
i. La naturaleza puede enseñarnos muchas cosas acerca de Dios como Su sabiduría, Su inteligencia y Su grandioso poder. Pero la naturaleza, por sí misma, no nos enseña que Dios es un Dios de amor. Necesitamos la muerte de Dios el Hijo, Jesucristo, para demostrarlo.
ii. David Scott Crother murió de sida en 1993, no sin antes contagiar a su pareja quien levantó cargos contra Crother. La mujer dijo en una entrevista: “Esto no es un atentado, es asesinato… Todo lo que yo quería era alguien que me amara, y ahora voy a morir por ello. No creo que yo deba morir por eso.” Todos tenemos necesidad de amor, pero lo buscamos de maneras y en lugares equivocados.
d. También nosotros: Ya que somos enviados con el mismo mandato que lo fue Jesús, debemos demostrar nuestro amor y poner nuestras vidas por los hermanos. Las palabras de Jesús, Como me envió el Padre, así también yo os envío (Juan 20:21) parecen estar sonando en los oídos de Juan.
i. Stott en puso su vida y poner nuestra vida: “Parece implicar no tanto el poner sino el apartar algo como vestiduras…. Es, de hecho, usado en Juan 13:4 cuando Cristo se quita su vestidura.”
e. También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos: El punto aquí es amar a los hermanos. Por supuesto, también somos llamados a amar a nuestros enemigos así como a los que nos odian (Mateo 5:44), pero Juan nos llama a una prueba más básica – si no podemos ni siquiera amar a nuestros hermanos, ¿qué tipo de Cristianos somos?
f. Poner nuestras vidas: Juan también nos recuerda que el amor y su manifestación – seguido involucra sacrificio – el poner nuestras vidas por otros. Desear ser más amorosos no es suficiente porque no sacrificará cuando sea necesario.
i. Si tomamos la analogía del amor de Jesús por nosotros, en ocasiones el costo del amor nos hará sentir como si muriéramos – pero eso es lo que significa poner nuestra vida. “Amar significa decir ‘No’ a la propia vida para que alguien más pueda vivir.” (Marshall)
ii. Con frecuencia consideramos que estamos listos para poner nuestras vidas en algún gesto dramático y heroico; pero a la mayoría de nosotros, Dios nos llama a poner nuestras vidas pieza por pieza, poco a poco en pequeñas pero importantes maneras cada día.
iii. En pocas palabras, Juan nos está diciendo que hagamos lo mismo que leemos en Filipenses 2:3-4: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo, sino cada cual también por lo de los otros.
Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
a. No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad: Juan no nos va a permitir que meramente hablemos de amar; el amor real se demuestra en acciones (aunque también está evidente en nuestros sentimientos.)
b. Y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Si tienes la capacidad de suplir las necesidades de un hermano, y no haces nada al respecto, ¿cómo puedes decir que le amas? ¿Cómo es que mora el amor de Diosen ti?
i. “Esta es una prueba de este amor; si no partimos nuestro pan y damos al hambriento, con seguridad no daremos nuestra vida por él. El amor que sea que pretendamos tener para con la humanidad, si no somos caritativos y benevolentes, estamos realmente mintiendo.” (Clarke)
ii. ¿Cuál es el límite para este tipo se amor? El único límite es el que el mismo amor impone. Cuando damos a una persona supliendo sólo lo que nos pide, les hacemos más mal que bien – entonces lo que debemos hacer es no darles lo que nos piden, sino lo que realmente necesitan.
c. Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad: Podemos substituir palabras por amor, hablando de suplir las necesidades de las personas en lugar de realmente suplirlas.
i. Stott citando a Lewis: “Es más fácil entusiasmarse sobre la Humanidad con mayúscula que amar a los hombres y mujeres individualmente, especialmente aquellos que no son interesantes y que nos exasperan, los depravados o los poco atractivos. Amar a todos en general puede ser una excusa para no amar a nadie en particular.
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él;pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios
a. Aseguraremos nuestros corazones: Cuando vemos este amor trabajando en nuestros corazones, podemos saber que somos de la verdad – y esto trae a nuestros corazones la seguridad que estamos delante de Dios.
i. Gayle Erwin platica una historia maravillosa sobre un hombre que conoció cuando era niño. El nombre de este hombre era Jake, y era el hombre más malvado y borracho del pueblo. De vez en cuando iba a la iglesia pero sólo lo hacía para golpear a los ancianos. Un miércoles en la noche, Jake llegó a la iglesia – pero no para golpear a nadie. Extraordinariamente Jake entregó su vida a Jesús. Caminó por el pasillo de la pequeña iglesia y se arrodilló en el altar. La noche siguiente hubo otro servicio en la iglesia y el pastor preguntó que si alguien querría compartir lo que Dios estaba haciendo en su vida. Jake se puso de pie y dijo: “Yo tengo algo que decir. Anoche cuando vine, yo los odiaba a todos ustedes.” Las cabezas de todos accedieron a esto. “Pero algo me sucedió y no lo entiendo, pero esta noche, les amo.” Y a pesar de que sólo tenía un diente, esbozó una grande sonrisa. Esta es una maravillosa seguridad de que hemos nacido de nuevo.
ii. La seguridad es esencial – ¿quién va a querer esperar a que sea demasiado tarde para saber si son salvos o no?
b. Y aseguraremos nuestros corazones delante de él: Nuestra seguridad tiene dos partes- Primero, Dios yasabe todo acerca de ti y te ama, te cuida, te desea; segundo, Dios sabe todas las cosas, y sabe quienes realmente somos en Jesucristo. Si nacemos de nuevo, entonces el verdadero ser es el que es creado en la imagen de Jesucristo.
c. Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y élsabe todas las cosas: Pero qué si hemos estado caminando en amor y sin embargo nuestro corazón nos sigue condenando delante de Dios? Juan nos asegura que mayor que nuestro corazón es Dios, y así nos recuerda que no podemos basar nuestra relación con Él solamente en cómo nos sentimos en Su presencia.
i. La condenación puede estar en nosotros pero no tiene nada que ver con nuestra posición delante de Dios. Pudiera ser la obra del enemigo de nuestras almas (quien de acuerdo a Apocalípsis 12:10 acusa a los hermanos), o la obra de una conciencia demasiado activa. En esos momentos, confiamos en lo que la Palabra de Dios que dice al respecto, no en cómo nos sentimos.
ii. “En ocasiones nuestro corazón nos condena, pero al hacerlo, está dando un veredicto equivocado, y entonces tenemos la satisfacción de llevar el caso a una corte superior, ya que ‘mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.” (Spurgeon)
d. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios: Y, cuando estamos en comunión con Dios, y nuestro corazón no nos reprende, sabemos que podemos tener confianza en Dios y en nuestra posición delante de Él.
i. Si alguien está en una verdadera comunión con Dios – sin engañarse a sí mismos como se menciona en 1 Juan 1:6 – entonces la seguridad que viene a sus corazones al tener esa comunión con Dios es una cosa preciosa. Es de lo que Pablo habló en Romanos 8:16 – El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
e. Confianza tenemos en Dios: Cuán preciosa es la confianza que podemos tener en Jesucristo! Existe una confianza falsa, la confianza en uno mismo o en las ilusiones; pero hay también una confianza gloriosa que podemos tener en Jesús.
i. “La palabra traducida confianza se consideraba en el griego antiguo como el derecho más valioso de un ciudadano de un estado libre, el derecho de ‘libertad de expresión’ … sin obstáculos por temor o vergüenza.” (Barker citando a Dodd)
Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
a. Cualquier cosa que pidiéremos: La persona que camina en el tipo de amor y obediencia de la que habla Juan, experimentará también respuestas a sus oraciones. Esto no quiere decir que con su amor y obediencia se ha ganado el que sus oraciones sean contestadas, pero ese amor y obediencia viene de tener comunión – la clave para oraciones contestadas.
i. Pareciera como si Juan estuviera citando la idea de Jesús en Juan 15:7 – Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
b. Porque guardamos sus mandamientos: Guardar los mandamientos de Dios es importante para tener oraciones contestadas. Pero debemos distinguir entre la oración del hombre que es salvo, y el clamor del corazón que pide misericordia de Dios en Jesús. El único requisito para el pecador que viene a Jesús en oración, buscando misericordia, es un corazón sincero. Dios no demanda obediencia de nosotros antes de salvarnos.
i. La clave de la oración es estar tan cerca en comunión con Dios que pidamos las cosas que están en Su corazón; tomamos Su agenda con nuestras peticiones e intercesión.
ii. El espíritu de la oración verdadera es Que se haga Tu voluntad y no la mía – volteamos nuestra oración a un llamado de acción por lo que Dios desea; sabiendo que algunas de las cosas que Dios desea directamente me beneficiarán en lo personal.
c. Y hacemos las cosas que son agradables delante de él: La persona que está en comunión con Dios querrá hacer las cosas que son agradables delante deél. Debemos tener corazones que sólo quieren agradar al Señor en todo lo que hacemos.
i. Es aleccionador ver nuestras vidas y darnos cuenta cuánto hacemos para agradarnos a nosotros mismos y cuánto hacemos para agradar al Señor. No debemos pensar que ambas cosas son opuestas: Dios es glorificado cuando disfrutamos su bondad y las cosas buenas. Sin embargo una vida guiada por Dios se enfocará en solo agradar a Dios, aún cuando en determinado momento no sea agradable para nosotros.
Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
a. Y este es su mandamiento: La idea de guardar sus mandamientos en el versículo anterior llevó a Juan a hablar específicamente sobre lo que es sumandamiento. Simplemente, que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros.
i. Aquí Juan no se refiere a estos dos aspectos de la obediencia como si fueran dos mandamientos, sino como un mandamiento. Gramaticalmente, puede ser que no sea oficialmente correcto, pero espiritualmente, lo está. Estos dos, son uno. Cuando Jesús habló del más grande mandamiento, Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, Él añadió otra cosa: Y el segundo es semejante, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22:37-39) Estos son dos mandamientos pero similares uno al otro.
b. Que creamos en el nombre de su Hijo: Una vez mas, Juan parece haber citado la idea de Jesús en Juan 8:29 – Esta es la obra de Dios, que creáis en aquel que envió. El primer mandamiento y lo mejor que podemos hacer es creer en Jesús.
i. Esto no se refiere a solamente creer que Jesús es, o aún creer que hizo ciertas cosas como morir en una cruz. Creer en el nombre de Jesús se refiere a poner nuestra creencia en Jesús en el sentido de confiar en Él, descansar en Él, adherirnos a Él. No se trata de conocimiento o entendimiento intelectual, se trata de confianza.
c. Y nos amemos unos a otros: El segundo mandamiento también citando la idea de Jesús en Juan 15:12 – Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado. El amor de los hermanos no es una opción para algunos Cristianos; es un mandamiento para todos.
d. Permanece en Dios: Aquellos que permanecen en Jesús lo saben por la presencia y certeza del Espíritu Santo. Juan una vez más está ofreciendo la misma idea de Romanos 8:16 (El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.)
i. Romanos 8:9 nos dice que cualquiera que pertenezca a Jesús tiene el Espíritu en él; el Espíritu Santo que mora en nosotros nos da seguridad. No puedes permanecer en Jesús y no saberlo, aunque pudieras ser atacado por la duda en ocasiones.
ii. El que no guarda los mandamientos de Dios no tiene la confianza de que permanece en Jesús. Tampoco tiene realmente la seguridad de la presencia del Espíritu Santo en su vida.
iii. Para saber si realmente se tiene esta seguridad se requiere de discernimiento espiritual, y de eso es de lo que habla Juan el siguiente versículo. Pero Dios ya nos ha dado otra base para tener seguridad: el ver si nos amamos unos a otros (1 Juan 3:19.)
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