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David Guzik :: Levítico 27 – La Redención de los Votos Hechos a Dios

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Levítico 27 – La Redención de los Votos Hechos a Dios

A. Consagrando personas al Señor.

1. (1-2) Cuando un hombre se consagra por un voto según la estimación de las personas al Señor.


Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno hiciere especial voto a Jehová, según la estimación de las personas que se hayan de redimir, lo estimarás así:

a. Cuando alguno hiciere especial voto a Jehová, según la estimación de las personas: ¿Qué significaba el consagrar a una persona hacia el Señor? Podría ser hecho ya sea por uno mismo o por parte de otro (como el consagrar a un niño al Señor). Esto era un acto totalmente voluntario, lo cual demuestra que esta persona era totalmente entregada a Dios.

i. Por ejemplo, un hombre de la tribu de Judá, en tiempos de angustia, o por gratitud, o por un sentido de llamado, quiere consagrar a su hijo al Señor. Él no podría dar a su hijo al servicio del tabernáculo, debido a que no pertenecía a la familia de sacerdotes. Así que para consagrar a su hijo, debía de seguir los procedimientos en los siguientes versículos.

b. Cuando alguno hiciere especial voto a Jehová, según la estimación de las personas que se hayan de redimir: La belleza de estos mandamientos es que hace a aquel que realiza el voto de consagración algo definido por hacer; el voto de consagración era por lo tanto mucho más que simples palabras, tenía una acción definida asociada con ello – y prevenía a las personas de realizar votos vacíos hacia Dios.

2. (3-8) Asignando una evaluación por las personas consagradas por un voto.


En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario. Y si fuere mujer, la estimarás en treinta siclos. Y si fuere de cinco años hasta veinte, al varón lo estimarás en veinte siclos, y a la mujer en diez siclos. Y si fuere de un mes hasta cinco años, entonces estimarás al varón en cinco siclos de plata, y a la mujer en tres siclos de plata. Mas si fuere de sesenta años o más, al varón lo estimarás en quince siclos, y a la mujer en diez siclos. Pero si fuere muy pobre para pagar tu estimación, entonces será llevado ante el sacerdote, quien fijará el precio; conforme a la posibilidad del que hizo el voto, le fijará precio el sacerdote.

a. En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta: A las personas se les asignaba un valor de acuerdo a su edad, y a su utilidad en general hacia la sociedad; especialmente en una sociedad agrícola, había un sentido definido en donde un hombre entre los 20 a 50 era más “valioso” que un niño de un mes o de cinco años de edad.

b. Pero si fuere muy pobre para pagar tu estimación: De manera importante, a nadie se le prohibía de cumplir un voto de consagración debido a que no tenían suficiente dinero; si eran pobres los sacerdotes serían flexibles con la valoración.

i. Cada quien puede dar su vida al Señor; no hay nadie que sea muy pequeño, o muy insignificante, o sin utilidad. Dios quiere usar a cada quien.

B. Redimiendo propiedad consagrada a Dios por medio de voto.

1. (9-13) Animales.


Y si fuere animal de los que se ofrece ofrenda a Jehová, todo lo que de los tales se diere a Jehová será santo. No será cambiado ni trocado, bueno por malo, ni malo por bueno; y si se permutare un animal por otro, él y el dado en cambio de él serán sagrados. Si fuere algún animal inmundo, de que no se ofrece ofrenda a Jehová, entonces el animal será puesto delante del sacerdote, y el sacerdote lo valorará, sea bueno o sea malo; conforme a la estimación del sacerdote, así será. Y si lo quisiere rescatar, añadirá sobre tu valuación la quinta parte.

a. Si fuere animal de los que se ofrece ofrenda a Jehová: Si un animal era limpio (apto para el sacrificio), y querías redimirlo del voto de consagración al Señor (quizás debido a que el animal era especialmente útil), podrías intercambiarlo por otro animal – siempre y cuando ese animal también fuera limpio, e igualmente apto para sacrificio.

b. Si fuere algún animal inmundo: Si un animal era inmundo (no apto para el sacrificio), aun podría ser ofrecido en voto al Señor y luego redimido; pero el sacerdote pondría un valor en el animal, y uno debía añadirle un quinto de dicho valor (20%) y dar el total al tesoro del tabernáculo.

i. De nuevo, si uno simplemente quería dar a su animal inmundo (un burro, por ejemplo) al Señor, podría darlo al sacerdote, quien lo usaría o vendería, dando el dinero al tesoro del tabernáculo; pero si deseaban quedarse con el animal, mientras aun estaba consagrado con un voto hacia el Señor, debían de pagar el precio del animal más un 20%. Podrías dar tu burro y usarlo también, pero te costaría el valor del burro más un 20%.

3. (14-25) Casas y tierra.


Cuando alguno dedicare su casa consagrándola a Jehová, la valorará el sacerdote, sea buena o sea mala; según la valorare el sacerdote, así quedará. Mas si el que dedicó su casa deseare rescatarla, añadirá a tu valuación la quinta parte del valor de ella, y será suya. Si alguno dedicare de la tierra de su posesión a Jehová, tu estimación será conforme a su siembra; un homer de siembra de cebada se valorará en cincuenta siclos de plata. Y si dedicare su tierra desde el año del jubileo, conforme a tu estimación quedará. Mas si después del jubileo dedicare su tierra, entonces el sacerdote hará la cuenta del dinero conforme a los años que quedaren hasta el año del jubileo, y se rebajará de tu estimación. Y si el que dedicó la tierra quisiere redimirla, añadirá a tu estimación la quinta parte del precio de ella, y se le quedará para él. Mas si él no rescatare la tierra, y la tierra se vendiere a otro, no la rescatará más; sino que cuando saliere en el jubileo, la tierra será santa para Jehová, como tierra consagrada; la posesión de ella será del sacerdote. Y si dedicare alguno a Jehová la tierra que él compró, que no era de la tierra de su herencia, entonces el sacerdote calculará con él la suma de tu estimación hasta el año del jubileo, y aquel día dará tu precio señalado, cosa consagrada a Jehová. En el año del jubileo, volverá la tierra a aquél de quien él la compró, cuya es la herencia de la tierra. Y todo lo que valorares será conforme al siclo del santuario; el siclo tiene veinte geras.

a. Cuando alguno dedicare su casa consagrándola a Jehová: Con una casa, como en el caso de un animal inmundo, si un hombre quería consagrar por medio de un boto la casa al Señor, mientras aun se utiliza, el sacerdote pondría un valor en la casa, y añadiría un quinto del valor (20%), y dar el total al tesoro del tabernáculo.

b. Y si dedicare su tierra: Para la tierra, su valor era basado en su potencial de producción, así como el número de años hasta el Año del Jubileo.

4. (26-27) Redención por el voto de consagración para el primogénito.


Pero el primogénito de los animales, que por la primogenitura es de Jehová, nadie lo dedicará; sea buey u oveja, de Jehová es. Mas si fuere de los animales inmundos, lo rescatarán conforme a tu estimación, y añadirán sobre ella la quinta parte de su precio; y si no lo rescataren, se venderá conforme a tu estimación.

a. Pero el primogénito de los animales, que por la primogenitura es de Jehová, nadie lo dedicará: Ya que el primogénito le pertenecía a Dios (Éxodo 13:2), no podrías “comprarlo de regreso” del Señor; si era un animal limpio, debía de ser sacrificado.

b. Lo rescatarán conforme a tu estimación : Sin embargo un animal inmundo podría ser vendido o “comprado de vuelta” del Señor.

5. (28-29) Uno no puede redimir cosas o personas consagradas al Señor.


Pero no se venderá ni se rescatará ninguna cosa consagrada, que alguno hubiere dedicado a Jehová; de todo lo que tuviere, de hombres y animales, y de las tierras de su posesión, todo lo consagrado será cosa santísima para Jehová. Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta.

a. Todo lo consagrado será cosa santísima para Jehová: El consagrar algo al Señor era un paso más que una consagración por medio de voto; a menudo tenía el significado de destruir la cosa (o ejecutar a la persona) así que no podría ser utilizado por nadie más, y todo su valor era dado a Dios.

i. Josué 6:17, entre otros pasajes, traduce la palabra consagrada con la palabra maldición – porque la cosa consagrada a Dios sería destruida, al ser no usada para ningún otro propósito.

b. Pero no se venderá ni se rescatará ninguna cosa consagrada, que alguno hubiere dedicado a Jehová: Por estas razones, una cosa consagrada a Dios no podía ser “comprada” al dar su valor más un 20% al tesoro del tabernáculo; debía de ser dado – y presuntamente destruido – para el Señor.

c. Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta: En este sentido ninguno podía escapar de la ejecución al ser “comprado” de nuevo del Señor; debían de enfrentar la pena por su crimen.

6. (30-33) El pago de diezmos.


Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados.

a. Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello: Los diezmos también podían ser “redimidos” de parte del Señor; en lugar de diezmar buena semilla del campo, un granjero podía pagar el valor de la semilla más un 20%.

7. (34) Conclusión: Estos son los mandamientos los cuales el Señor ha ordenado.


Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí.

a. Estos son los mandamientos: Estas no eran simples tradiciones y costumbres, aunque los hombres comenzaron a añadir tradiciones y costumbres a estos mandamientos; estos eran – y son – los mandamientos (no sugerencias) del Señor.

b. Que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí: Así como hemos visto antes en Levítico, la frase delante del Señor se remite más de 60 veces – más que en ningún libro de la Biblia. Lo que sucede en Levítico ocurre delante del Señor, y cada punto de obediencia nos llama para ilustrar – ya sea en un mandato específico o en una imagen preciosa – como caminar delante del Señor.

i. “Lector, has pasado a través de todo de este libro el cual es muy interesante; un libro cuyo tema es tenido en poco por Cristianos en general. Aquí puedes descubrir las requisiciones rígidas de la justicia Divina, lo pecaminoso del pecado, el aliento excedente del mandamiento, y el fin de toda perfección humana… Por esta ley esta luego el conocimiento, pero no la cura del pecado… Luego vemos que Cristo fue el fin para la ley de justicia (por justificación) para cada uno que creyó.” (Clarke)

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